Yo Soy

Yo soy de todos los credos y profeso la esencia de todas las creencias; porque yo soy la Vida que anima a la vida y que la ilumina.

Nunca aceptaré que ninguna idea nuble en mi la idea esencial de que somos una colectividad humana y que nos debemos de respetar unos a otros por encima de todo. Y que la colectividad humana no es sino una más entre las otras colectividades del planeta; como son la colectividad de los seres que andan sobre la tierra, la colectividad de los que andan por el aire, la colectividad de los que andan por entre las aguas y aquella colectividad de seres que con su vida nos alimentan y nos confortan y llenan de belleza nuestros días, y nuestras noches de aire limpio y perfume. Y que a todas estas colectividades debo de respetar y preservar para la vida porque es a la vida del Ser Planeta Tierra a la que me debo por permitirme morar en él, y haberme dado cobijo para mis experiencias al dejarme este vehículo físico que ocupo.

No dejaré que los idiomas me enfrenten. Ni dejaré que me enfrenten las leyes que han hecho los hombres para distanciarnos unos a otros. Me guiaré por la Ley del Amor que no conoce fronteras y que no conoce la violencia.

Nadie debe pedirme que luche contra nadie. Ni nadie debe obligarme a vertir la sangre de ningún ser por muy sagrado que sea el motivo y por muy santa que sea la causa. La única santa causa es la vida, y nadie puede quitar algo que no sabe devolver.

No dejaré que siembren las lenguas, ni las circunstancias cizañas en mi corazón con respecto a otros hermanos; antes bien buscaré el diálogo, y si no resulta, cien veces lo buscaré.

Si alguien daña a un animal, a un pajarillo o a una flor, no lo permitiré porque ellos sólo tienen como defensa ante la ignorancia a aquellos que ya empezamos a ser conscientes del Todo Uno Planeta Tierra y de la utilidad de todo para con todo, incluso de aquellas vidas que nos parecen más insignificantes por su pequeñez. Ningún ser biológico hace una labor tan grande para la vida orgánica como las bacterias y miradlas qué insignificantes son ante nuestros ojos.

No dejaré que manipulen mi mundo interno desde fuera; antes bien estaré alerta y todo cuanto sea malo y dañino y altere mi armonía interior y oscurezca mi luz no lo tomaré. No deseo que la mecanicidad se adueñe de mi corazón, ni que la comodidad de las costumbres no maduradas por mí me hagan su esclavo.

No guiaré mi corazón a través de ídolos, ni nombres de ídolos, sino en la limpieza de mis propios ideales; aunque tomaré ejemplo de aquellos que antes que yo, andaron el sendero de la búsqueda y encontraron la luz del alba del Amor.

No diré: Yo soy de aquí o yo soy de allá. Yo pertenezco a esto o a aquello.

Tan sólo diré: Soy ciudadano del mundo y mi única culminación es desarrollar mi propia particularidad consciente y ofrecerla al mundo sin pedir nada a cambio.

No diré: viviré de la amargura de los que robé y utilicé vilmente para mis fines. Sino viviré para hacer un mundo donde pueda mirarse Nuestro Creador Común con alegría.

No deseo que el espíritu del niño abandone mi corazón. No lo cambiaré para abandonar la espontaneidad de lo limpio y lo creativo.

No dejaré que las costumbres de mis antepasados, ni dejaré que los principios que avivaron a otras civilizaciones, se olviden en mí; pero no tomaré de ellos, hasta haberlos madurado en mi propia vida y mi propia particularidad.


yosoy

ORACIONES HACIA INTERIOR-nueva

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Diseño de la portada por Editorial Sirio S.A.

Composición ePub por Editorial Sirio S.A.

Orar es acariciar con las palabras el espíritu de las cosas

Al espíritu de la mañana

Espíritu de la Mañana, que enciendes con tus ojos nuestras conciencias y avivas con tu llama nuestros cuerpos invitándolos a despertar.

Tráenos con tus manos la alegría para que nos adentremos entre las horas del día con entusiasmo y fuerza, y hagamos de cada una de ellas un momento de aprendizaje y un rincón donde nos sentemos a meditar.

Tráenos con tus manos el recuerdo de las estrellas donde vive nuestro espíritu para que no olvidemos al cielo aquí, entre las cosas de la Tierra.

Trae con tus manos la armonía a nuestros ojos humanos para que donde veamos violencia, pongamos la energía rosa de la calma. Donde vemos soberbia pongamos la energía azul de la comprensión. Donde veamos vanidad pongamos la energía naranja del renunciamiento. Donde veamos tristeza, pongamos la energía violeta del optimismo.

Espíritu de la Mañana que vienes con la Aurora, haz que cuando viene la Aurora a mis ojos se hayan ido las tinieblas de los pensamientos no armónicos y la oscuridad y el vacío de no saber dar Amor.

Espíritu de la Mañana, que tu rostro sea mi rostro para llevarte en mí y adentrarte en otros corazones dormidos cuando me miren. Gracias.


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Uno santo