Víctor Mancera Iruela

 

Tenebrae
Los amos del castillo

 

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Primera edición: diciembre de 2017

 

© Grupo Editorial Insólitas

© Víctor Mancera Iruela

 

ISBN: 978-84-17029-62-3

ISBN Digital: 978-84-17029-63-0

 

Difundia Ediciones

Monte Esquinza, 37

28010 Madrid

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IMPRESO EN ESPAÑA - UNIÓN EUROPEA

 

 

 

Atención querido lector

 

Hay detalles escritos en este libro, como los puntos de vista del narrador o los personajes e incluso las ubicaciones en las que se desarrolla cada parte de la historia para saber desde qué punto de vista se está narrando la historia, estará escrito «Narración (nombre del personaje)», de no ser el punto de vista de algún personaje de la historia tan sólo estará escrito «Narración normal», dando a entender que es desde el punto de vista del narrador, lo escribí así para que se vieran las cosas desde diferentes puntos de vista.

 

Las ubicaciones estarán escritas entre corchetes «[ ]» para que se supiera en qué lugar se encuentran los personajes de cada parte de la historia.

 

Además de todo eso, los diálogos contienen el nombre del personaje que habla y en algunas ocasiones entre asteriscos «*» están escritos acciones, sentimientos y expresiones para saber que están haciendo o como se sienten en ese momento.

 

Sin nada más que añadir espero que disfrutes de esta historia tanto como disfrute yo escribiéndola.

 

ATTE: Víctor Mancera.

 

 

[Mundo Mortal, Templo en Ruinas]

 

Narración Normal

 

En ese viejo templo dedicado a Dios, una mujer de cabello dorado y largo vestida con un vestido negro con detalles púrpuras buscaba algo, lo más llamativo en ella no era su belleza, sino un par de alas negras en su espalda, se encontraba allí por una razón, buscaba a alguien importante para ella.

 

Narración Manariel

 

Pasaron siglos desde la última vez que dicho lugar fuera utilizado, el ser humano olvida rápidamente a sus dioses. Debido al abandono de ese templo era el lugar perfecto para el encierro de mi amo, ¿cuándo fue la última vez que le vi?, fue antes de ser condenado..., todo por interferir en el mundo mortal, ya no fue sólo por salvar una vida destinada a morir..., sino porque además usó su poder para incinerar a un ejército hasta las cenizas, aquello fue lo que provocó la ira de los representantes del «Dios Padre» y que le condenaran al encierro eterno.

 

Manariel: Pero hoy..., ese encierro terminara...

 

Aquella vez fui incapaz de hacer nada debido a que no se me informó de nada, todo lo que supe fue que yo fui elegida como la nueva líder de la estirpe de mi amo, cuando preguntaba sobre eso parecía ser un tabú ya que se negaban a decirme que le sucedió, pero cuando casualmente escuche una conversación del «arcángel Ezequiel» descubrí la verdad.

 

Manariel: *Seria* Ni siquiera hubo un juicio justo..., no..., ellos nunca quisieron dárselo.

 

Para el resto de arcángeles mi amo sólo era un entrometido y un estorbo, pero en vez de optar por convertirlo en un «Sefirot», decidieron encerrarle en una prisión eterna y dejarle en ese lugar para olvidarse de él, tras saber eso estuve planeando buscarle y liberarle cuando tuviera la oportunidad.

 

Manariel: Eso debe ser.

 

Lo encontré por fin..., la prisión de mi amo..., un ataúd de cristal opaco sellado con magia celestial, los sellos mágicos inscritos me revelaron la identidad del creador de dicha prisión.

 

Manariel: El arcángel Ezequiel..., el mismo que le condenó..., el mismo que me informó de mi nueva posición..., el mismo..., que pagará por hacerle esto...

 

Iba a comenzar a liberar a mi amo pero algo me interrumpió..., varias estatuas que había a ambos lados de la sala comenzaron a moverse, ¿cómo no me percate antes? no eran estatuas normales, eran apóstoles y por sus emblemas pertenecían a la estirpe de Ezequiel, así que temía que alguien intentase liberar a mi amo.

 

Manariel: Arcángel Ezequiel..., lo que hizo no estuvo nada bien, y no pienso aceptar su forma de juzgar a otros, puede que mi amo cometiera errores, pero el siempre miró hacia un futuro mejor para todos.

