CAPÍTULO I


LA LEY DE TRANSFERENCIA DE ENERGÍA

Hace dos mil años, cuando Cristo caminó sobre las aguas del Mar de Galilea1, su demostración fue una manifestación de la ley natural de levitación operando dentro del marco energético de cohesión, adhesión y magnetismo: los mismos principios que hacen posible el vuelo orbital. Los átomos de luz componentes del cuerpo de Cristo, absorbieron a voluntad una cantidad adicional de rayos cósmicos y substancia espiritual cuya condición congenial a la luz física convirtieron todo su cuerpo en luz, facilitándole el caminar con destreza tanto sobre el mar como sobre la tierra firme.

Su cuerpo era un rayo puro de luz resplandeciendo sobre las aguas. La concepción más deslumbrante de todas, fue su habilidad de transferir a Pedro esta autoridad sobre la energía, mediante la potencia visual de Pedro al ver la manifestación radiante e iluminada del Cristo sobre las aguas. Sin embargo, al apartar temporalmente sus ojos del Cristo, Pedro entró en una vibración y un vórtice de temor humano que densificó inmediatamente su cuerpo, haciendo que se sumergiera parcialmente en el enfurecido mar. La mano alentadora de Cristo, extendida en un amor puro, restableció el enlace alquímico; y el flujo de energía espiritual a través de su mano, puso a Pedro nuevamente a salvo.

El siguiente ejemplo de emisión de energía por el Maestro Jesús -como el caso de la mujer que tocó el borde de su manto sin que El lo advirtiera de antemano2 - nos demuestra el amor impersonal de Dios que responde igualmente al llamado de fe de su semblante, que El tan admirablemente y con tanta pureza ha creado con la suprema esperanza de que todos alcancen su libertad cósmica absoluta.

Estos dos ejemplos se refieren a los aspectos de la Gran Ley Cósmica que no son comúnmente conocidos, aunque comúnmente discutidos o ligeramente tratados por grupos religiosos. La ley de transferencia de energía es vital en la ciencia de la alquimia; puesto que sin ella, es imposible “crear” Materia. Es ley que de la nada no se puede crear algo. El conocimiento verdadero de la ley impersonal de transferencia de energía es también vital para entender correctamente la Gran Ley; porque ésta prueba que Dios se manifiesta haciendo salir su sol sobre justos e injustos3.

Durante su misión en Palestina, Jesús declaró que “el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan“4. Debemos comprender pues, que es posible arrebatar de la mano de Dios algunos de los secretos para regir las fuerzas de la naturaleza y controlar la Materia, aún cuando el individuo y el motivo no sean absolutamente puros. Pero que nadie piense jamás que quien así lo haga quedará impune, porque El será totalmente responsable del uso o abuso de la energía dentro de su mundo.

La razón por la cual he decidido comenzar mi exposición sobre la alquimia con una observación y una explicación solemne, no es para atemorizar a nadie, sino más bien para infundir en todos los lectores una profunda y constante reverencia hacia Dios, que es el único temor que se nos permite en nuestra octava. Es en realidad un reverente temor que engendra en todo aquel que ama la Gran Ley del Amor, el más profundo respeto y veneración por la sabiduría que tan temerosa y admirablemente hizo toda la creación en la semejanza de una libertad intrépida.

Todos los que hagan mal uso de los poderes del universo para fines egoístas descubrirán, tarde o temprano, que deben despojarse de sus bienes mal habidos; y la pena que han de pagar por ello es realmente horrenda. El producir substancia para alimentar al pobre, curar con el tacto una mano marchita, resucitar a los muertos, e incluso prescindir de la ley natural para obrar mediante la magia de la alquimia milagros de maravilla infinita, a la humanidad, todo esto le parece ser lo óptimo en el uso de la gracia Divina. Dejadme óptimo en el uso de la gracia Divina. Dejadme abrazar el Espíritu de libertad que hace que el hombre, creado a la imagen de su Creador, inmortal, amorosa y divinamente libre, pueda realizar estas cosas y muchas más en pro de la sociedad y la felicidad de sus bienhechores. Pero sobre todo, dejadme alabar el buen uso de la divina y bendita ciencia de alquimia espiritual.

