Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido)
Poemas
Barcelona 2022
linkgua-digital.com
Título original: Poemas.
© 2022, Red ediciones S.L.
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-96290-15-0.
ISBN ebook: 978-84-9897-794-3.
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Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 9
La vida 9
Plácido 11
Ensayo de Eugenio María de Hostos 11
I 12
II 15
III 17
IV 20
V 23
VI 26
VII 29
VIII 30
IX 34
X 37
Letrillas 41
La flor del café 43
La flor de la caña 46
La flor de la piña 50
Romances 53
Jicotencal 55
Plegaria a Dios 58
Al pan de Matanzas 60
Sonetos 61
La primavera 63
Al aniversario de la muerte de Napoleón 64
La primera sensación de amor 65
Recuerdos 66
A una ingrata 67
Fatalidad 68
Un loco cuerdo 69
La muerte de Gesler 70
A Doris 71
A mi amada 72
Invocación 73
A Dorila de Almendar en su día 74
Otros poemas 75
La rosa de Trinidad. Dedicada al señor José A. Hernández 77
Los ojos de mi morena 80
Las palmas del Yumurí 82
La Luna de enero 84
La malva azul 86
El platero. Pie forzado 87
Libros a la carta 89
Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido) (Cuba, 1809-1844).
Nacido de los amores clandestinos de una burgalesa y un mulato, pasó una parte de su infancia en la Casa de Beneficiencia y Maternidad. Estudió irregularmente debido a su difícil situación económica y desempeñó numerosos oficios (carpintero, tipógrafo, peinetero, improvisador). Reconocido por el poeta Heredia, que le propuso sin éxito costearle un viaje a México; colaboró en La Aurora de Matanzas, El Pasatiempo, y El Eco de Villaclara, entre otras publicaciones de la época.
Plácido es uno de los más relevantes poetas románticos de Cuba. Injustamente acusado en el proceso de La Escalera, murió fusilado.
Prendado estoy de una hermosa
Por quien la vida daré
Si me acoge cariñosa:
Porque es cándida y hermosa
«Como la flor del café».
Son sus ojos refulgentes,
Grana en sus labios se ve,
Y son sus menudos dientes,
Blancos, parejos, lucientes,
«Como la flor del café».
Una sola vez la hablé
Y la dije: «Me amas, Flora,
Y más cantares te haré
Que perlas llueve la aurora
Sobre la flor del café».
Ser fino y constante juro,
De cumplirlo estoy seguro,
Hasta morir te amaré
Porque mi pecho es tan puro
«Como la flor del café».
Ella contestó al momento:
«—De un poeta el juramento
En mi vida creeré,
Porque se va con el viento
“Como la flor del café”».
Cuando sus almas fogosas
Ofrecen eterna fe,
Nos llaman ninfas y diosas,
Mas fragantes que las rosas
«Y las flores del café».
«Mas cuando ya han conseguido,
Cual céfiro que embebido,
En el valle de Tempé,
Plega sus alas dormido
“Sobre la flor del café”.»
«Entonces, abandonada
En soledad desgraciada
Dejan la que amante fue,
Como en el polvo agostada
“Yace la flor del café”.»
Yo repuse: «Tanta queja
Suspende, Flora, porque
También la mujer se deja
Picar de cualquier abeja,
“Como la flor del café”».
«Quiéreme, trigueña mía,
Y hasta el postrimero día
No dudes que fiel seré;
Tú serás mi poesía
“Y yo tu flor de café”.»
«A tu vista cantaré,
Y lucirá el arrebol
Que a mis dulces trovas dé,
Como a los rayos del Sol
“Brilla la flor del café”.»
Suspiró con emoción,
Miróme, calló y se fue;
Y desde tal ocasión
Siempre sobre el corazón
«Traigo la flor del café».
Yo vi una veguera
Trigueña tostada,
Que el Sol envidioso
De sus lindas gracias,
O quizá bajando
De su esfera sacra
Prendado de ella,
Le quemó la cara.
Y es tierna y modesta,
Como cuando saca
Sus primeros tilos
«La flor de la caña».
La ocasión primera
Que la vide, estaba
De blanco vestida,
Con cintas rosadas.
Llevaba una gorra
De brillante paja,
Que tejió ella misma
Con sus manos castas,
Y una hermosa pluma
Tendida, canaria,
Que el viento mecía
«Como la flor de la caña».
Su acento divino,
Sus labios de grana,
Su cuerpo gracioso,
Ligera su planta:
Y las rubias hebras
Que a la merced vagan
Del céfiro, brillan
De perlas ornada,
Como con las gotas
Que destila el alba
Candorosa ríe
«La flor de la caña».
El domingo antes
De Semana Santa,
Al salir la misa
Le entregué una carta,
Y en ella unos versos
Donde le juraba,
Mientras existiera
Sin doblez amarla.
Temblando tómala
De pudor velada,
Como con la niebla
«La flor de la caña».
Halléla en el baile
La noche de Pascua,
Púsose encendida,
Descogió su manta,
Y sacó del seno
Confusa y turbada,
Una petaquilla
De colores varias.
Diómela al descuido,
Y al examinarla,
He visto que es hecha
«Con flores de caña».
En ella hay un rizo
Que no lo trocara
Por todos los tronos
Que en el mundo haya:
Un tabaco puro
De MANICARAGUA,
Con una sortija
Que ajusta la CAPA,
Y en lugar de TRIPA,
Le encontré una carta,
Para mí más bella
«Que la flor de la caña».
No hay ficción en ella,
Sino estas palabras:
«Yo te quiero tanto
Como tú me amas.»
En una reliquia
De rasete blanca,
Al cuello conmigo
La traigo colgada;
Y su tacto quema
Como el Sol que abrasa
En julio y agosto
«La flor de la caña».
Ya no me es posible
Dormir sin besarla,
Y mientras que viva
No pienso dejarla.
Veguera preciosa
De la tez tostada,
Ten piedad del triste
Que tanto te ama;
Mira que no puedo
Vivir de esperanzas,
Sufriendo vaivenes
«Como flor de caña».
Juro que en mi pecho
Con toda eficacia,
Guardaré el secreto
De nuestras dos almas;
No diré a ninguno
Que es tu nombre Idalia,
Y si me preguntan
Los que saber ansían
Quién es mi veguera,
Diré que te llamas
Por dulce y honesta
«La flor de la caña».
La fruta más bella
Que nace en las Indias,
La más estimada
De cuantos la miran,
Es la piña dulce
Que el néctar nos brinda
Más grato y sabroso
Que aquel que en la antigua
Edad saborearon
Deidades olimpias:
Pero es más preciosa
«La flor de la piña».
Cuando sobre el tallo
Preséntase erguida,
De verde corona
La testa ceñida,
Proclámala reina
La feraz campiña,
Salúdala el alba
De perlas con risa,
Favonio la besa,
Y el astro del día
Contempla extasiado
«La flor de la piña».
Como si tejiéseis
Una canastilla
De juncos al sesgo
Formando una pira;
Y en cada distancia
Que aljófar simila
Un rubí pusiérais
Fingiendo conchitas,
De aquellas pequeñas
Que el mar da en su orilla,
Así se presenta
«Con flores la piña».
Ella es emblema
De la infancia viva,
Fecunda en su tronco
Feraz en sus guías;
Y como le suelen
Nacer a las niñas
Amantes deseos
Mas bien por la vista
Así porque quede
La imagen cumplida
Brota por los ojos
«La flor de la piña».