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Francisco de Quevedo y Villegas

Poemas

Créditos

ISBN rústica: 978-84-9816-212-7.

ISBN ebook: 978-84-9816-935-5.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 21

La vida 21

Los poemas 21

Sonetos 23

Con ejemplos muestra a Flora la brevedad de la hermosura, para no malograrla 25

Compara el discurso de su amor con el de un arroyo 26

Amante que hace lección para aprender a amar de maestros irracionales 27

Amante desesperado del premio y obstinado en amar 28

Exhorta a los que amaren, que no sigan los pasos por donde ha hecho su viaje 29

A una dama que apago una bujía, y la volvió a encender en el humo soplando 30

Afectos varios de su corazón, fluctuando en las ondas de los cabellos de Lisi 31

Conoce las fuerzas del tiempo, y el ser ejecutivo cobrador de la muerte 32

A Aminta, que teniendo un clavel en la boca, por morderle se mordió los labios, y salió sangre 33

A Apolo, siguiendo a Dafne 34

A Dafne, huyendo de Apolo 35

A la huerta del duque de Lerma, favorecida y ocupada muchas veces del señor rey don Felipe III, y olvidada hoy de igual concurso 36

A la mar 37

A la violenta e injusta prosperidad 38

A las sillas de manos, cuando acompañadas de muchos gentileshombres 39

A Lope de Vega 40

A un amigo que retirado de la Corte pasó su edad 41

A un juez mercadería 42

A un tratado impreso que un hablador espeluznado de prosa hizo en culto 43

A una adúltera 44

Admírase de que Flora, siendo todo fuego y luz, sea toda hielo 45

Advertencia a España de que así como se ha hecho Señora de muchos, así será de tantos enemigos envidiada y perseguida, y necesita de continua prevención por esa causa 46

Advierte con su peligro a los que leyeren sus llamas 47

Advierte el llanto fingido y el verdadero con el afecto de la codicia 48

Agradece, en Alegoría continuada, a sus trabajos su desengaño, y su escarmiento 49

Al ambicioso valimiento que siempre anhela a subir más 50

Amor que, sin detenerse en el afecto sensitivo, pasa al intelectual 51

En vano busca la tranquilidad en el amor 52

Definiendo el amor 53

A la edad de las mujeres 54

Retrato de Lisi que traía en una sortija 55

Amor constante más allá de la muerte 56

Lamentación amorosa y postrero sentimiento del amante 57

Persevera en la exageración de su afecto amoroso y en el exceso de su padecer 58

Prosigue en el mismo estado de sus afectos 59

A Roma, sepultada en sus ruinas 60

A la fiesta de toros y cañas en el Buen Retiro, en día de grande nieve 61

Memoria inmortal de don Pedro Girón, duque de Osuna 62

Al rey don Felipe IV, en ocasión de haber salido en un día muy lluvioso a jugar cañas, y haberse serenado luego el cielo 63

Séneca vuelve a Nerón la riqueza que le había dado 64

Respuesta de Nerón a Séneca, no admitiéndole lo que le volvía 65

Burla de los que con dones quieren granjear del cielo pretensiones injustas 66

Llama a la muerte 67

Repite la fragilidad de la vida y señala sus engaños y sus enemigos 68

Pide a Dios le dé lo que le conviene con sospecha de sus propios deseos 69

Sobre las propias palabras de San Marcos, aconsejando a los reyes imiten en esta acción a Cristo 70

Refiere cuán diferentes fueron las acciones de Cristo Nuestro Señor y de Adán 71

Inscripción de la estatua del césar Carlos V en Aranjuez 72

Por más poderoso que sea el que agravia, deja armas para la venganza 73

Moralidad útil contra los que hacen adorno propio de la ajena desnudez 74

En la muerte de Cristo, contra la dureza del corazón del hombre 75

Las piedras hablan con Cristo y dan la razón que tuvieron para romperse 76

Represéntase la brevedad de lo que se vive, y cuán nada parece lo que se vivió 77