El antiguo alquimista ha sido siempre una pintoresca figura, aún para sus propios contemporáneos. Pero el tiempo ha enaltecido su imagen con una gloria mucho mayor de la que jamás haya tenido, lo cual sucede siempre que abordarnos los aspectos del misterio. Es en las sencillas amenidades de la vida donde los hombres han de encontrar su libertad, aunque los aspectos más complejos de la vida son expresiones progresivas de las leyes de la Vida que fomentarán el bienestar de esta Tierra y de todos sus habitantes, encauzando la bondad colectiva en beneficio del más grandioso mundo de libertad jamás concebido, ¡aún ni en la mente de un Nuevo Atlante!5

Dejemos por un momento la sociedad mundana. Consideremos el desempeño del hombre a la luz de la alquimia. El significado profundo de la alquimia es sencillamente composición total, implicando la relación de toda la creación y sus partes componentes. Así la alquimia, cuando se entiende debidamente, se refiere al poder consciente que controla las mutaciones y transmutaciones dentro de la Materia y de la energía, e incluso dentro de la vida misma. Es la ciencia del místico y es el fuerte del hombre autorrealizado, quien después de haber investigado, llega a descubrir su singularidad con Dios y está dispuesto a desempeñar su papel.

A través de los años, los hombres han intentado cautivarme con la tentación de la distancia en el tiempo y el espacio, que prestan siempre encanto a la perspectiva. No es que me tenga en menos como obra de las manos del Padre, pero como semejante al amado Jesús y otros de los grandes Maestros de nuestra Fraternidad, y por eso estoy particularmente interesado en que cada hombre logre el lugar que le corresponde y tenga la debida comprensión de cómo debe ejercer la autoridad en el universo y en su mundo y en sus propios asuntos.

Entiendan todos los que emprendan este estudio que tengo un propósito al hablar aquí, y ese propósito es de hacer de cada uno de ustedes un alquimista en el sentido más puro de la palabra. Esto significa que deben familiarizarse profundamente con la química integral de Dios, y comprender cómo cada faceta de la creación, llega a manifestarse en la Materia, en vuestra consciencia y en vuestra vida cotidiana.

Para realizar esto debidamente deberás meditar y leer estas lecciones repetidas veces, invocándome e invocando a tu Divino Yo -tu Presencia “YO SOY”- en busca de iluminación sobre cualquier asunto que no se evidencia claramente en el momento. Cuando tu propio Cristo Interno te haya conferido el grado interior de Alquimista del Fuego Sagrado, te convertirás inmediatamente en candidato para ser admitido al círculo externo de la Gran Fraternidad Blanca6. Este factor por sí solo es un gran incentivo para que te perfecciones en la alquimia espiritual auténtica.

Ha sido siempre una falacia del pensamiento humano el negar los llamados “milagros” en la vida del gran avatar Jesús. Sin embargo, El, como hijo de Dios, les reveló a todos estas poderosas fórmulas que, si se hubieran entendido y practicado, habrían transformado hace ya tiempo el planeta en un paraíso de perfección.

¡Basta pues, de necedades y de creaciones humanas! Según lo hubiese expresado Shakespeare:

¡Fuera entonces con lo antiguo,

la putrefacción y olor a moho

de esta masa informe:

y, da paso a la eterna inmensidad

del espíritu liberado-

un ser tan libre

como el movimiento mismo

parece ser algo aparte

de la Realidad misma,

y proyecta la imagen

de la eterna esperanza

sobre la diminuta gema

o gota de rocío, en la copa

de una exótica flor!


YO SOY por la libertad de todos.

Amorosamente

Saint Germain




1San Mateo 14:22-23.

2 San Marcos 5:25-34.

3 San Mateo 5:45.

4 San Mateo 11:12.

5 Atlante, ciudadano de la Atlántida, el “continente perdido” donde floreció una civilización avanzada en tiempos remotos antes del Diluvio. La Atlántida es mencionada en las obras de Platón y es el prototipo de la sociedad ideal y del estado científicamente organizado descripto por Francis Bacon en su obra literaria Nova Atlantis.

6 La Gran Fraternidad Blanca es una orden espiritual de la jerarquía, una organización de divinos maestros ascendidos, unidos por los sublimes ideales de la hermandad de los hombres bajo la Paternidad de Dios. La palabra “blanca” no se refiere a la raza, sino a la luz blanca del Cristo, que rodea a los santos y sabios de todos los tiempos quienes han surgido de todas las naciones para contarse entre los inmortales.