 

Eran muchos para mí pero ¿debería intentar derrotarlos a todos o concentrarme en liberar a mi amo?, sin importar mi elección debía actuar rápido o mi plan fracasaría.

 

 

 

Prólogo: Mundo Mortal

[Celestia, Santuario del Dios Padre, Salón de Reuniones]

 

Narración Normal

 

Todo comenzó un día en Celestia, el mundo de los ángeles y hogar de Dios, en el santuario, el lugar donde se llevaban a cabo reuniones y eventos importantes se encontraban tres ángeles, uno de ellos tenía el cabello rubio y corto y vestía una túnica blanca con detalles carmesíes junto a una capa del mismo color y unos pantalones del mismo color blanco, era el arcángel Lornoke L. Rozwelli el líder de una facción llamada el «Ala Carmesí», a su lado estaba el arcángel Ezequiel E. Luxius quien llevaba la misma vestimenta pero con detalles azules, el motivo de estar ahí era entorpecer a Lornoke, lo cual hacia constantemente, y frente a ellos estaba el gran arcángel Gabriel, un ángel de cabello negro y corto que llevaba una túnica mucho más elegante con decoraciones doradas y rojas, llevaban unos minutos debatiendo sobre cierta investigación que Lornoke llevaba a cabo.

 

Narración Lornoke

 

Los mortales son aquellos seres que viven en el mundo mortal, fueron creados hace milenios por el Dios Padre justo después de nosotros lo ángeles, son seres muy inferiores con vidas muy efímeras, viven una media de ochenta años como mínimo, y sin importar cuantos siglos pasen, siempre cometen los mismos errores, luchan..., roban..., asesinan..., pecan..., sobre todo esto último, los seres llamados «humanos» son los más pecadores de todos los mortales, eso es lo que yo, el arcángel Lornoke L. Rozwelli, he presenciado desde Celestia el mundo de los ángeles.

 

Lornoke: Pero ¿debemos estar solo observando?, si el Dios Padre los creó ¿no espera que nosotros los guiemos por el buen camino?

 

Ese día después de décadas de observación llegué a esa conclusión, la única forma de corregir la actitud de los mortales era guiarlos nosotros mismos, pero mi sugerencia fue rechazada de inmediato por el gran arcángel Gabriel.

 

Gabriel: El Dios Padre no ha dicho nada después de crearnos a nosotros y el mundo mortal, dudo mucho que realmente sea necesario que intervengamos con los mortales.

 

Ese «mortales» sonó con cierto aire de desprecio, veíamos a los seres del mundo mortal como si fueran criaturas insignificantes, sabía que realmente no escucharían mi sugerencia, pero quería intentarlo y aún no podía darme por vencido.

 

Lornoke: Gran arcángel..., estoy al tanto de eso, pero ¿aun así debemos ignorarlos? El Dios Padre les dio un mundo que no dejan de destruir con sus guerras y pecados, creo que al menos deberíamos intentar corregirles para, aunque sea, preservar su mundo por más tiempo.

Ezequiel: Lornoke, ¿no estás siendo muy ingenuo al creer que podría ser posible hacer eso?

 

Ezequiel E. Luxius..., otro arcángel de mi misma categoría, parecía divertirle entrometerse en mis asuntos de cualquier modo, en esa ocasión contradecía mis sugerencias, y desgraciadamente escuchaban más su opinión que la mía.

 

Gabriel: Arcángel Lornoke me temo que estoy de acuerdo con el arcángel Ezequiel, no es sencillo corregir la actitud de toda una especie, ¿cuántos siglos podría llevarnos eso?, quizás para cuando lo consiguiéramos sería demasiado tarde.

Lornoke: Lo sé gran arcángel, sé que no es sencillo pero no hablo de corregir a todos, sé que existen mortales que sin importar lo que se haga nunca cambiaran, pero ¿qué hay de los que sean puros? me consta de la existencia de mortales de corazón puro, ellos...

Ezequiel: Y dime Lornoke ¿cómo los corregirías?, no estamos autorizados a intervenir, solo podemos observar.

Lornoke: Eso...

Gabriel: Es suficiente, dejemos esta discusión para otra ocasión, tengo otros asuntos de los que...

Lornoke: Espere Gran arcángel quiero solicitar su permiso.

Gabriel: *Intrigado* ¿Permiso?, ¿qué planeas hacer?

Lornoke: ..., permítame ir al mundo mortal para observarlo.