Significase la propia brevedad de la vida, sin pensar y con padecer salteada de la muerte 78

Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte 79

Descuido del divertido vivir a quien la muerte llega impensada 80

A Flori, que tenía unos claveles entre el cabello rubio 81

Finge dentro de sí un infierno, cuyas penas procura mitigar, como Orfeo, con la música de su canto, pero sin provecho 82

Descripción del ardor canicular, que respeta el llanto enamorado y no le enjuga 83

Amor no admite compañía de competidor, así como el reinar 84

Filosofía con que intenta probar que a un mismo tiempo puede un sujeto amar a dos 85

Artificiosa evasión de la muerte, si valiera 86

Compara al Etna con las propiedades de su amor 87

No se disculpa, como los necios amantes, de atreverse a amar; antes persuade a ser superior hermosura, la que no permite resistencia para ser amada 88

Exageraciones de su fuego, de su llanto, de sus suspiros y de su pena 89

Los vanos y poderosos, por defuera resplandecientes, y dentro pálidos y tristes 90

Al oro, considerándole en su origen y después en su estimación 91

Desengaño de la exterior apariencia con el examen interior y verdadero 92

A un retrato de don Pedro Girón, duque de Osuna, que hizo Guido Boloñés, armado, y grabadas de oro las armas 93

Enseña como no es rico el que tiene mucho caudal 94

A un amigo que retirado de la Corte pasó su edad 95

Exclama contra el rico, hinchado y glotón 96

Que la vida es siempre breve y fugitiva 97

Arrepentimiento y lágrimas debidas al engaño de la vida 98

Representa la mentirosa y la verdadera riqueza 99

Conoce la diligencia con que se acerca la muerte 100

Conjetura la causa de tocarse la campana de velilla, en Aragón, después de la muerte del piadoso rey don Felipe III, y muestra la diferencia con que la oirán los humanos 101

Advierte contra el adulador, que lo dulce que dice no es por deleitar al que lo escucha, sino por interés propio suyo; y amenaza a quien le da crédito 102

Contra los hipócritas y fingida virtud, en alegoría del cohete 103

Gustoso el autor con la soledad y sus estudios, escribió este soneto 104

Padece ardiendo y llorando sin que le remedie la oposición de las contrarias calidades 105

Epitafio del duque de Osuna, con sus armas 106

Sepulcro de Jasón el argonauta 107

Pinta el Engaño de los alquimistas 108

A Aminta, que se cubrió los ojos con la mano 109

Solicitud de su pensamiento enamorado y ausente 110

Que de Lisi el hermoso desdén fue la prisión de su alma libre 111

Prevención para la vida y para la muerte 112

Inútil y débil victoria del amor, en el que ya es vencido amante 113

A una nariz 114

Mujer puntiaguda con enaguas 115

Bebe vino precioso con mosquitos dentro 116

Con la comparación de dos toros celosos, pide a Lisi no se admire del sentimiento de sus celos 117

Continúa la significación de su amor con la hermosura que le causa, reduciéndole a doctrina platónica 118

Obstinado padecer sin intercadencia de alivio 119

Las gracias de la que adora son ocasión de que viva y muera al mismo tiempo 120

Rodéanle mil fantasmas engañosas 121

Dice que como el labrador teme el agua cuando viene con truenos, habiéndola deseado, así es la vista de su pastora 122

Amante agradecido a las lisonjas mentirosas de un sueño 123

Muestra lo que es una mujer despreciada 124

A Lísida pidiéndole unas flores que tenía en la mano y persuadiéndola imite a una fuente 125

A Aminta, que imite al Sol al dejarle consuelo cuando se ausenta 126

Con el ejemplo del invierno, imagina si será admitido su fuego del hielo de Lisi 127

Náufraga nave, que advierte y no da escarmiento 128

Con el ejemplo del fuego, enseña a Alexi, pastor, cómo se ha de resistir al amor en su principio 129

Habiendo llamado a su zagala Aurora, pide a la del cielo que se detenga, para ver en ella el retrato de su misma zagala 130