CAPÍTULO II


EL PROPÓSITO DE TU EXPERIMENTO ALQUÍMICO

El vacío es energía estéril. El alquimista debe desarrollar un sentido de valor del tiempo y el espacio, y la oportunidad para manipular a ambos. La Libertad se alcanza con la búsqueda y la conquista, pero principalmente con la conquista del yo finito. La maestría auténtica de lo finito se adquiere mediante el amor aspirante, el apremiante llamado profundo, casi magnético del alma a su Fuente Divina. Sólo la gran afluencia de la luz cósmica de Dios podrá liberar el alma de las aprisionantes sombras de su creación humana. Reúne pues, la pureza de intención que necesitas para hacer realidad tu diseño creativo; no des tregua a los elementos base que surgen como duendes para perturbar y poner a prueba el proyecto que has emprendido; luego, desarrolla pacientemente tu diseño Divino, el propósito de tu experimento alquímico.

La verdadera ciencia del Espíritu es mucho más exacta que lo que puedan determinar los sistemas mundanos. Por lo tanto, reconoce a tu propio Yo como la piedra blanca o el elixir de donde debe provenir, de manera ordenada, toda tu creación. Si las ideas claves no se inician dentro de ti que eres el alquimista, entonces, todo el acto resultará, o bien un fracaso, o una imitación de la obra de otro. Ahora bien, si es Dios a quien quieres imitar, entonces se podrá decir de ti: “¡Bien hecho!”; más, si imitas a la vanidad de la humanidad, lastimosa permanecerá tu consciencia. Vale la pena consultar al “Verdadero Yo” del hombre, de donde procede todo designio digno, sobre lo que es conveniente crear; y por eso, el verdadero alquimista comienza su experimento en comunión espiritual consigo mismo para captar así los pensamientos inspiradores de la Mente radiante de su Creador.

Es en la imitación de cualidades inferiores y de los estados inferiores de consciencia, que la sociedad ha moldeado muchos de sus conceptos erróneos. Para corregir estos conceptos, forjar una cultura ennoblecedora, y definir el buen carácter, el hombre y la sociedad deben fijarse en los ejemplares sublimes. Aprenda primero el hombre que va a practicar la alquimia, que primordialmente debe imitar los grandes ejemplos de todos los siglos quienes han manifestado los diseños del cielo; y luego aprendan a seleccionar los mejores aspectos de sus vidas para que la alquimia pueda utilizarse según la intención divina, como el método más noble para lograr los deseos del corazón ahora mismo.

Abrigo grandes sospechas de que muchos de mis oyentes y pocos, si es que hay alguno, de los estudiantes más sinceros, están ansiosos de que se les confiera de inmediato la piedra filosofal, o las cualidades mágicas que les puedan convertir, a voluntad, en una combinación de Aladinos y Midas, sazonando todo con una pizca de benevolencia. Quiero declarar aquí para beneficio de los que así piensen, que, mientras he de comunicarles conocimientos formidables acerca de la ciencia de la alquimia en todas las nueve partes de este estudio, y al menos que asimilen los secretos de las primeras lecciones con profunda humildad, concediéndoseme como instructor el privilegio de preparar las enseñanzas como Dios mandase, dudo mucho que no se sientan defraudados antes de concluir el estudio. ¡La culpa no será ni de la enseñanza ni del maestro! No intento dar un largo discurso sobre las vanidades de la vida mundana, pero quisiera indicar que al revelar estas enseñanzas en esta ocasión la Fraternidad espera que nuestros estudiantes eviten los errores de algunos de los primeros alquimistas, cuyo único propósito pareció ser la adquisición de riquezas y honor y la habilidad de adquirir de la substancia universal las energías para convertir metales base en oro. Quiero apresurarme a decir que no todos los primeros alquimistas limitaron sus ideales a las ganancias temporales. En realidad, muchas almas resueltas se dedicaron a la alquimia con la misma reverencia con que habrían emprendido la búsqueda del Santo Grial7, considerándola como un arte divino y como el origen de los misterios cristianos como cuando Cristo convirtió el agua en vino en las bodas de Caná de Galilea.

