Francisco de Quevedo y Villegas
Poemas
Barcelona 2022
linkgua-digital.com
Título original: Poemas.
© 2022, Red ediciones S.L.
e-mail: info@linkgua.com
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-9816-212-7.
ISBN ebook: 978-84-9816-935-5.
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Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 21
La vida 21
Los poemas 21
Sonetos 23
Con ejemplos muestra a Flora la brevedad de la hermosura, para no malograrla 25
Compara el discurso de su amor con el de un arroyo 26
Amante que hace lección para aprender a amar de maestros irracionales 27
Amante desesperado del premio y obstinado en amar 28
Exhorta a los que amaren, que no sigan los pasos por donde ha hecho su viaje 29
A una dama que apago una bujía, y la volvió a encender en el humo soplando 30
Afectos varios de su corazón, fluctuando en las ondas de los cabellos de Lisi 31
Conoce las fuerzas del tiempo, y el ser ejecutivo cobrador de la muerte 32
A Aminta, que teniendo un clavel en la boca, por morderle se mordió los labios, y salió sangre 33
A Apolo, siguiendo a Dafne 34
A Dafne, huyendo de Apolo 35
A la huerta del duque de Lerma, favorecida y ocupada muchas veces del señor rey don Felipe III, y olvidada hoy de igual concurso 36
A la mar 37
A la violenta e injusta prosperidad 38
A las sillas de manos, cuando acompañadas de muchos gentileshombres 39
A Lope de Vega 40
A un amigo que retirado de la Corte pasó su edad 41
A un juez mercadería 42
A un tratado impreso que un hablador espeluznado de prosa hizo en culto 43
A una adúltera 44
Admírase de que Flora, siendo todo fuego y luz, sea toda hielo 45
Advertencia a España de que así como se ha hecho Señora de muchos, así será de tantos enemigos envidiada y perseguida, y necesita de continua prevención por esa causa 46
Advierte con su peligro a los que leyeren sus llamas 47
Advierte el llanto fingido y el verdadero con el afecto de la codicia 48
Agradece, en Alegoría continuada, a sus trabajos su desengaño, y su escarmiento 49
Al ambicioso valimiento que siempre anhela a subir más 50
Amor que, sin detenerse en el afecto sensitivo, pasa al intelectual 51
En vano busca la tranquilidad en el amor 52
Definiendo el amor 53
A la edad de las mujeres 54
Retrato de Lisi que traía en una sortija 55
Amor constante más allá de la muerte 56
Lamentación amorosa y postrero sentimiento del amante 57
Persevera en la exageración de su afecto amoroso y en el exceso de su padecer 58
Prosigue en el mismo estado de sus afectos 59
A Roma, sepultada en sus ruinas 60
A la fiesta de toros y cañas en el Buen Retiro, en día de grande nieve 61
Memoria inmortal de don Pedro Girón, duque de Osuna 62
Al rey don Felipe IV, en ocasión de haber salido en un día muy lluvioso a jugar cañas, y haberse serenado luego el cielo 63
Séneca vuelve a Nerón la riqueza que le había dado 64
Respuesta de Nerón a Séneca, no admitiéndole lo que le volvía 65
Burla de los que con dones quieren granjear del cielo pretensiones injustas 66
Llama a la muerte 67
Repite la fragilidad de la vida y señala sus engaños y sus enemigos 68
Pide a Dios le dé lo que le conviene con sospecha de sus propios deseos 69
Sobre las propias palabras de San Marcos, aconsejando a los reyes imiten en esta acción a Cristo 70
Refiere cuán diferentes fueron las acciones de Cristo Nuestro Señor y de Adán 71
Inscripción de la estatua del césar Carlos V en Aranjuez 72
Por más poderoso que sea el que agravia, deja armas para la venganza 73
Moralidad útil contra los que hacen adorno propio de la ajena desnudez 74
En la muerte de Cristo, contra la dureza del corazón del hombre 75
Las piedras hablan con Cristo y dan la razón que tuvieron para romperse 76
Represéntase la brevedad de lo que se vive, y cuán nada parece lo que se vivió 77
Significase la propia brevedad de la vida, sin pensar y con padecer salteada de la muerte 78
Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte 79
Descuido del divertido vivir a quien la muerte llega impensada 80
A Flori, que tenía unos claveles entre el cabello rubio 81
Finge dentro de sí un infierno, cuyas penas procura mitigar, como Orfeo, con la música de su canto, pero sin provecho 82
Descripción del ardor canicular, que respeta el llanto enamorado y no le enjuga 83
Amor no admite compañía de competidor, así como el reinar 84
