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EL TRABAJO DE TU VIDA

8 CASOS DE ÉXITO DE EMPRENDIMIENTO SOCIAL

Ignacio Álvarez de Mon

Prólogo

Naciones Unidas aprobó en 2015 los «17 Objetivos de Desarrollo Sostenible» que debemos cumplir en 2030, si queremos mejorar la vida de todos y evitar que el planeta desaparezca. Estos objetivos abordan retos tan acuciantes como la reducción de las desigualdades, el fin de la pobreza, la producción y el consumo responsable o la acción por el clima. Todos podemos y debemos contribuir a su consecución, pero para conseguirlo es esencial que cambiemos nuestra forma de ser, hacer y trabajar.

Este libro pretende ser un espacio donde conocer nuevos referentes, personas que han conseguido lo que muchos hemos deseado durante años: aunar su misión personal con su actividad profesional. Los personajes de este libro son un instrumento para conseguir un propósito, y además tienen la capacidad de trascender y dejar un legado. Es imprescindible que contemos con estos referentes. No se puede realizar aquello que no se imagina, aquello que no se conoce. Necesitamos más ejemplos como ellos si queremos abordar los grandes retos del futuro y aliviar los grandes problemas de la sociedad.

Como bien dice Ignacio Álvarez de Mon más adelante: «Las personas somos historias, narrativas basadas en acciones que ejecutamos cotidianamente. Actuamos en función de cómo somos y somos según cómo actuamos». En este libro se analizan ocho historias de emprendimiento social donde se ve claramente que los proyectos están íntimamente ligados a las personas y las personas a sus proyectos. No puede ser de otra manera cuando eres emprendedor. He tenido el placer de ser uno de los entrevistados por Ignacio, y además de ponerle en contacto con varios emprendedores que han decidido aportar su testimonio y que hemos apoyado desde la fundación UnLtd Spain. En este libro encontrarás sus historias de empresa y de vida.

Cuando Ignacio y yo coincidimos hace ya un tiempo, nos dimos cuenta de que veíamos el mundo de la misma manera. Algo estamos haciendo mal en nuestra sociedad cuando el trabajo es una fuente de estrés, ansiedad y depresión para muchos de nosotros; cuando estamos arrasando nuestro planeta; cuando solo trabajamos para alimentar nuestras bocas y no para alimentar el alma. Sé de lo que hablo porque me pasó a mí. Desde muy joven comencé a crear empresas y, aunque desde fuera podía parecer una persona de éxito, por dentro no me sentía realizado. No fue hasta que hice un viaje a Nepal que entendí que mi vida y mi trabajo tenían que efectuar un viaje mucho más profundo. Fue en ese momento en el que vi la necesidad de trascender, la necesidad de tener un propósito.

¿Qué significa propósito? Según la RAE, propósito tiene tres acepciones: «Ánimo o intención de hacer o de no hacer algo», «objetivo que se pretende conseguir», «asunto, materia de que se trata». En realidad el «propósito» transita por el ámbito del pragmatismo; no parece que nos explique la razón última de una acción que parte desde lo más profundo del corazón. Por eso creo que es más adecuado hablar de «intención». Intención es un término que permite denominar a la determinación de la voluntad hacia un fin. La voluntad también está relacionada con el poder de elegir de la conciencia, el sentimiento y la acción. Algo elegido por propia voluntad no es obligado por un impulso externo sino que nace desde el alma, desde la necesidad de transcenderse a uno mismo.

Para mí la intención determina todo en la vida y la mía es la de servir a los demás a través de mi propia experiencia de vida, que en mi caso ha estado muy ligada al trabajo y la empresa. Encontrar cada mañana la motivación del «¿por qué?» o «¿para qué?» voy a trabajar es un ejercicio que todos deberíamos hacer, donde se manifiesta nuestro compromiso y el de nuestros actos con nuestros semejantes y con nuestro entorno. El propósito es lo que me llevó a crear UnLtd Spain, una fundación que apoya a emprendedores sociales como los que conoceréis a continuación. Una organización que pretende ser una tribu, una comunidad y, en definitiva, un ecosistema donde apoyar los nuevos proyectos de impacto social y medioambiental.

Todos deberíamos encontrar el sentido de nuestras vidas, buscar la «alta intención» en nuestros actos, y desde ahí transcender. ¿Y tú? ¿Cuál quieres que sea tu legado personal?