Deseamos que se dé un nuevo significado a los conceptos originales sobre la alquimia y que se destaque el significado que adquirió en las escuelas místicas. Pues, los usos a los que actualmente se aplica esta ciencia, deben elevarse a una dimensión superior para que la humanidad pueda gozar de todos los beneficios de la misma. A menos que esta ciencia espiritual se aplique a la liberación de los individuos y de la sociedad, de los afanes, confusión y transigencias con las densidades del pensamiento humano -como es nuestro deseo-, los propósitos que Dios ordenó quedaran incumplidos. Los que seguimos la noble vocación del alquimista aspiramos a que todos alcancen un nivel en el que puedan enseñar y enaltecer los ideales básicos de la vida a la juventud del mundo, como placeres mucho mayores que los meramente temporales, que en realidad, tienen menos utilidad para un alquimista divino como lo tiene el chupete para un niño lactante.

Que nadie crea que mi exposición no es pertinente a los hechos a mano, porque haya yo dedicado este tiempo para presentarles lo esencial del asunto. A menos que cada uno comprenda que debe ejercer individualmente el derecho que Dios le dio para usar el poder con sabiduría y amor, no podrá evitar caer en un abismo de errores propios y de falsas justificaciones.

Ahora bien, como parte del diseño de Dios, El ha incluido el plan para que todos los habitantes de la Tierra se dediquen al conocimiento de sí mismos y de sus destinos. La vanidad que nace del orgullo intelectual, ha hecho que muchos estudiantes sinceros, e incluso un gran número de maestros mundanos de una u otra ciencia, hayan caído en las trampas de su propia creación, no llegando a saber nunca, en muchos casos, cuándo saltó la trampa. Por eso, cuando se incluya aquí algún tema, que nadie piense que lo puede pasar por alto simplemente porque le parezca conocido, o porque lo ha estudiado anteriormente. Colocamos gemas de pensamientos en las oraciones más inverosímiles, que aunque sencillas en estilo y fáciles de comprender, pueden exigir más que la exploración diligente de, incluso, un corazón sincero. San Pedro planteó esta pregunta: “Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?”8. Es conveniente que el aspirante a alquimista se convenza de que ésta es una ciencia exacta y auténtica, cuya comprensión se la confiere al hombre Dios mismo. Su objeto es enseñar a la humanidad cómo obtener para sí mismos todos los dones y virtudes gratuitos que sus “corrientes individuales de vida” necesitarían para encontrar el camino que los retornará a su Hogar, al corazón de Dios.

No digo que no puedas aprender a convertir en realidad todo lo que tu ser ansíe -y este aspecto de la alquimia es para algunos la parte más fácil - mientras que para otros resulta la más difícil. Lo que sí digo es que se debe aspirar a la formación de esos deseos más que a la maravillosa ciencia de hacerlos pasar de lo invisible a su manifestación. Ya que el crear un designio digno, es un nobilísimo empeño digno del Dios que existe dentro del hombre, quien es el único que puede liberarlo de sus cadenas para satisfacer su destino inmortal.

Hemos laborado tanto en la Tierra como esperado en el Cielo para que los hijos de este mundo desistan del saqueo y del pillaje de la guerra, que se dediquen a la educación de los desvalidos, que abandonen el deseo de la distinción de clases y se dediquen, como lo harían los príncipes del reino, a satisfacer eficientemente las necesidades de su empobrecido aunque noble linaje. Estamos actualmente decididos a buscar los fieles de todas las naciones para facilitarles los medios con que puedan librarse individualmente de la esclavitud impuesta por los tiempos, y reposeer la herencia inapreciable que les pertenece. Naturalmente, esta herencia no es ni pasajera ni efímera. No obstante, cuando me encontraba en Europa para hacer desaparecer parte de la pobreza y confusión que allí reinaba, utilicé la alquimia Universal para crear la substancia que, aunque temporal en naturaleza, llenó muchas necesidades humanas y resultó confortadora y útil para el mundo y las vidas personales de mis beneficiarios. No concibo nada malo en la idea, ni miro con desagrado, que tengáis una Fuente Divina de aprovisionamiento para satisfacer todas vuestras necesidades. Creo que lo necesario es que os mantengáis siempre humildes y agradecidos mientras Dios pone en vuestras manos la clave para el dominio de las fuerzas naturales. De nuevo, y sin estar supeditada a ninguna otra idea de las que aquí se exponen, existe la necesidad constante de comprender el designio o plan universal de la creación, para que todo lo que proyectemos y realicemos esté en armonía con la ley eterna y los principios cósmicos.