Lisi, que en su cabello rubio tenía sembrados claveles carmesíes, y por el cuello 131

En sueños se ve aún más combatido 132

Amor impreso en el alma que dura después de las cenizas 133

Náufrago amante entre desdenes 134

Desengaño de la exterior apariencia, con el examen interior y verdadero 135

Desnuda a la mujer de la mayor parte ajena que la compone 136

Desterrado Scipión a una rústica casería suya, recuerda consigo la gloria de sus hechos y de su posteridad 137

Diana y Acteón 138

Dice que su amor no tiene parte alguna terrestre 139

El pecar intercede por los premios, prefiriéndose a la virtud 140

Funeral elogio al padre maestro fray Hortensio Félix Paravicino y Arteaga, predicador de su majestad 141

Elogio funeral a don Melchor de Bracamonte, hijo de los condes de Peñaranda, gran soldado, sin premio 142

Las causas de la ruina del Imperio Romano 143

Enseña a morir antes, y que la mayor parte de la muerte es la vida, y esta no se siente; y la menor, que es el último suspiro, es la que da pena 144

Enseña no ser segura política reprehender acciones, aunque malas sean, pues ellas tienen guardado su castigo 145

Enseña que, aunque tarde, es mejor reconocer el engaño de las pretensiones y retirarse a la granjería del campo 146

Epitafio de una dueña, que idea también puede ser de todas 147

Llanto, presunción, culto y tristeza amorosa 148

La templanza, adorno para la gargantas más precioso que las perlas de mayor valor 149

Exhorta a Lisi a efectos semejantes de la víbora 150

Exhortación a la majestad del rey nuestro señor Felipe IV para el castigo de los rebeldes 151

Inscripción en el túmulo de don Pedro Girón, duque de Osuna, virrey y capitán general de las dos Sicilias 152

Pronuncia con sus nombres los trastos y miserias de la vida 153

Soneto amoroso 154

Túmulo a Viriato 155

Desastre del valido que cayó aún en sus estatuas 156

Muestra el error de lo que se desea y el acierto en no alcanzar felicidades 157

Que como su amor no fue solo de las partes exteriores, que son mortales, así también no lo será su amor 158

Que desengaños son la verdadera riqueza 159

Retiro de quien experimenta contraria la suerte, ya profesando virtudes, y ya vicios 160

Retrato no vulgar de Lisis 161

Significa el mal que entra a la alma por los ojos, con la fábula de Acteón 162

Soneto amoroso 163

Por más poderoso que sea el que agravía, deja armas para la venganza 164

Al túmulo de don Fadrique de Toledo 165

Al mosquito de la trompetilla 166

Al rey Felipe III 167

Amante ausente del sujeto amado, después de larga navegación 168

Amor de sola una vista nace, vive, crece y se perpetúa 169

Anima a los boticarios con el ejemplo de la Magdalena 170

Hastío de un casado al tercer día 171

Quejarse en las penas de amor dbe ser permitido y no profana el secreto 172

Exhorta a los que amaren que no sigan los pasos por donde ha hecho su viaje 173

Peligros de hablar y de callar, y lenguaje en el silencio 174

Conveniencias de no usar de los ojos, de los oídos, y de la lengua 175

Un delito igual se reputa desigual si son diferentes los sujetos que le cometen, y aún los delitos, desiguales 176

Retrato de Lisi en mármol 177

Romances 178

Romance 181

Halla en la causa de su amor todos los bienes 183

Boda y acompañamiento del campo 185

Boda de negros 188

Burla de los eruditos de embeleco, que enamoran a feas cultas 191

Refiere su nacimiento y las propiedades que le comunico 193

Advierte al tiempo de mayores hazañas, en que podrá ejercitar sus fuerzas 198

Romance satírico 201

A don Álvaro de Luna 204

A Nuestra Señora en su nacimiento 207

Silvas 211

Sermón estoico de censura moral 213

A un ramo que se desgajó con el peso de su fruta 225

Canción fúnebre en la Muerte de don Luis Carrillo y Sotomayor, caballero de la orden de Santiago, y Cuatralbo de las galeras de España 227