Filosofía con que intenta probar que a un mismo tiempo puede un sujeto amar a dos 85
Artificiosa evasión de la muerte, si valiera 86
Compara al Etna con las propiedades de su amor 87
No se disculpa, como los necios amantes, de atreverse a amar; antes persuade a ser superior hermosura, la que no permite resistencia para ser amada 88
Exageraciones de su fuego, de su llanto, de sus suspiros y de su pena 89
Los vanos y poderosos, por defuera resplandecientes, y dentro pálidos y tristes 90
Al oro, considerándole en su origen y después en su estimación 91
Desengaño de la exterior apariencia con el examen interior y verdadero 92
A un retrato de don Pedro Girón, duque de Osuna, que hizo Guido Boloñés, armado, y grabadas de oro las armas 93
Enseña como no es rico el que tiene mucho caudal 94
A un amigo que retirado de la Corte pasó su edad 95
Exclama contra el rico, hinchado y glotón 96
Que la vida es siempre breve y fugitiva 97
Arrepentimiento y lágrimas debidas al engaño de la vida 98
Representa la mentirosa y la verdadera riqueza 99
Conoce la diligencia con que se acerca la muerte 100
Conjetura la causa de tocarse la campana de velilla, en Aragón, después de la muerte del piadoso rey don Felipe III, y muestra la diferencia con que la oirán los humanos 101
Advierte contra el adulador, que lo dulce que dice no es por deleitar al que lo escucha, sino por interés propio suyo; y amenaza a quien le da crédito 102
Contra los hipócritas y fingida virtud, en alegoría del cohete 103
Gustoso el autor con la soledad y sus estudios, escribió este soneto 104
Padece ardiendo y llorando sin que le remedie la oposición de las contrarias calidades 105
Epitafio del duque de Osuna, con sus armas 106
Sepulcro de Jasón el argonauta 107
Pinta el Engaño de los alquimistas 108
A Aminta, que se cubrió los ojos con la mano 109
Solicitud de su pensamiento enamorado y ausente 110
Que de Lisi el hermoso desdén fue la prisión de su alma libre 111
Prevención para la vida y para la muerte 112
Inútil y débil victoria del amor, en el que ya es vencido amante 113
A una nariz 114
Mujer puntiaguda con enaguas 115
Bebe vino precioso con mosquitos dentro 116
Con la comparación de dos toros celosos, pide a Lisi no se admire del sentimiento de sus celos 117
Continúa la significación de su amor con la hermosura que le causa, reduciéndole a doctrina platónica 118
Obstinado padecer sin intercadencia de alivio 119
Las gracias de la que adora son ocasión de que viva y muera al mismo tiempo 120
Rodéanle mil fantasmas engañosas 121
Dice que como el labrador teme el agua cuando viene con truenos, habiéndola deseado, así es la vista de su pastora 122
Amante agradecido a las lisonjas mentirosas de un sueño 123
Muestra lo que es una mujer despreciada 124
A Lísida pidiéndole unas flores que tenía en la mano y persuadiéndola imite a una fuente 125
A Aminta, que imite al Sol al dejarle consuelo cuando se ausenta 126
Con el ejemplo del invierno, imagina si será admitido su fuego del hielo de Lisi 127
Náufraga nave, que advierte y no da escarmiento 128
Con el ejemplo del fuego, enseña a Alexi, pastor, cómo se ha de resistir al amor en su principio 129
Habiendo llamado a su zagala Aurora, pide a la del cielo que se detenga, para ver en ella el retrato de su misma zagala 130
Lisi, que en su cabello rubio tenía sembrados claveles carmesíes, y por el cuello 131
En sueños se ve aún más combatido 132
Amor impreso en el alma que dura después de las cenizas 133
Náufrago amante entre desdenes 134
Desengaño de la exterior apariencia, con el examen interior y verdadero 135
Desnuda a la mujer de la mayor parte ajena que la compone 136
Desterrado Scipión a una rústica casería suya, recuerda consigo la gloria de sus hechos y de su posteridad 137
Diana y Acteón 138
Dice que su amor no tiene parte alguna terrestre 139
El pecar intercede por los premios, prefiriéndose a la virtud 140
Funeral elogio al padre maestro fray Hortensio Félix Paravicino y Arteaga, predicador de su majestad 141
Elogio funeral a don Melchor de Bracamonte, hijo de los condes de Peñaranda, gran soldado, sin premio 142
Las causas de la ruina del Imperio Romano 143
Enseña a morir antes, y que la mayor parte de la muerte es la vida, y esta no se siente; y la menor, que es el último suspiro, es la que da pena 144