Ezequiel: Espera un momento eso...

Lornoke: Permítame investigar de cerca ese mundo, quiero terminar mis investigaciones antes de que se tome una decisión definitiva sobre mi sugerencia.

 

El gran arcángel Gabriel se mostró serio ante esa petición, sabía que no teníamos que intervenir en el mundo mortal pero quería encontrar algo que me sirviera para que aceptaran mi sugerencia.

 

Gabriel: ..., de acuerdo, pero recuerda que no tienes permitido intervenir con los seres de ese mundo.

Lornoke: *Sonríe y se inclina* Se lo agradezco gran arcángel, juro por mi estirpe que no intervendré con los mortales.

 

Sentí cierto desagrado en el arcángel Ezequiel lo cual me hizo sentirme satisfecho, por fin había conseguido que él no se metiera en mi camino.

 

[Pasillos]

 

Narración Normal

 

Ezequiel y Lornoke abandonaron el salón de reuniones, en los pasillos comenzaron a hablar entre ellos.

 

Ezequiel: Estás perdiendo tu valioso tiempo Lornoke, ¿qué esperas conseguir viajando al mundo mortal?

Lornoke: Tú lo ves como una pérdida de tiempo, pero yo lo veo como una oportunidad de cambiar el mundo y a sus habitantes.

Ezequiel: No creas que conseguirás lo que te propones, el gran arcángel Gabriel no aceptará tu sugerencia hagas lo que hagas.

Lornoke: *Serio* ¿Eso te lo ha dicho el mismo?

Ezequiel: *Sorprendido y molesto* ¿Cómo te atreves?, ¿piensas que estamos conspirando contra ti?

Lornoke: Si.

Ezequiel: ..., inconcebible..., ¿te atreves a dudar del juicio del gran arcángel Gabriel? si el gran arcángel Miguel lo escuchara no saldrías...

Lornoke: ¿Impune de ello?, hace mucho que no dejo de preguntarme porque nunca escuchan mi opinión y porque he sido excluido de reuniones importantes, si tienen algo que decirme que lo hagan, pero es de muy mala educación dejar de lado a alguien importante.

Ezequiel: ..., piensa lo que quieras..., pero tus opiniones son todas muy ingenuas e inútiles, ¿qué esperabas?

Lornoke: Pues haré que cambien de opinión cuando acabe mi investigación.

Ezequiel: Eso habrá que verlo...

 

Ezequiel se marchó molesto con Lornoke y sus opiniones, pero eso no haría cambiar al arcángel de su plan de viajar al mundo mortal.

 

[Territorio del Ala Carmesí]

 

Narración Normal

 

Lornoke regresó muy molesto tras no haber logrado casi nada de lo que se proponía, cuando regresó al territorio de su facción fue recibido por su asistente personal, la Serafín Manariel Sacrament, una mujer de cabello rubio y largo que vestía con un vestido completamente blanco.

 

Narración Manariel

 

Me encontraba en la entrada del territorio esperando a mi amo Lornoke el cual regresó de la reunión nada contento, supe enseguida que no fue bien y conocía la causa principal.

 

Manariel: Así que el arcángel Ezequiel volvió a entrometerse.

Lornoke: Es tan impertinente..., nunca escucharan mis palabras si él no deja de estar en mi camino.

Manariel: *Seria* Tanto él como otros muchos siguen viviendo en el pasado.

Lornoke: No quieren mirar hacia un futuro mejor para todos, sólo les importan ellos mismos, pero esta vez conseguí algo bueno.

Manariel: ¿De verdad?, ¿de qué se trata?

Lornoke: Acompáñame, te lo contaré de camino a mi estudio.

 

[Residencia Rozwelli, Estudio]

 

Viajar al mundo mortal..., eso era considerado una violación ante la norma de no intervenir con los mortales, pero había recibido permiso así que debería estar bien mientras estuviera al margen.

 

Manariel: Pero ¿seguro que estará bien solo amo?

Lornoke: Si, no puedo llevar a nadie conmigo para esto.

Manariel: Pero..., ¿y si sucediera algo y no pudiéramos ayudarle?

Lornoke: En ese caso deberé contar con mi más leal sierva para continuar mi trabajo, siempre y cuando estés de acuerdo.

Manariel: Ah! por supuesto sería un gran honor.

Lornoke: Gracias, sé que puedo contar contigo.