El reloj de arena 230

Reloj de campanilla 232

El reloj de Sol 234

Túmulo de la mariposa 235

Himno a las estrellas 236

Hero y Leandro 239

Abomina el abuso de la gala de los disciplinantes 241

El sueño 245

Letrillas 249

Letrilla satírica 251

Letrilla lírica 254

Letrilla satírica 256

Letrilla satírica 258

Letrilla satírica 260

Letrilla satírica 262

Letrilla lírica 264

Letrilla satírica 266

Letrilla satírica 269

Letrilla satírica 271

Letrilla satírica 274

Letrilla burlesca 277

Galán y Dama 279

Letrilla satírica 281

Letrilla satírica 284

Letrilla lírica 285

Letrilla satírica 287

Canciones 289

Llama a Aminta al campo en amoroso desafío 291

Encarece la suma flaqueza de una dama 294

Décimas, redondillas y madrigal 299

En lo penoso de estar enamorado 301

Madrigal 303

Pasiones de ausente enamorado 304

Décimas burlándose de todo estilo afectado 306

Jácaras y bailes 309

Baile de los nadadores 312

Las valentonas, y destreza. Baile 317

Carta de Escarramán a la Méndez. Jácara 322

Relación que hace un jaque de sí, y de otros Jácara 326

Epístolas y poemas 333

A Cristo resucitado (Poema heroico) 335

Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita a don Gaspar de Guzmán, conde de Olivares en su valimiento 341

Salmos 351

Salmo II 353

Salmo VI 354

Salmo VII 355

Salmo IX 356

Salmo X 357

Salmo XIV 358

Salmo XVII 359

Salmo XIX 360

Salmo XXI 361

Salmo XXII 362

Salmo XXIII 363

Salmo XXVI 364

Libros a la carta 367

Brevísima presentación

La vida

Francisco de Quevedo y Villegas (Madrid, 1580-Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645). España.

Hijo de Pedro Gómez de Quevedo, noble y secretario de una hija de Carlos V y de la reina Ana de Austria. Francisco de Quevedo estudió con los jesuitas en Madrid, y luego en las universidades de Alcalá (lenguas clásicas y modernas) y Valladolid (teología). Tras su regreso a Madrid tuvo la protección del duque de Osuna, con quien viajó a Sicilia en 1613. Osuna fue nombrado virrey de Nápoles y Quevedo ocupó su secretaría de hacienda y participó en misiones políticas contra Venecia promovidas por su protector. Cuando éste cayó en desgracia Quevedo sufrió destierro y prisión, pero regresó a la corte tras la muerte de Felipe III. Durante años tuvo buenas relaciones con Felipe IV, aunque no consiguió ganarse la simpatía de su favorito, el conde-duque de Olivares. Se especula que dejó bajo la servilleta del monarca el memorial contra Olivares titulado «Católica, sacra, real Majestad», lo que motivó su detención en 1639. Se cree, en cambio, que terminó en un calabozo del convento de San Marcos de León, donde estuvo hasta 1643, víctima de una conspiración.

Murió en Villanueva de los Infantes.

Los poemas

A sus veinticinco años fueron incluidos varios poemas de Quevedo en la antología de Pedro Espinosa Flores de poetas ilustres (1605). La primera edición de sus versos fue publicada póstumamente por Jusepe González de Salas con el título de El Parnaso español, monte en dos cumbres dividido, con las nueve musas castellanas (1648). En 1670 un sobrino de Quevedo, Pedro Aldrete y Villegas, publicó su obra lírica en Las tres últimas musas castellanas. Quevedo fue la figura más célebre del conceptismo. Fue adversario de Luis de Góngora y de los culteranos, a quienes ridiculizó en varios poemas y en los opúsculos de crítica literaria La culta latiniparla (1629) y La aguja de navegar cultos (1631).