Enseña no ser segura política reprehender acciones, aunque malas sean, pues ellas tienen guardado su castigo 145
Enseña que, aunque tarde, es mejor reconocer el engaño de las pretensiones y retirarse a la granjería del campo 146
Epitafio de una dueña, que idea también puede ser de todas 147
Llanto, presunción, culto y tristeza amorosa 148
La templanza, adorno para la gargantas más precioso que las perlas de mayor valor 149
Exhorta a Lisi a efectos semejantes de la víbora 150
Exhortación a la majestad del rey nuestro señor Felipe IV para el castigo de los rebeldes 151
Inscripción en el túmulo de don Pedro Girón, duque de Osuna, virrey y capitán general de las dos Sicilias 152
Pronuncia con sus nombres los trastos y miserias de la vida 153
Soneto amoroso 154
Túmulo a Viriato 155
Desastre del valido que cayó aún en sus estatuas 156
Muestra el error de lo que se desea y el acierto en no alcanzar felicidades 157
Que como su amor no fue solo de las partes exteriores, que son mortales, así también no lo será su amor 158
Que desengaños son la verdadera riqueza 159
Retiro de quien experimenta contraria la suerte, ya profesando virtudes, y ya vicios 160
Retrato no vulgar de Lisis 161
Significa el mal que entra a la alma por los ojos, con la fábula de Acteón 162
Soneto amoroso 163
Por más poderoso que sea el que agravía, deja armas para la venganza 164
Al túmulo de don Fadrique de Toledo 165
Al mosquito de la trompetilla 166
Al rey Felipe III 167
Amante ausente del sujeto amado, después de larga navegación 168
Amor de sola una vista nace, vive, crece y se perpetúa 169
Anima a los boticarios con el ejemplo de la Magdalena 170
Hastío de un casado al tercer día 171
Quejarse en las penas de amor dbe ser permitido y no profana el secreto 172
Exhorta a los que amaren que no sigan los pasos por donde ha hecho su viaje 173
Peligros de hablar y de callar, y lenguaje en el silencio 174
Conveniencias de no usar de los ojos, de los oídos, y de la lengua 175
Un delito igual se reputa desigual si son diferentes los sujetos que le cometen, y aún los delitos, desiguales 176
Retrato de Lisi en mármol 177
Romances 178
Romance 181
Halla en la causa de su amor todos los bienes 183
Boda y acompañamiento del campo 185
Boda de negros 188
Burla de los eruditos de embeleco, que enamoran a feas cultas 191
Refiere su nacimiento y las propiedades que le comunico 193
Advierte al tiempo de mayores hazañas, en que podrá ejercitar sus fuerzas 198
Romance satírico 201
A don Álvaro de Luna 204
A Nuestra Señora en su nacimiento 207
Silvas 211
Sermón estoico de censura moral 213
A un ramo que se desgajó con el peso de su fruta 225
Canción fúnebre en la Muerte de don Luis Carrillo y Sotomayor, caballero de la orden de Santiago, y Cuatralbo de las galeras de España 227
El reloj de arena 230
Reloj de campanilla 232
El reloj de Sol 234
Túmulo de la mariposa 235
Himno a las estrellas 236
Hero y Leandro 239
Abomina el abuso de la gala de los disciplinantes 241
El sueño 245
Letrillas 249
Letrilla satírica 251
Letrilla lírica 254
Letrilla satírica 256
Letrilla satírica 258
Letrilla satírica 260
Letrilla satírica 262
Letrilla lírica 264
Letrilla satírica 266
Letrilla satírica 269
Letrilla satírica 271
Letrilla satírica 274
Letrilla burlesca 277
Galán y Dama 279
Letrilla satírica 281
Letrilla satírica 284
Letrilla lírica 285
Letrilla satírica 287
Canciones 289
Llama a Aminta al campo en amoroso desafío 291
Encarece la suma flaqueza de una dama 294
Décimas, redondillas y madrigal 299
En lo penoso de estar enamorado 301
Madrigal 303
Pasiones de ausente enamorado 304
Décimas burlándose de todo estilo afectado 306
Jácaras y bailes 309
Baile de los nadadores 312
Las valentonas, y destreza. Baile 317
Carta de Escarramán a la Méndez. Jácara 322
Relación que hace un jaque de sí, y de otros Jácara 326
Epístolas y poemas 333
A Cristo resucitado (Poema heroico) 335
Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita a don Gaspar de Guzmán, conde de Olivares en su valimiento 341
Salmos 351
Salmo II 353
Salmo VI 354
Salmo VII 355
Salmo IX 356
Salmo X 357
Salmo XIV 358
Salmo XVII 359
Salmo XIX 360
Salmo XXI 361
Salmo XXII 362
Salmo XXIII 363
Salmo XXVI 364
Libros a la carta 367
Francisco de Quevedo y Villegas (Madrid, 1580-Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645). España.
