Mi querido Paul Danne:

Te doy estas historias de colegio que escribí para mi hijo Benjamin cuando era niño.
Porque todos aprendemos a vivir en un patio de recreo

1 La lista de guerra

 

En mi cole hay tres pandillas: la pandilla de Jujube, la pandilla de Patrick y la pandilla de Olivier. Yo no soy de ninguna pandilla.

En el comedor hay jefes y subjefes de mesa. En mi mesa, la jefa es Nathalie. Decimos que es la jefaza para meternos con ella. El subjefe es Didier. Yo solo he sido subjefe una vez, un día que Nathalie no vino a clase porque le dolía la tripa. Nathalie es mi compañera de pupitre. El profe, el señor Languepin, sienta juntos a un empollón y a un torpe, o a un empollón y a un normal. Nathalie es empollona y yo soy normal. En las multiplicaciones, de vez en cuando, Nathalie me enseña las respuestas. Pero en dictado no quiere que mire y pone el brazo para que no vea lo que escribe.

Olivier va a mi clase. Va a tercero de primaria, pero en su pandilla hay niños de quinto. El profe dice que Olivier es un torpe. Puede que sea un torpe en clase, pero desde luego no lo es en el recreo. Es el más fuerte de todo el cole y todo el mundo le tiene miedo, menos Jujube. Pero Jujube va a judo los miércoles por la tarde. Creo que es cinturón negro. O rojo. El caso es que es un cinturón muy fuerte.

Siempre estoy hablando de empollones y torpes y de fuertes y débiles. Voy a intentar no hacerlo más.

Olivier es un niño muy malo. Siempre se está metiendo con las niñas y con los pequeños. Yo soy pequeño, pero de altura. Todas las semanas se le ocurre algo para molestarnos. Por ejemplo, no nos deja salir del baño y, para que nos abra, tenemos que prometer que le vamos a dar algo; por ejemplo, un sacapuntas con forma de tele. Así que yo ya no voy al baño. Me aguanto, pero luego me da dolor de tripa.

–Hay que contárselo a la profe –me ha dicho Andrés.

Andrés es un pequeño de primero. Pero para ser pequeño, es muy valiente. Yo le he respondido:

–Si nos chivamos, Olivier nos va meter en la lista de guerra.

La lista de guerra de Olivier es un cuadernillo rojo que le ha quitado a Didier. Olivier dice que se lo ha dado Didier, pero yo sé que es mentira.

En el cuaderno, Olivier escribe los nombres de los niños a los que va a atacar con su pandilla. Pero está lleno de faltas. Por ejemplo, en lugar de escribir Jujube escribe Gugube, porque no sabe cuándo utilizar la g y la j. Nos ha entrado la risa cuando lo hemos visto.

 

Nathalie, mi compañera de pupitre, es una niña bastante plasta. Se pasa el día inventándose cosas. Ya me ha dicho dos veces que mi nombre estaba en la lista de guerra y no era verdad.

Ayer volvió a decírmelo:

–Es verdad. Yo también he visto tu nombre en la lista.

Entonces me ha entrado miedo. Pero quería estar seguro de verdad.

–Lo que puedes hacer es subir a clase durante el recreo. Puedes decir que te has dejado el jersey en la silla y así puedes mirar en la mochila de Olivier –me ha sugerido Karina.

Karina es mi hermana. Para ser una chica, no es nada tonta. Va a primero, como Andrés.

 

Esta mañana me he dejado el jersey aposta en la silla y he bajado al recreo. Al verme así, la profe me ha dicho:

–¿No has traído nada de abrigo?

He dicho «¡hala!» y me he tapado la boca, para que pareciera que me lo había dejado de verdad.

–Sube a clase rápido y ponte el jersey –me ha mandado la profe.

He subido las escaleras a toda prisa y he corrido por el pasillo. He visto que la clase estaba vacía a través del cristal. La clase está rara cuando está vacía. Pero se reconocen los pupitres. Ahí está el de Didier, con su pegatina de Messi en el estuche. Ahí está el de Nathalie, con el cuaderno abierto lleno de 10 y de muy bien. Y ahí está el de Olivier, con el sacapuntas con forma de tele.

Me he acercado a su sitio, sin hacer ruido. He abierto su mochila. ¡Menudo desorden! No lleva estuche y tiene los rotuladores sin tapa. No tiene los libros forrados y el cuaderno de borrador está todo arrugado. El profe dice que Olivier es un descuidado y un cochino.

He encontrado el cuaderno rojo y he mirado los nombres. En la última línea, Olivier ha escrito: drisdan, porque Olivier también se confunde con la d y la t. Yo me llamo Tristán.