Espero no haber atemorizado ni desanimado a ninguno de los estudiantes de la alquimia de proseguir con este maravilloso estudio divino. Pero ahora me siento ya libre para proceder con más desahogo, puesto que he ensalzado el principio eternamente manifiesto de la inteligencia inmortal de Dios que algunos denominan inspiración, mientras que otros lo llaman simplemente la Mente de Dios. Sea cual fuere el nombre con que los hombres designen una cualidad, es su posesión la que representa los nueve puntos de la ley. Por consiguiente, ama la emanación de sabiduría divina aquí contenida, la cual, al igual que la luz del sol que brilla tenuemente a través de los árboles, toca con sus dedos de luz todo aquello por lo que atraviesa, ya que sólo por el amor es que puedes realmente poseer.

YO SOY la Resurrección y la Vida9 del designio cósmico que llevas dentro de ti.

En nombre de la libertad, me suscribo.

Saint Germain


7 Santo Grial: vaso o cáliz usado por Jesucristo en la última Cena y sostenido por José de Arimatea al pie de la cruz, para recibir la preciosa sangre de Cristo. Siglos más tarde, el Santo Grial apareció en una visión que tuvieron los Caballeros de la Mesa Redonda del Rey Arturo, suministrándoles milagrosamente todo lo que deseaban. Es también descripto como un cáliz que posee poderes curativos, se convirtió en objeto de constante búsqueda y sólo aquellos verdaderamente puros podían encontrarlo.

8 Pedro 4:18.

9 Juan 11:25.

CAPÍTULO III


LA CIENCIA SAGRADA

El dominio del destino individual está controlado por la influencia recíproca de muchas fuerzas cósmicas. Generalmente benignas, aunque, en la sociedad de hoy debido al concepto erróneo que la humanidad tiene acerca de los propósitos mundanos y celestiales, estas fuerzas se han aplicado contra otros fines frecuentemente caóticos y desintegrantes.

La alquimia se ideó originalmente como medio para enaltecer el destino del individuo poniendo a su disposición la técnica de transmutar los metales base en oro, produciendo así, opulencia en los negocios del practicante próspero. La dedicación de los primeros alquimistas a la causa de indagar sus secretos era completa, y fue santificada por la coordinación de sus mentes con las obras de sus manos. Estos alquimistas conducían sus experimentos bajo coacción de ser perseguidos por fuerzas reaccionarias arraigadas de esos días, y es un tributo a sus vidas y un honor, el hecho de que aún persistieran en su búsqueda. Así produjeron y legaron a la humanidad los resultados dignos de fe de sus esfuerzos, como logros científicamente reconocidos y anotados conocimientos filosóficos, para bendecir la cultura y los archivos del orden mundial.

Deberá resultar cada vez más claro a los estudiantes de este curso que tengo la determinación de crear en sus mentes y sentimientos un nuevo sentido de libertad. Los conceptos puros presentados aquí para la alquimia, que debe preceder la adquisición de todas las demás claves, es el dominio de sí mismo en un grado mayor o menor. A esta clave debe atribuírsele el valor que le corresponde, ya que el autodominio es la clave para todo conocimiento de sí mismo. Esto se debe entender y usar, por lo menos, en parte, y deberás reconocer, sin lugar a duda, que tú eres el alquimista que ha de determinar el designio de tu creación. Además de esto, debes considerar tu propio ser como el Yo Real, y tu creación como emanada de ese YO.

Algunos se sorprenderán al saber que diariamente los pensamientos y sentimientos discordantes, como vórtices desbordantes humanos, producen un efecto hipnótico en casi todos los habitantes de la Tierra. Aunque utilizado conscientemente por muy pocos, esto tiende a anular la gran concentración de poder inteligente y creativo que es legado y el derecho natural de todo hombre, mujer y niño sobre el planeta. Al mismo tiempo que un número cada vez mayor en la humanidad va en la búsqueda de libertad, los elementos reaccionarios, con o sin propósito, tratan de imponer nuevos grilletes a la raza cada vez que ésta logra obtener la libertad, de una u otra forma de esclavitud humana.