Hijo de Pedro Gómez de Quevedo, noble y secretario de una hija de Carlos V y de la reina Ana de Austria. Francisco de Quevedo estudió con los jesuitas en Madrid, y luego en las universidades de Alcalá (lenguas clásicas y modernas) y Valladolid (teología). Tras su regreso a Madrid tuvo la protección del duque de Osuna, con quien viajó a Sicilia en 1613. Osuna fue nombrado virrey de Nápoles y Quevedo ocupó su secretaría de hacienda y participó en misiones políticas contra Venecia promovidas por su protector. Cuando éste cayó en desgracia Quevedo sufrió destierro y prisión, pero regresó a la corte tras la muerte de Felipe III. Durante años tuvo buenas relaciones con Felipe IV, aunque no consiguió ganarse la simpatía de su favorito, el conde-duque de Olivares. Se especula que dejó bajo la servilleta del monarca el memorial contra Olivares titulado «Católica, sacra, real Majestad», lo que motivó su detención en 1639. Se cree, en cambio, que terminó en un calabozo del convento de San Marcos de León, donde estuvo hasta 1643, víctima de una conspiración.
Murió en Villanueva de los Infantes.
A sus veinticinco años fueron incluidos varios poemas de Quevedo en la antología de Pedro Espinosa Flores de poetas ilustres (1605). La primera edición de sus versos fue publicada póstumamente por Jusepe González de Salas con el título de El Parnaso español, monte en dos cumbres dividido, con las nueve musas castellanas (1648). En 1670 un sobrino de Quevedo, Pedro Aldrete y Villegas, publicó su obra lírica en Las tres últimas musas castellanas. Quevedo fue la figura más célebre del conceptismo. Fue adversario de Luis de Góngora y de los culteranos, a quienes ridiculizó en varios poemas y en los opúsculos de crítica literaria La culta latiniparla (1629) y La aguja de navegar cultos (1631).
La mocedad del año, la ambiciosa
Vergüenza del jardín, el encarnado
Oloroso rubí, tiro abreviado,
También del año presunción hermosa:
La ostentación lozana de la rosa, 5
Deidad del campo, estrella del cercado,
El almendro en su propria flor nevado,
Que anticiparse a los calores osa:
Reprensiones son, ¡oh Flora!, mudas
De la hermosura y la soberbia humana, 10
Que a las leyes de flor está sujeta.
Tu edad se pasará mientras lo dudas,
De ayer te habrás de arrepentir mañana,
Y tarde, y con dolor, serás discreta.
Torcido, desigual, blando y sonoro,
Te resbalas secreto entre las flores,
Hurtando la corriente a los calores,
Cano en la espuma, y rubio como el oro.
En cristales dispensas tu tesoro, 5
Líquido plectro a rústicos amores,
Y templando por cuerdas ruiseñores,
Te ríes de crecer, con lo que lloro.
De vidro en las lisonjas divertido,
Gozoso vas al monte, y despeñado 10
Espumoso encaneces con gemido.
No de otro modo el corazón cuitado,
A la prisión, al llanto se ha venido,
Alegre, inadvertido y confiado.
Músico llanto en lágrimas sonoras
Llora monte doblado en cueva fría,
Y destilando líquida armonía,
Hace las peñas cítaras canoras.
Ameno y escondido a todas horas, 5
En mucha sombra alberga poco día:
No admite su silencio compañía,
Solo a ti, solitario, cuando lloras.
Son tu nombre, color, y voz doliente,
Señas más que de pájaro, de amante: 10
Puede aprender dolor de ti un ausente.
Estudia en tu lamento y tu semblante
Gemidos este monte y esta frente:
Y tienes mi dolor por estudiante.
