portada

Fotografía de portada:
GERARDO SUTER,
Xiuhmolpilli

PAUL WESTHEIM

Arte, religión y sociedad

BIBLIOTECA UNIVERSITARIA DE BOLSILLO

Paul Westheim

Arte, religión
y sociedad

Fondo de Cultura Económica

Primera edición (Biblioteca Joven), 1987
Segunda edición (Biblioteca Universitaria de Bolsillo), 2006
Primera edición electrónica, 2013

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.

ÍNDICE

Prólogo

I. Arte, mito y religión

II. La cruz. Símbolo sagrado del méxico antiguo

III. El dios trabajador

IV. El dios invisible

V. Los dioses muertos

VI. Los dioses en el museo

VII. El dios de papel

VIII. De los estilos sagrados

Cronología

Referencias bibliográficas en el FCE

PRÓLOGO

Paul Westheim dedicó muchos años parte de su vida a estudiar e interpretar las manifestaciones culturales de las sociedades prehispánicas. Es innegable que su contribución a nuestro entendimiento de las formas e ideas indígenas fue excepcional, pues caló hondo en las expresiones artísticas que han llegado hasta nuestros días. Su trabajo tiene tal importancia, que no podríamos entender el mundo prehispánico tal y como lo hacemos hoy sin sostener nuestro entendimiento en alguna parte de sus estudios.

Westheim nació en Eschwege, Alemania, de una familia judía, en 1886. Estudió historia del arte en Darmstadt y en la Universidad de Berlín. Tuvo maestros tan insignes como Heinrich Woelfflin. Se convirtió en el principal defensor de las corrientes modernas del arte de las primeras décadas del siglo xx en Alemania, especialmente del expresionismo. Dirigió las revistas Das Kunstblatt y Die Schaffenden y una serie de publicaciones sobre arte que fueron decisivas en la cultura alemana de la época; sobresalen aquellas en torno a las grandes figuras de Oskar Kokoschka (1920) y Wilhelm Lehmbruck (1919). Hacia 1921, siendo director de la serie de libros llamada “Orbis Pictus”, manifestó su primer interés por los temas mexicanos al dedicar el tomo VIII a una obra de Walter Lehmann intitulada Altmexikanische Kunst.

En 1933, a la llegada de Hitler al poder, tuvo que huir apresuradamente de Alemania; los años siguientes residió en París, teniendo una gran actividad cultural y académica. En 1940, los nazis llegan a París, y él es ingresado al campo Argelès-sur-Mer, al sur de Francia, en donde pasa un año. En 1941 logra salir de ese país y llegar a México, donde de inmediato empieza investigar y a escribir sobre el arte mexicano, tanto el arte prehispánico como la pintura moderna, y comienza a participar activamente en periódicos y revistas de la capital escribiendo sobre sus investigaciones. Todas esas publicaciones fueron posibles gracias a su amistad con Mariana Frenk, que fue su traductora a lo largo de su vida mexicana y, al cabo de un tiempo, su esposa. Después de visitar el antiguo Museo de Antropología en la calle de Moneda y de ver los murales de José Clemente Orozco en San Ildefonso, expresó: “Éste es un país donde una persona interesada en el arte puede vivir”. Luis Cardoza y Aragón nos describe la labor de Westheim:

Para un europeo tan apto como Westheim, las formas precortesianas son más cautivantes que las contemporáneas nuestras, aunque la función para que fueron creadas sólo podamos conocerla exteriormente, sin la cabal penetración mítica que encarnan. Westheim y otros maestros nos han comentado el sentido que encerraban, su origen ligado a fijar la concepción mitológica. Pero no sólo el origen de la forma, sino el prodigio de la misma, aunque sea en atisbos, turbada la sensibilidad más que el entendimiento por el manar interminable, víctima casi como el aprendiz de brujo. Yo saludo esa avidez, ese sentimiento que tiene de México. El prodigio de la forma: es allí en donde está mejor mi querido amigo precortesiano Paul Westheim, en lo más difícil y en lo más necesario.

Así fue como Westheim dedicó gran parte de su vida a estudiar el arte prehispánico y contemporáneo mexicano y a difundir su gran gusto por todo lo que tuviera que ver con México, a través de la publicación de una gran cantidad de artículos y libros. Durante su estancia en México desarrolló una actividad intensísima, dando conferencias y cursos y escribiendo continuamente en los principales diarios y revistas culturales de la capital del país. Además, apareció en México un gran número de libros suyos, en varias editoriales.

Algunas otras de sus publicaciones han sido sobre diversos temas, y para muestra un botón: Clasicismo en Francia, publicado en 1924, trata acerca del arte clásico francés; Héroes y aventureros (1931); El grabado en madera (1922), publicado en México por el FCE en 1954. Ya en México publica El pensamiento artístico moderno de México (1945), serie de ensayos sobre diversos aspectos y figuras del arte contemporáneo, recopilados a base de sus publicaciones en diversas revistas. Ese libro es una selección y traducción de Mariana Frenk-Westheim; La calavera (1957), que aparecería luego en alemán con el título Der Tod in Mexiko (La muerte en México), analiza, desde el punto de vista de las artes plásticas, la actitud del mexicano ante la muerte.

Arte antiguo de México (1950), libro publicado también en alemán y en inglés, es un clásico del análisis del arte prehispánico, en el que Westheim descubre las significaciones y supuestos que animaron los impulsos creadores de los antepasados indígenas del país. El mito, la religión, la concepción de la naturaleza y la estructura social de los pueblos precolombinos se reflejan en las páginas de este libro, en el que se exploran esos objetos mágicos que expresan un universo singular. Es el análisis clarísimo de Westheim lo que nos traduce su sentido mágico y religioso.

Westheim siguió explorando brillantemente esta corriente de investigación acerca del pasado prehispánico con Ideas fundamentales del arte prehispánico, en 1957, y después con la publicación de La escultura del México antiguo (1956), La cerámica del México antiguo (1962) y Obras maestras del México antiguo, publicado póstumamente en el año 2000. Sobre esta etapa de su obra, Xavier Moyssén ha dicho: “Los libros de Paul Westheim ocupan un sitio de primer orden en la historiografía contemporánea del arte mexicano”.

Sobre el arte en general, y no sólo el prehispánico, Westheim también realizó estudios posteriores a su salida del continente europeo, y plasmó su pensamiento en los libros Conversaciones sobre arte (1948), Mundo y vida de grandes artistas (1973) y, también editado de manera póstuma, Pensamiento artístico y creación, ayer y hoy (1997).

El archivo personal de Westheim se encuentra en la Academia de las Artes de Berlín, donde se ha convertido en referencia obligada de consulta para los estudiantes de historia del arte. Paul Westheim murió en Berlín, en 1963 —mientras asistía a un congreso al que fue invitado para hablar sobre sus estudios de arte prehispánico—, dejando atrás una obra que cada vez ha ido cobrando mayor importancia.

MARGIT FRENK