Sonetos

Con ejemplos muestra a Flora la brevedad de la hermosura, para no malograrla

La mocedad del año, la ambiciosa

Vergüenza del jardín, el encarnado

Oloroso rubí, tiro abreviado,

También del año presunción hermosa:

La ostentación lozana de la rosa, 5

Deidad del campo, estrella del cercado,

El almendro en su propria flor nevado,

Que anticiparse a los calores osa:

Reprensiones son, ¡oh Flora!, mudas

De la hermosura y la soberbia humana, 10

Que a las leyes de flor está sujeta.

Tu edad se pasará mientras lo dudas,

De ayer te habrás de arrepentir mañana,

Y tarde, y con dolor, serás discreta.

Compara el discurso de su amor con el de un arroyo

Torcido, desigual, blando y sonoro,

Te resbalas secreto entre las flores,

Hurtando la corriente a los calores,

Cano en la espuma, y rubio como el oro.

En cristales dispensas tu tesoro, 5

Líquido plectro a rústicos amores,

Y templando por cuerdas ruiseñores,

Te ríes de crecer, con lo que lloro.

De vidro en las lisonjas divertido,

Gozoso vas al monte, y despeñado 10

Espumoso encaneces con gemido.

No de otro modo el corazón cuitado,

A la prisión, al llanto se ha venido,

Alegre, inadvertido y confiado.

Amante que hace lección para aprender a amar de maestros irracionales

Músico llanto en lágrimas sonoras

Llora monte doblado en cueva fría,

Y destilando líquida armonía,

Hace las peñas cítaras canoras.

Ameno y escondido a todas horas, 5

En mucha sombra alberga poco día:

No admite su silencio compañía,

Solo a ti, solitario, cuando lloras.

Son tu nombre, color, y voz doliente,

Señas más que de pájaro, de amante: 10

Puede aprender dolor de ti un ausente.

Estudia en tu lamento y tu semblante

Gemidos este monte y esta frente:

Y tienes mi dolor por estudiante.

Amante desesperado del premio y obstinado en amar

Qué perezosos pies, que entretenidos

Pasos lleva la muerte por mis daños;

El camino me alargan los engaños

Y en mí se escandalizan los perdidos.

Mis ojos no se dan por entendidos, 5

Y por descaminar mis desengaños,

Me disimulan la verdad los años

Y les guardan el sueño a los sentidos.

Del vientre a la prisión vine en naciendo,

De la prisión iré al sepulcro amando, 10

Y siempre en el sepulcro estaré ardiendo.

Cuantos plazos la muerte me va dando

Prolijidades son, que va creciendo,

Porque no acabe de morir penando.

Exhorta a los que amaren, que no sigan los pasos por donde ha hecho su viaje

Cargado voy de mí, veo delante

Muerte, que me amenaza la jornada:

Ir porfiando por la senda errada

Más de necio será que de constante.

Si por su mal me sigue necio amante 5

(que nunca es sola suerte desdichada),

¡ay!, vuelva en sí, y atrás, no dé pisada

Donde la dio tan ciego caminante.

Ved cuán errado mi camino ha sido;

Cuán solo y triste y cuán desordenado, 10

Que nunca así le anduvo pie perdido:

Pues por no desandar lo caminado,

Viendo delante y cerca fin temido,

Con pasos, que otros huyen, le he buscado.

A una dama que apago una bujía, y la volvió a encender en el humo soplando

La lumbre, que murió de convencida

Con la luz de tus ojos, y apagada,

Por si en el humo se mostró enlutada,

Exequias de tu llama ennegrecida.

Bien pudo blasonar su corta vida, 5

Que la venció beldad tan alentada,

Que con el firmamento en estacada

Rubrica en cada rayo una herida.

Tú, que la diste muerte, ya piadosa

De tu rigor, con ademán travieso 10

La restituyes vida más hermosa.

Resucitola un soplo tuyo impreso

En humo, que en tu boca es milagrosa,

Aura que nace con facción de beso.