Qué perezosos pies, que entretenidos
Pasos lleva la muerte por mis daños;
El camino me alargan los engaños
Y en mí se escandalizan los perdidos.
Mis ojos no se dan por entendidos, 5
Y por descaminar mis desengaños,
Me disimulan la verdad los años
Y les guardan el sueño a los sentidos.
Del vientre a la prisión vine en naciendo,
De la prisión iré al sepulcro amando, 10
Y siempre en el sepulcro estaré ardiendo.
Cuantos plazos la muerte me va dando
Prolijidades son, que va creciendo,
Porque no acabe de morir penando.
Cargado voy de mí, veo delante
Muerte, que me amenaza la jornada:
Ir porfiando por la senda errada
Más de necio será que de constante.
Si por su mal me sigue necio amante 5
(que nunca es sola suerte desdichada),
¡ay!, vuelva en sí, y atrás, no dé pisada
Donde la dio tan ciego caminante.
Ved cuán errado mi camino ha sido;
Cuán solo y triste y cuán desordenado, 10
Que nunca así le anduvo pie perdido:
Pues por no desandar lo caminado,
Viendo delante y cerca fin temido,
Con pasos, que otros huyen, le he buscado.
La lumbre, que murió de convencida
Con la luz de tus ojos, y apagada,
Por si en el humo se mostró enlutada,
Exequias de tu llama ennegrecida.
Bien pudo blasonar su corta vida, 5
Que la venció beldad tan alentada,
Que con el firmamento en estacada
Rubrica en cada rayo una herida.
Tú, que la diste muerte, ya piadosa
De tu rigor, con ademán travieso 10
La restituyes vida más hermosa.
Resucitola un soplo tuyo impreso
En humo, que en tu boca es milagrosa,
Aura que nace con facción de beso.
En crespa tempestad del oro undoso
Nada golfos de luz ardiente y pura
Mi corazón, sediento de hermosura,
Si el cabello deslazas generoso.
Leandro en mar de fuego proceloso 5
Su amor ostenta, su vivir apura;
Ícaro en senda de oro mal segura
Arde sus alas por morir glorioso.
Con pretensión de fénix encendidas
Sus esperanzas, que difuntas lloro, 10
Intenta que su muerte engendre vidas.
Avaro y rico, y pobre en el tesoro,
El castigo y la hambre imita a Midas,
Tántalo en fugitiva fuente de oro.
¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!
¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,
Pues con callado pie todo lo igualas!
Feroz de tierra el débil muro escalas, 5
En quien lozana juventud se fía;
Mas ya mi corazón del postrer día
Atiende el vuelo, sin mirar las alas.
¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte!
¡Que no puedo querer vivir mañana, 10
Sin la pensión de procurar mi muerte!
¡Cualquier instante de la vida humana
Es nueva ejecución, con que me advierte
Cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.
Bastábale al clavel verse vencido
Del labio en que se vio, cuando esforzado
Con su propia vergüenza lo encarnado,
A tu rubí se vio más parecido.
Sin que en tu boca hermosa dividido 5
Fuese de blancas perlas granizado,
Pues tu enojo, con él equivocado,
El labio por clavel dejó mordido.
Si no cuidado de la sangre fuese,
Para que a presumir de tiria grana, 10
De tu púrpura líquida aprendiese.
Sangre vertió tu boca soberana,
Porque roja victoria amaneciese,
Llanto al clavel, y risa a la mañana.
Bermejazo Platero de las cumbres
A cuya luz se espulga la canalla:
La ninfa Dafne, que se afufa y calla,
Si la quieres gozar, paga y no alumbres.
Si quieres ahorrar de pesadumbres, 5
Ojo del Cielo, trata de compralla:
En confites gastó Marte la malla,
Y la espada en pasteles y en azumbres.
Volvióse en bolsa Júpiter severo,
Levantóse las faldas la doncella 10
Por recogerle en lluvia de dinero.
Astucia fue de alguna Dueña Estrella,
Que de Estrella sin Dueña no lo infiero:
Febo, pues eres Sol, sírvete de ella.
«Tras vos un Alquimista va corriendo,
Dafne, que llaman Sol ¿y vos, tan cruda?
Vos os volvéis murciégalo sin duda,
Pues vais del Sol y de la luz huyendo.
ȃl os quiere gozar a lo que entiendo 5
Si os coge en esta selva tosca y ruda,
Su aljaba suena, está su bolsa muda,
El perro, pues no ladra, está muriendo.