Manuel Lencero, CEO y cofundador de UnLtd Spain

Introduccion

La elaboración de este libro conecta con la necesidad de dar respuesta a preguntas que aún hoy están por resolver. ¿Cuál debe ser la relación de la empresa con el planeta? ¿Cuál debe ser su relación con el ser humano? ¿Cómo hacer compatibles el desarrollo económico, social y personal en un ámbito mágico y privilegiado del desempeño humano como es la empresa? Las nuevas generaciones se cuestionan aspectos fundamentales y fundacionales en torno al acto de emprender: ¿dónde reside el éxito de un empresario?, ¿qué debería perseguir la empresa en el desarrollo de sus actividades?, ¿es el éxito económico lo más importante?, ¿hay principios y valores fundamentales, más basados en el ser que en el tener, a los que empresas y empresarios deberían someter sus decisiones económicas?

A nivel personal, cuando uno se cuestiona para qué va a trabajar cada mañana y no es capaz de encontrar una respuesta satisfactoria, puede acabar transitando el camino de la ansiedad y la frustración. Cuando uno se interroga acerca de su posible legado, en qué transciende su trabajo, cuál es su propósito y el de su empresa, no siempre llega a la mejor conclusión. Tener éxito solo a través del dinero nos puede convertir en seres vacíos, egoístas y egocéntricos, llenos de miedo y de espaldas a la realidad de un mundo que pide soluciones alternativas a los retos sociales y medioambientales que nos amenazan.

No podemos seguir poniendo en peligro la integridad de nuestra especie como consecuencia del maltrato sistemático del medioambiente. Debemos cuestionarnos cuál va a ser nuestra herencia para las generaciones futuras en términos de preservación y regeneración de nuestro entorno. Hacen falta empresarios con un propósito honesto, transformador, humano; nuevos líderes que planteen modelos alternativos de empresa. Líderes libres de los viejos modelos de pensamiento y con la determinación de poner en práctica nuevos enfoques empresariales que apelen a aspectos elevados y diferenciales de la naturaleza humana: idealismo, generosidad, desinterés, compasión.

Los protagonistas de este libro son empresarios que, a través de sus iniciativas empresariales, generan un impacto social positivo y nos demuestran con su quehacer diario que hay otras formas de hacer empresa y, por extensión, de construir la sociedad. Ellos hablan de «cambiar el mundo» como propósito fundacional, y en efecto cambian el mundo cambiando «su mundo». Desde una apuesta de responsabilidad individual total, deciden embarcarse en aventuras personales en las que a lo largo del camino encuentran a más personas cómplices de sus sueños y ambiciones.

Su liderazgo se fundamenta en la aplicación práctica de unos valores personales, tales como la solidaridad, la generosidad, la creatividad al servicio de la justicia social, la empatía, la compasión… Son gente que encuentra la felicidad haciendo felices a los demás y que ponen al ser humano y a su entorno como el fin primero y último, la razón de ser de su empresa. El beneficio económico, importante, fundamental, no deja de ser un medio al servicio de un fin superior.

El fin superior coincide con la férrea voluntad de contribuir, al máximo de sus posibilidades, a la resolución de un problema social. Estos son algunos de los problemas que estos empresarios sociales tratan de paliar: la contaminación del plástico que inunda los mares; la escasez de agua como bien de primera necesidad en los lugares más pobres del planeta; la despoblación rural y el abandono de nuestros mayores; el consumo masivo, artificial e injusto que penaliza a los productores locales en favor de una intermediación abusiva; un sistema educativo que no da las mismas oportunidades a los que no tienen medios económicos; enfermedades como la diabetes o la epilepsia, que interfieren seriamente en el desenvolvimiento de la vida normal de mucha gente… Como empresarios, sus soluciones no parten de subvenciones o de aportaciones caritativas, sino de una doble cuenta de resultados, económica a la vez que social, basada en la prestación de servicios y el desarrollo de productos altamente competitivos que hacen que sus emprendimientos sean sostenibles. Como empresarios con impacto social, tienen un doble entendimiento, una doble mirada: económica y social, eficiente y humana, productiva y compasiva.

Estos empresarios sociales encuentran en su vida la posibilidad de trabajar en pos de un propósito elevado que además conecta con un sentido de misión personal. ¿Qué hace que este propósito sea elevado? La íntima sensación de que en su consecución dan lo mejor de sí y a la vez contribuyen a la obtención de un bien general superior. ¿Quién los apodera o faculta en este sentido de misión personal? Ellos mismos, el encuentro con su verdadera esencia y naturaleza, el desarrollo de su pleno potencial.