Afectos varios de su corazón, fluctuando en las ondas de los cabellos de Lisi

En crespa tempestad del oro undoso

Nada golfos de luz ardiente y pura

Mi corazón, sediento de hermosura,

Si el cabello deslazas generoso.

Leandro en mar de fuego proceloso 5

Su amor ostenta, su vivir apura;

Ícaro en senda de oro mal segura

Arde sus alas por morir glorioso.

Con pretensión de fénix encendidas

Sus esperanzas, que difuntas lloro, 10

Intenta que su muerte engendre vidas.

Avaro y rico, y pobre en el tesoro,

El castigo y la hambre imita a Midas,

Tántalo en fugitiva fuente de oro.

Conoce las fuerzas del tiempo, y el ser ejecutivo cobrador de la muerte

¡Cómo de entre mis manos te resbalas!

¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!

¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,

Pues con callado pie todo lo igualas!

Feroz de tierra el débil muro escalas, 5

En quien lozana juventud se fía;

Mas ya mi corazón del postrer día

Atiende el vuelo, sin mirar las alas.

¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte!

¡Que no puedo querer vivir mañana, 10

Sin la pensión de procurar mi muerte!

¡Cualquier instante de la vida humana

Es nueva ejecución, con que me advierte

Cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.

A Aminta, que teniendo un clavel en la boca, por morderle se mordió los labios, y salió sangre

Bastábale al clavel verse vencido

Del labio en que se vio, cuando esforzado

Con su propia vergüenza lo encarnado,

A tu rubí se vio más parecido.

Sin que en tu boca hermosa dividido 5

Fuese de blancas perlas granizado,

Pues tu enojo, con él equivocado,

El labio por clavel dejó mordido.

Si no cuidado de la sangre fuese,

Para que a presumir de tiria grana, 10

De tu púrpura líquida aprendiese.

Sangre vertió tu boca soberana,

Porque roja victoria amaneciese,

Llanto al clavel, y risa a la mañana.

A Apolo, siguiendo a Dafne

Bermejazo Platero de las cumbres

A cuya luz se espulga la canalla:

La ninfa Dafne, que se afufa y calla,

Si la quieres gozar, paga y no alumbres.

Si quieres ahorrar de pesadumbres, 5

Ojo del Cielo, trata de compralla:

En confites gastó Marte la malla,

Y la espada en pasteles y en azumbres.

Volvióse en bolsa Júpiter severo,

Levantóse las faldas la doncella 10

Por recogerle en lluvia de dinero.

Astucia fue de alguna Dueña Estrella,

Que de Estrella sin Dueña no lo infiero:

Febo, pues eres Sol, sírvete de ella.

A Dafne, huyendo de Apolo

«Tras vos un Alquimista va corriendo,

Dafne, que llaman Sol ¿y vos, tan cruda?

Vos os volvéis murciégalo sin duda,

Pues vais del Sol y de la luz huyendo.

ȃl os quiere gozar a lo que entiendo 5

Si os coge en esta selva tosca y ruda,

Su aljaba suena, está su bolsa muda,

El perro, pues no ladra, está muriendo.

»Buhonero de signos y Planetas,

Viene haciendo ademanes y figuras 10

Cargado de bochornos y Cometas.»

Esto la dije, y en cortezas duras

De Laurel se ingirió contra sus tretas,

Y en escabeche el Sol se quedó a oscuras.

A la huerta del duque de Lerma, favorecida y ocupada muchas veces del señor rey don Felipe III, y olvidada hoy de igual concurso

Yo vi la grande y alta jerarquía

Del Magno, invicto y santo Rey Tercero

En esta casa, y conocí Lucero

Al que en sagradas Púrpuras ardía.

Hoy, desierta de tanta Monarquía 5

Y del Nieto, magnánimo heredero,

Yace; pero arde en glorias de su acero,

Como en la pompa que ostentar solía.

Menos envidia teme aventurado

Que venturoso: el Mérito procura, 10

Los Premios aborrece escarmentado.