 

En el pasado, yo Manariel Sacrament era un ángel más que no estaba afiliado a ninguna de las facciones celestiales, fue cuando un día escuche hablar sobre el arcángel Lornoke L. Rozwelli, pude asistir varias veces a sus discursos de reclutamiento y sus palabras..., me cautivaron..., era alguien a quien admiré pero dudaba de poder estar a la altura, en las ramas celestiales sólo podían alistarse los mejores ángeles de todo Celestia, mi mayor capacidad era sólo la magia así que no creía que pudiera formar parte del «Ala Carmesí», pero me armé de valor y me presenté siendo examinada por el propio líder de la facción, me esperé alguna clase de prueba física como en «el acero sagrado», o intelectual como en «la sabiduría ancestral», pero él tan sólo me preguntó por mis capacidades físicas y mágicas e incluso pidió una demostración, no pude creerme que después de verme utilizar mi magia y dijera que debería mejorar me reclutara, desde entonces he estado trabajando mucho para alcanzar mi posición como su mano derecha en la facción, tenía que pagarle por haberme aceptado y esa me parecía la mejor forma, ofrecer mi completa lealtad y apoyo era mi forma de agradecimiento.

 

Lornoke: Debo terminar de revisar todo lo que tengamos pendiente antes del viaje, no estaré fuera demasiado tiempo pero trataré de no dejar nada sin hacer.

Manariel: ¿Necesita ayuda?

Lornoke: Mmm..., pídeles a los investigadores los resultados de las últimas pruebas de los apóstoles, quiero priorizar ese asunto primero.

Manariel: Enseguida.

 

Era hora de trabajar, era una lástima no poder acompañarle al mundo mortal, pero debería conformarme con permanecer en Celestia dirigiendo los asuntos de la facción en su ausencia.

 

[Portal del Mundo Mortal]

 

Narración Normal

 

Ese portal conectaba con el llamado mundo mortal, pero también servía como un medio para observar lo que sucedía allí, Lornoke lo usó principalmente para observar a los mortales, pero en esa ocasión sería usado para viajar a dicho mundo.

 

Lornoke: Es la hora...

Manariel: Buen viaje amo.

Lornoke: Ahora mismo en el mundo mortal es de noche, según la forma de medición del tiempo estaré fuera unos siete días, el mismo que el Dios Padre necesitó para crear dicho mundo.

Manariel: De acuerdo, le veré de nuevo en siete días.

 

Dicho eso Lornoke atravesó el portal comenzando su viaje.

 

[Mundo Mortal, Pueblo]

 

Narración Lornoke

 

Lo primero que vi al pisar el mundo mortal fue una amplia llanura verde, empecé por observar la vegetación y las criaturas no humanoides que habitaban ese mundo, era una vista maravillosa para mis ojos..., pero pronto esa vista fue mancillada con sangre..., una especie humanoide llamada «humanos» fue tras los animales que se alimentaban de hierbas y frutos, y los mataron a sangre fría solo para comer su carne y alimentarse, por no mencionar que encontré un pequeño bosque..., pero no fue pequeño en el pasado, era un gran bosque y cuando miré a mi alrededor encontré los tocones de los árboles que los humanos talaron para obtener madera con la que construir sus casas y alimentar sus fogatas, el dolor de esos animales y de esos árboles lo sentí con mucha intensidad en mi pecho, era un mundo cruel a diferencia de Celestia que era un mundo pacifico a excepción de pequeñas disputas entre los ángeles, dos días después decidí saber más de esos humanos así que me mezclé entre ellos, un pequeño pueblo sin nombre se alzaba en medio de aquella llanura, allí uno de sus edificios me alegró la vista, era una iglesia, una edificación dedicada a la religión y a la creencia del Dios Padre, pero cuando entré dentro el lugar estaba vacío y así fue durante todo el día, el dueño de aquella iglesia..., el «párroco» que era la forma de referirse a él, sabía que la gente de ese pueblo no era muy creyente, él era uno de los pocos humanos de corazón puro en ese pueblo, le pedí que me permitiera trabajar allí para ofrecerle ayuda con la misa y aceptó, el nombre que decidí usar para mezclarme con los humanos era... «Roswel».

 

Lornoke: ...