Para tener éxito, el alquimista deberá estar consciente de su libertad otorgada por Dios para crear. Deberán evitarse las restricciones y limitaciones impuestas al alma en las diversas formas de esclavitud humana. Aunque en cada caso, estas se deberán distinguir de las leyes necesarias que estructuran la sociedad. La belleza y la rectitud deberán blasonar la mano derecha e izquierda del aspirante a alquimista, para que le recuerden la responsabilidad que tiene, ante Dios y ante los hombres, de contemplar sus obras antes de darlas al público, cerciorándose de que son en verdad buenas, y dignas para todos los hombres.

En estos estudios sobre la alquimia revelo métodos para formar imágenes mentales que proporcionarán a los estudiantes que las usen, como lo hice yo, la habilidad de prestar a Dios y al hombre un servicio de primera magnitud. Espero que se disipe el mito de la igualdad humana y que en la dignidad de la igualdad de oportunidades las evoluciones de este hogar planetario, lleguen a conocer y amar el potencial expansivo del Cristo en todos. Así, el firme avance de la humanidad se caracterizará por una mayor maleabilidad del alma y un mayor entendimiento de la finalidad universal del hombre en el desarrollo de sus talentos individuales, en comparación con las que han existido hasta ahora sobre la faz de la Tierra.

Cuando los primeros alquimistas alcanzaron cierto grado de éxito en la indagación de los secretos del universo, se percataron de la necesidad de unirse y de evitar que el público llegara a conocer algunos de los descubrimientos que habían hecho. De esta exigencia nacieron varias órdenes religiosas y sociedades secretas, cuyos vestigios han sobrevivido hasta nuestros días. Se reconoció la necesidad tanto de reprimir como de expresar, de la misma manera que los iluminados de hoy día reconocen que la armonía en el orden social y entre las naciones, y la extirpación de las causas de la guerra y conflictos civiles, eliminarían todos los motivos que impiden que se divulguen conocimientos que resultarían universalmente beneficiosos.

Deseo declarar, puesto que puedo hablar a la luz del verdadero conocimiento, que los primeros alquimistas no fueron tan fracasados como la historia quisiera hacer creer a los hombres. Sus descubrimientos fueron legión, incluyendo el conocimiento tanto secular como religioso, tanto científico como filosófico. Sobre todo, revelaron muchas verdades que en fechas posteriores se convirtieron en conocimiento general.

Que no pase el mundo por alto todos los relatos que se han hecho sobre la supresión de la invención y de las ideas nuevas, por razones económicas y políticas. Siempre que servía a sus fines, los hombres en altos puestos, con mucha frecuencia, instruían a sus mercenarios para que mantuvieran en secreto el conocimiento mismo que pertenece a todas las edades, y que constituye la herencia de los habitantes de todas las naciones. A pesar de todos esos viles tratos, los maestros de la sabiduría no comunicarán este conocimiento a la humanidad hasta que la alquimia de la razón cure la herida interna del egoísmo en una porción suficiente de la raza, para que en la mano imparcial de la Justicia se pueda mantener eternamente la antorcha del conocimiento.

En estas tres primeras lecciones estoy preparando vuestras mentes para que asimilen mejor la idea de la liberación plena de la llama de la sabiduría que forma parte de este curso. Con frecuencia pierden la esperanza aquellos hombres que no pudieron ejercer cierta elección sobre el conocimiento antes de llegar a sus manos. Este sentimiento es ciertamente comprensible, pero nunca es conveniente un lamento que no tenga tendencias constructivas. Es preferible que los hombres perciban el instante presente como la hora de Dios, que como plegados pergaminos de edades pasadas. Los borrosos jeroglíficos de los errores del pasado, no pueden refutar la verdad actual, ni actuar como panacea para remediar lo que desafortunadamente sembraron; éstos deben verse solamente como medios de contraste, para aumentar el sentido actual de gratitud que se regocija en el progreso que hoy se manifiesta para desvanecer la ignorancia de tiempos pasados.

