—¡Quiero más, quiero más!, grita Luli mientras chapotea con todas sus fuerzas en la bañera.
Empapada de pies a cabeza, mamá respira profundamente y le acerca otro patito de goma para jugar.
Casi sin que ella lo note, dos incipientes bultitos le aparecen en la parte superior de la cabeza. Se acomoda las antenas para disimularlos y trata de borrar su gesto de enojo. Pero vestir a Luli tampoco resulta fácil. La niña se resiste a ponerse el pijama que escogió para ella.