 

De nuevo ese día estaba viendo algo horrible..., otro hombre muerto por una pelea en la taberna del pueblo, varias puñaladas en el pecho y un corte profundo al cuello, pero lo más notorio era el hedor del alcohol que desprendía además del de muerte, los pueblerinos pasaban ignorando el cuerpo pero yo me detuve y en silencio rece por la salvación de su alma, no podía dejarlo allí, así que tomé el cuerpo sin vida de aquel hombre y cargándolo sobre mis hombros lo llevé al cementerio tras la iglesia.

 

[Cementerio]

 

Lornoke: Ahora podrás descansar..., rezaré por que tengas una vida mejor.

Párroco: ¿Otra tumba sin nombre?

Lornoke: «Padre Graham»...

 

Ese era el párroco de la iglesia, el padre Graham, un hombre humano de cabello corto canoso cuya vestimenta era una sotana negra como era habitual, llevaba colgando de su cuello un rosario, el cual poseía una cruz de metal que representaba al hijo de Dios, tal y como él decía era otra tumba sin nombre..., normalmente eran borrachos que enfurecían a viajeros que eran incapaces de mantener sus armas guardadas en una discusión o pelea, por allí pasaban pocos viajeros pero normalmente todos iban armados ya que viajar en solitario era peligroso.

 

Lornoke: Si..., ¿sabe quién puede ser el difunto?

Graham: No es uno de los habituales que vienen a la iglesia..., creo que es el padre del carpintero, ese hombre llevaba varios días llamando la atención por las noches en estado de embriaguez.

Lornoke: ¿Cómo puede haber acabado así?

Graham: Antes era un gran hombre..., fue él quien construyó los bancos de la iglesia, y pensar que ahora su tumba esta frente a mí..., es triste ver como personas con las que te sientes agradecido se marchan.

Lornoke: Lo es padre..., lo es...

Graham: Tenemos que preparar la misa, yo me ocuparé de darle nombre a esta tumba.

Lornoke: Si padre.

 

[Iglesia, Salón Principal]

 

Comencé a preparar el salón para la misa del día, mientras estaba colocando los bancos la puerta de la iglesia se abrió y entró una mujer que ocultaba su rostro bajo una capa blanca.

 

Lornoke: Disculpa hija pero aún no ha comenzado la misa.

 

El padre Graham y yo llamábamos así a los demás pueblerinos, los conocíamos a casi todos pero aquella mujer nunca la había visto antes en la misa.

 

Mujer: *Confusa* ¿Quién es usted?

Lornoke: Soy el padre Roswel, ayudo al padre Graham en esta iglesia.

Mujer: Entiendo..., el padre Graham me permite esperar dentro a que empiece la misa y...

Graham: Ah! hija, veo que ya estás aquí como de costumbre.

Mujer: Si padre, me alegro de verle de nuevo.

Graham: Padre Roswel no le des importancia, puede permanecer aquí.

Lornoke: Entiendo..., disculpa hija, no estaba al tanto de esto.

Mujer: No se disculpe padre.

 

La mujer esperó en la puerta mientras yo terminaba de colocar los bancos, mientras el padre Graham se ocupaba de las velas fui a hablar con él sobre esa mujer.

 

Lornoke: No la había visto antes, ¿la conoce?

Graham: Si, viene una vez al mes ya que vive muy lejos.

Lornoke: ..., entiendo...

Graham: Lo has notado ¿verdad?

Lornoke: Si..., ¿que le ocurre?

Graham: Esa joven nació con un cuerpo débil, desde niña viene aquí para rezar por su mejoría.

Lornoke: ¿No tiene cura?

Graham: El médico dice que no puede hacer más que retrasar lo inevitable, pero aun así ella no pierde la esperanza de ser salvada por un milagro.

 

Así que aún había humanos que creían en los milagros..., ¿qué haría el Dios Padre si supiera de esto?, no..., será mejor que lo olvide, no puedo involucrarme con los mortales más de lo necesario.

 

Graham: Bien, comenzaremos la misa pronto, abra las puertas padre Roswel.

Lornoke: Si.

 

La misa dio comienzo y como siempre no hubo mucha gente que asistiera, consistía solo en varios sermones que hablaban sobre como el Dios Padre creó el mundo y a los humanos, y como sucedió la «primera desobediencia» del hombre que lo expulsó del «Jardín del Edén», eran historias que conocíamos muy bien en Celestia pero ellos las conocían por terceros, humanos que afirmaron ser la voz del Dios Padre, yo no estaba al tanto de algo como eso pero quizás alguno de los grandes arcángeles supiera sobre eso, permanecía al lado del padre Graham y tan sólo observaba, fue cuando vi en la primera fila a la mujer de antes que seguía ocultando su rostro, comenzaba a estar intrigado por ella, pero no solo porque escondía su rostro..., había algo en ella que la diferenciaba del resto de humanos, pero no sabía que era exactamente.