¡Oh amable, si desierta Arquitectura,

Más hoy, al que te ve desengañado,

Que cuando frecuentada en tu ventura!

A la mar

La voluntad de Dios por grillos tienes,

Y escrita en la arena, ley te humilla;

Y por besarla llegas a la orilla,

Mar obediente, a fuerza de vaivenes.

En tu soberbia misma te detienes, 5

Que humilde eres bastante a resistilla;

A ti misma tu cárcel maravilla,

Rica, por nuestro mal, de nuestros bienes.

¿Quién dio al pino y la haya atrevimiento

De ocupar a los peces su morada, 10

Y al Lino de estorbar el paso al viento?

Sin duda el verte presa, encarcelada,

La codicia del oro macilento,

Ira de Dios al hombre encaminada.

A la violenta e injusta prosperidad

Ya llena de sí solo la litera

Matón, que apenas anteyer hacía

(flaco y magro malsín) sombra, y cabía,

Sobrando sitio, en una ratonera.

Hoy, mal introducida con la esfera 5

Su casa, al Sol los pasos le desvía,

Y es tropezón de estrellas; y algún día,

Si fuera más capaz, pocilga fuera.

Cuando a todos pidió, le conocimos;

No nos conoce cuando a todos toma; 10

Y hoy dejamos de ser lo que ayer dimos.

Sóbrale tanto cuanto falta a Roma;

Y no nos puede ver, porque le vimos:

Lo que fue esconde; lo que usurpa asoma.

A las sillas de manos, cuando acompañadas de muchos gentileshombres

Ya los pícaros saben en Castilla

Cuál mujer es pesada y cuál liviana,

Y los bergantes sirven de Romana

Al cuerpo que con más diamantes brilla.

Ya llegó a Tabernáculo la silla, 5

Y cristalina el hábito profana

De la custodia, y temo que mañana

Añadirá a las hachas campanilla.

Al Trono en correones las banderas

Ceden en hacer gente, pues que toda 10

La juventud ocupan en hileras.

Una Silla es pobreza de una boda,

Pues empeñada en oro y vidrieras,

Antes la honra que el chapín se enloda.

A Lope de Vega

Las fuerzas, Peregrino celebrado,

Afrentará del tiempo y del olvido

El libro que, por tuyo, ha merecido

Ser del uno y del otro respetado.

Con lazos de oro y yedra acompañado, 5

El laurel con tu frente está corrido

De ver que tus escritos han podido

Hacer cortos los premios que te ha dado.

La invidia su verdugo y su tormento

Hace del nombre que cantando cobras, 10

Y con tu gloria su martirio crece.

Mas yo disculpo tal atrevimiento,

Si con lo que ella muerde de tus obras

La boca, lengua y dientes enriquece.

A un amigo que retirado de la Corte pasó su edad

Dichoso tú, que alegre en tu cabaña,

Mozo y viejo espiraste la aura pura,

Y te sirven de cuna y sepultura,

De paja el techo, el suelo de espadaña.

En esa soledad que libre baña 5

Callado Sol con lumbre más segura,

La vida al día más espacio dura,

Y la hora sin voz te desengaña.

No cuentas por los Cónsules los años;

Hacen tu calendario tus cosechas; 10

Pisas todo tu mundo sin engaños.

De todo lo que ignoras te aprovechas;

Ni anhelas premios ni padeces daños,

Y te dilatas cuanto más te estrechas.

A un juez mercadería

Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,

Menos bien las estudias que las vendes;

Lo que te compran solamente entiendes;

Más que Jasón te agrada el Vellocino.

El humano derecho y el divino, 5

Cuando los interpretas, los ofendes,

Y al compás que la encoges o la extiendes,

Tu mano para el fallo se previno.

No sabes escuchar ruegos baratos,

Y solo quien te da te quita dudas; 10

No te gobiernan textos, sino tratos.

Pues que de intento y de interés no mudas,

O lávate las manos con Pilatos,

O, con la bolsa, ahórcate con Judas.