Se espera del estudiante de alquimia, que éste resueltamente decidido a utilizar las energías de hoy, y así abra las puertas que conducen al dominio del futuro. Por lo tanto, debe procurar que la expansión actual de la ciencia de la alquimia, sea suficiente para transformar las cualidades base de la naturaleza humana en un altar sobre el que la llama de la Realidad viviente, encenderá el esplendor de la edad de oro que ahora emerge desde lo más profundo de la Mente de Cristo. Que sus esfuerzos sean igualmente suficientes para contrarrestar los tormentos de la injusticia mundana, y que El se afane por alcanzar para la posterioridad, períodos de abundante y creciente progreso, iluminación, felicidad y espiritualidad universal.

Cuando los usa el alquimista, los símbolos y la simbología debidamente entendidos, están literalmente cargados de sentido. Por ejemplo: el mercurio es el símbolo de la rapidez, e interpreta para la consciencia el pensamiento de una agudeza mental, vigilante y reverente, que presta rápidamente a la química de la acción, la intensidad de la dedicación. La sal representa la idea de la individualidad, recordándole a la humanidad la necesidad de preferir que el yo conserve el sabor10 de su Fuente Divina, a la cristalización de la identidad dentro de Sodoma y Gomorra de la materialidad, representada por la figura histórica de la mujer de Lot11.

El Fuego, como la vida, es el catalizador que puede ser aumentado con la luz cósmica dentro de los rayos cósmicos, con el fin de intensificar y purificar el fulgor de la vida en el designio que se intenta. Además, la invocación consciente de la Vida hace doblemente seguras todas las manifestaciones del alquimista.

La Tierra simboliza las densidades cristalinas naturales, creadas con energías del Espíritu y sustentadas por los seres del reino elemental. Estos diminutos creadores, remedando la discordia humana, han transferido a la naturaleza los rasgos discordantes de la humanidad. Así, la convergencia del error humano sobre el cuerpo planetario apareció en forma de espina, cardo, insecto y animal de rapiña. Y la caja de Pandora de formas astrales fue abierta por civilizaciones rezagadas, cuyo descarriado libre albedrío y egoísmo, han pervertido las energías de la Vida, incluso en otros sistemas de mundos. Es esta discordia, impuesta sobre los mismos átomos de substancia, que el alquimista debe eliminar de su laboratorio como condición para crear. Es esta escoria la que el alquimista purificará mediante el fuego.

No espero que todos los lectores entiendan inmediatamente todos los aspectos que contiene este estudio. Si bien es verdad que soy partidario de la sencillez en la fraseología de las leyes básicas de Dios, comprendo también que las formas mentales expresadas en palabras del orden superior, producirán un bien mayor cuando el mundo sea capaz de aceptarlas. Por eso incluyo aquí elementos que requieren la atención de todos en los diversos niveles de consciencia, a que procuren con diligencia presentarse aprobados a la Llama de Dios en su interior12.3 Así llegarán a alcanzar el progreso alquímico individual todos los que practiquen fielmente las enseñanzas.

El tipo más insidioso de esclavitud, es aquel en que el prisionero no está consciente de sus cadenas. Estoy seguro de que la ciencia auténtica de la alquimia podrá servir para poner en libertad a todos los seres de la Tierra que la acepten. Por eso, y por respeto a su supremo objetivo, la considero como la ciencia sagrada. Recordad, bienaventurados hijos de los hombres, que el propósito de la verdadera ciencia debe ser aumentar la felicidad, y liberar a la raza de toda condición externa que no resulte beneficiosa en la exaltación del hombre a la prístina grandeza de su destino cósmico original.

Todo postulado, sea de índole social, económico, religioso o científico deberá, ser infundido con la libertad que permita a los hombres progresar, todo el que trate de conducir progresivamente a la humanidad en estos campos, deberá admitir que existe la posibilidad de cambio sin comprometer en manera alguna, esas alas infalibles del espíritu humano que se denominan: “vida, libertad, y búsqueda de la felicidad”. Es cierto que la oportunidad para progresar, y la libertad para innovar, no pueden afectar a la inmutabilidad de la verdad divina ni a la integridad del Logos, cuyo poder emite su palabra desde las infinitas alturas a que conjuntamente aspiramos.

YO SOY progresivamente vuestro en la ciencia santa.

Saint Germain


10 San Mateo 5:13.

11 Génesis 19:26.

12 Timoteo 2:15.