¿Por qué la necesidad de tener un propósito en la vida? ¿Qué nos aporta tener ese propósito? Nos ayuda a distinguir lo relevante de lo accesorio, aclara nuestras prioridades porque otorga «alta intención» a nuestras actuaciones y nos convierte en una herramienta de generación de prosperidad para todos dándonos una razón por la que trascender.

La idea de propósito y su potencia parten de una convicción o creencia previa que todos nuestros personajes comparten: que todos y cada uno de nosotros tenemos un «yo auténtico», una «naturaleza especial», una manera particular e intransferible de «yo verdadero» al que podemos renunciar si queremos, pero no sin consecuencias. Nuestros empresarios sociales se consideran unos privilegiados, no exentos de esfuerzos y sacrificios, pero sabedores de que se dedican a lo que mejor saben hacer y lo que más les gusta, al servicio de aquello en lo que más creen.

¿Cómo logran estas personas saber lo que más les va, lo que más conecta con su naturaleza, lo que se relaciona más espontáneamente con sus talentos y valores? La respuesta es doble: experimentación y reflexión. Como todas las cosas interesantes y complejas de la vida, la mezcla correcta de estos dos ingredientes requiere equilibrio y un adecuado manejo de la paradoja que es el ser humano. Por un lado, hay que forzarse a llegar donde no es fácil, asumir riesgos, aventurarse hacia lo desconocido sin ninguna certeza de lo que se va a encontrar, asumir el fracaso como oportunidad, no como derrota. Por otro, hay que reflexionar, contar hasta diez, calcular costes y beneficios, controlar los riesgos que se asumen, minimizar en lo posible los daños. En todo caso, siempre hay un componente añadido fundamental para acabar llegando a la meta final: el trabajo duro, la persistencia, la voluntad.

La auténtica felicidad, en el sentido aristotélico del término, es la experiencia de una vida plena, acorde a las propias posibilidades y potencialidades. Esta felicidad a largo plazo valida al individuo que la experimenta. Esa validación es la confirmación de que uno actúa en función de sus fortalezas, de sus virtudes. Los personajes de este libro son reales, de carne y hueso, y aterrizan todas estas ideas en algo tangible, concreto, aprehensible, que podemos contrastar: su proyecto de empresa social.

Cada proyecto en el que nos embarcamos ha de ser personal e intransferible, conforme a los propios criterios; propios y verdaderos, aquí no vale fingir. Nuestros empresarios sociales se plantean todos los días de su vida objetivos intrínsecamente interesantes para ellos, arduos y difíciles pero satisfactorios en sí mismos, reconfortantes en el camino hacia su consecución. Su felicidad es auténtica, basada en una vida auténtica, en función de objetivos auténticos.

Los personajes de este libro se enfrentan a dilemas, incertidumbres, decisiones difíciles que tomar… La fidelidad a sí mismos, a sus valores, les es esencial. Los valores no son tanto reglas que nos gobiernan como referencias que nos sirven de guía y que marcan el rumbo de nuestra actuación cuando hay un propósito detrás. Los valores se eligen libremente, no se imponen; van con nosotros, evolucionan, no son fijos; orientan, no constriñen; son activos y ayudan a vivir una vida más cercana a la que se quiere vivir; liberan de presiones sociales; y, finalmente, facilitan la propia aceptación, cuestión relevante para llevar una vida equilibrada y saludable. No obstante, un valor solo es de verdad cuando se practica, cuando se vive de acuerdo a él. Los proyectos empresariales de nuestros empresarios sociales son la manifestación práctica de sus valores personales.

Nuestros protagonistas organizan sus vidas en torno a sus valores y las ligan a proyectos con propósito que los conectan con otras personas afines. Cuando uno encuentra su propia voz inspira a otros a encontrar la suya. Ser fiel a uno mismo, coherente con las propias convicciones, nos hace influyentes sobre los demás. La coherencia personal es el primer y último filtro. Propósito, valores, convicciones, ideales… todo pasa por ese listón final. Lo que hacemos en el día a día es lo que marca nuestra identidad, nuestra personalidad. Las personas somos historias, narrativas basadas en acciones que ejecutamos cotidianamente. Actuamos en función de cómo somos y somos según cómo actuamos. Nuestras acciones nos hacen y nos definen. Nuestros empresarios sociales hablan desde su actuación.

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