 

Graham: Ahora hijos míos, acercaos y recibir la bendición de Dios.

 

Esa era la tarea que yo tenía durante la misa, dar la bendición de Dios a los creyentes, sólo unos pocos se acercaban a recibirla formando una fila, yo tenía en mis manos un recipiente de plata en el cual había una pequeña galleta tan fina como el papel de un pergamino llamada «hostia», según las creencias sobre «el hijo del Dios Padre», su hijo ofreció pan a sus «apóstoles» diciéndoles «tomar de este pan que es mi cuerpo», era una forma de simular aquel evento tan antiguo, la primera persona fue la mujer de la capa blanca la cual retiró parcialmente la capucha que ocultaba su rostro, mientras le ofrecía la «hostia» pude ver sus ojos que eran de un color similar al ámbar.

 

Mujer: Amén.

 

Tras tomar la «hostia» y decir esas palabras regresó a su asiento, lo mismo pasó con los demás y la misa continuó, cuando finalizó todos se marcharon excepto aquella mujer la cual esperó a que se vaciara el salón, se acercó al altar principal y se arrodillo comenzando a rezar.

 

Lornoke: ...

 

No había nada más que hacer ese día, así que sólo me senté en un banco y la observe, no estuve muy pendiente del tiempo que estuvo rezando, pero parecía tener muchas esperanzas de que sucediera un milagro.

 

Mujer: *Deja de rezar y se pone en pie*...

Lornoke: ¿Has rezado suficiente hija?

Mujer: Si padre..., ¿le causo algún problema?

Lornoke: Ninguno, si el padre Graham no tiene inconvenientes yo tampoco, solo...

Mujer: ¿Solo?

Lornoke: Es raro ver a un creyente con tanta fe, los que vienen quizás sólo asisten a la misa por sentirse obligados, pero tú vienes temprano, escuchas los sermones con mucha atención, recibes la bendición, e incluso rezas tras la misa, nunca vi a nadie de este pueblo hacer lo mismo, como mucho al padre Graham cada noche.

Mujer: Padre ¿hasta dónde llega su creencia en Dios?

Lornoke: Hasta donde nadie imagina, me siento feliz de ser de los pocos que hablan de sus actos en el mundo, y también le doy gracias por darnos la vida y crearnos a su imagen y semejanza.

Mujer: Comprendo...

Lornoke: Pero cuando pienso en que hay personas que son muy desagradecidas con él, y solo se dejan llevar por su codicia..., me entristece profundamente..., ¿Cómo hemos llegado la humanidad a este punto?, divididos entre creyentes y herejes..., santos y pecadores...

Mujer: No todos podemos ser iguales..., muchos solo miran por sí mismos y otros en cambio ofrecen su ayuda desinteresadamente, hay de todo en el mundo.

Lornoke: Supongo que sí hija..., espero verte de nuevo por aquí, aunque sea solo una vez al mes me alegra saber que hay alguien como tú.

Mujer: Si padre, estaré encantada de volver.

 

Se marchó tras esas palabras, realmente me gustaba ver que existía alguien tan fiel a la iglesia, me reconfortaba saber que a pesar de haber tanta crueldad en el mundo, quedaba un pequeño atisbo de bondad en él, venir al mundo mortal fue lo mejor que pude haber hecho en toda mi vida, si lograba convencer a los grandes arcángeles de guiar a la humanidad podrían cambiar muchas cosas.

 

[Celestia, Santuario del Dios Padre, Jardín Luminoso]

 

Narración Normal

 

Era llamado así debido al tipo de vegetación que lo componía, las flores emitían luces brillantes lo cual de noche era una vista maravillosa, en ese lugar Ezequiel se reunió en secreto con el gran arcángel Gabriel, le habló sobre como Lornoke dudaba del juicio de los ángeles y del Dios Padre, seguía muy interesado en entrometerse en su camino del modo que fuera.

 

Gabriel: Así que eso dijo...

Ezequiel: Tal impertinencia no debería quedar sin castigo, deme la orden para ir a buscarle para que reciba el castigo que...