»Buhonero de signos y Planetas,
Viene haciendo ademanes y figuras 10
Cargado de bochornos y Cometas.»
Esto la dije, y en cortezas duras
De Laurel se ingirió contra sus tretas,
Y en escabeche el Sol se quedó a oscuras.
Yo vi la grande y alta jerarquía
Del Magno, invicto y santo Rey Tercero
En esta casa, y conocí Lucero
Al que en sagradas Púrpuras ardía.
Hoy, desierta de tanta Monarquía 5
Y del Nieto, magnánimo heredero,
Yace; pero arde en glorias de su acero,
Como en la pompa que ostentar solía.
Menos envidia teme aventurado
Que venturoso: el Mérito procura, 10
Los Premios aborrece escarmentado.
¡Oh amable, si desierta Arquitectura,
Más hoy, al que te ve desengañado,
Que cuando frecuentada en tu ventura!
La voluntad de Dios por grillos tienes,
Y escrita en la arena, ley te humilla;
Y por besarla llegas a la orilla,
Mar obediente, a fuerza de vaivenes.
En tu soberbia misma te detienes, 5
Que humilde eres bastante a resistilla;
A ti misma tu cárcel maravilla,
Rica, por nuestro mal, de nuestros bienes.
¿Quién dio al pino y la haya atrevimiento
De ocupar a los peces su morada, 10
Y al Lino de estorbar el paso al viento?
Sin duda el verte presa, encarcelada,
La codicia del oro macilento,
Ira de Dios al hombre encaminada.
Ya llena de sí solo la litera
Matón, que apenas anteyer hacía
(flaco y magro malsín) sombra, y cabía,
Sobrando sitio, en una ratonera.
Hoy, mal introducida con la esfera 5
Su casa, al Sol los pasos le desvía,
Y es tropezón de estrellas; y algún día,
Si fuera más capaz, pocilga fuera.
Cuando a todos pidió, le conocimos;
No nos conoce cuando a todos toma; 10
Y hoy dejamos de ser lo que ayer dimos.
Sóbrale tanto cuanto falta a Roma;
Y no nos puede ver, porque le vimos:
Lo que fue esconde; lo que usurpa asoma.
Ya los pícaros saben en Castilla
Cuál mujer es pesada y cuál liviana,
Y los bergantes sirven de Romana
Al cuerpo que con más diamantes brilla.
Ya llegó a Tabernáculo la silla, 5
Y cristalina el hábito profana
De la custodia, y temo que mañana
Añadirá a las hachas campanilla.
Al Trono en correones las banderas
Ceden en hacer gente, pues que toda 10
La juventud ocupan en hileras.
Una Silla es pobreza de una boda,
Pues empeñada en oro y vidrieras,
Antes la honra que el chapín se enloda.
Las fuerzas, Peregrino celebrado,
Afrentará del tiempo y del olvido
El libro que, por tuyo, ha merecido
Ser del uno y del otro respetado.
Con lazos de oro y yedra acompañado, 5
El laurel con tu frente está corrido
De ver que tus escritos han podido
Hacer cortos los premios que te ha dado.
La invidia su verdugo y su tormento
Hace del nombre que cantando cobras, 10
Y con tu gloria su martirio crece.
Mas yo disculpo tal atrevimiento,
Si con lo que ella muerde de tus obras
La boca, lengua y dientes enriquece.
Dichoso tú, que alegre en tu cabaña,
Mozo y viejo espiraste la aura pura,
Y te sirven de cuna y sepultura,
De paja el techo, el suelo de espadaña.
En esa soledad que libre baña 5
Callado Sol con lumbre más segura,
La vida al día más espacio dura,
Y la hora sin voz te desengaña.
No cuentas por los Cónsules los años;
Hacen tu calendario tus cosechas; 10
Pisas todo tu mundo sin engaños.
De todo lo que ignoras te aprovechas;
Ni anhelas premios ni padeces daños,
Y te dilatas cuanto más te estrechas.
Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,
Menos bien las estudias que las vendes;
Lo que te compran solamente entiendes;
Más que Jasón te agrada el Vellocino.
El humano derecho y el divino, 5
Cuando los interpretas, los ofendes,
Y al compás que la encoges o la extiendes,
Tu mano para el fallo se previno.
No sabes escuchar ruegos baratos,
Y solo quien te da te quita dudas; 10
No te gobiernan textos, sino tratos.
Pues que de intento y de interés no mudas,
O lávate las manos con Pilatos,
O, con la bolsa, ahórcate con Judas.