Gabriel: Arcángel Ezequiel..., estás siendo muy apresurado.

Ezequiel: *Confuso* ¿Cómo?

Gabriel: Es verdad que ha sido excluido de ciertas reuniones importantes, pero los motivos no son los que él cree.

Ezequiel: No lo entiendo..., ¿Por qué fue excluido entonces gran arcángel?

Gabriel: El gran arcángel Miguel afirma que él necesitaba concentrarse en sus investigaciones y proyectos, que no prestemos atención a sus sugerencias y teorías es algo que se ha hecho con muchos otros líderes de las otras facciones.

Ezequiel: Y ¿por qué consintieron su capricho?, no tenemos permitido intervenir con nada de lo que suceda en el mundo mortal.

Gabriel: Pero..., quizás él tiene razón..., quizás deberíamos intentar guiar a los mortales.

Ezequiel: No irá a decirme que está de acuerdo, si causa un solo incidente por sus ideas estaría revelando nuestra existencia al mundo, no..., poniéndonos en peligro a todos.

Gabriel: Arcángel Ezequiel..., ¿Qué es lo que te preocupa tanto de sus ideas?

Ezequiel: ...

 

Era muy evidente que había algo que a Ezequiel le preocupaba o incluso molestaba, el gran arcángel Gabriel pudo notar eso en su forma de actuar, parecía desesperado por impedir que Lornoke llevara a cabo su plan de guiar a los mortales.

 

Ezequiel: Disculpe, pero debo retirarme.

 

Se marchó evitando responder al gran arcángel, pero era evidente que si no conseguía que ellos detuvieran a Lornoke, él haría algo por su cuenta, pero ¿qué trataría de hacer para detener el plan de Lornoke?

 

[Mundo Mortal, Pueblo, Iglesia, Salón Principal]

 

Narración Lornoke

 

El séptimo día de mi primera semana allí, después de eso regresaría a Celestia para entregar mi informe a los grandes arcángeles, esperaba que Ezequiel se entrometiera, pero esta vez estaba preparado, cuando fui a la iglesia vi que había un visitante allí.

 

Lornoke: ¿Puedo ayudarte en algo hijo?

 

Era hombre de cabello negro vestido con una armadura ligera hecha de cuero y una espada en la espalda observando el altar, pareció no escucharme así que me aproximé para hablarle nuevamente.

 

Lornoke: Disculpa ¿puedo ayudarte en algo hijo?

Visitante: Si..., no vuelvas a llamarme hijo, no eres mi padre.

Lornoke: Entiendo...

 

Era justo lo que me faltaba por ver, un humano irrespetuoso en la iglesia, decidí olvidarme de él e ir a buscar al padre Graham, o al menos eso pretendía cuando aquél hombre volvió a hablar.

 

Visitante: ¿Qué sentido tiene rezarle a este Dios inexistente?

Lornoke: *Serio y algo molesto* ¿Cómo?

Visitante: Ja..., dioses a mí..., si dependemos de rezarle a alguien que no hace más que mirar, menuda pérdida de tiempo.

 

Ya había oído suficiente, iba a echarlo de allí ahora mismo.

 

Lornoke: Hijo me temo que debes irte de aquí ahora.

Visitante: ¿Mmm?

Lornoke: Ya me has oído, abandona la casa de Dios, los irrespetuosos como tú no son bien...

 

Pero antes de terminar de hablar ese hombre dio una patada a uno de los bancos rompiendo una de sus patas.

 

Visitante: Intenta echarme estúpido católico.

Lornoke: ...

 

Si no fuera un católico ni debiera abstenerme de actuar, le haría pagar por lo que hizo, pero no fue necesario que hiciera nada ya que el padre Graham vino acompañado de otro hombre con armadura con quien parecía estar reunido, probablemente escucharon el ruido del otro hombre rompiendo el banco.

 

Graham: ¿Qué está sucediendo aquí?

Lornoke: Padre hay que echar a este hombre de aquí por el daño causado al mobiliario y por faltarle el respeto a Dios.

Hombre: ¿Qué has hecho esta vez «Karasu»?, te dije que nada de causar problemas.

Karasu: Tsk, aquí tenemos al héroe para poner orden, ¿has acabado ya? me aburro y quiero matar un monstruo ya, estaré fuera esperando a que termines de hacer el idiota *se marcha*.

 

El hombre llamado «Karasu» se marchó sin causar más problemas, creo que era alguna clase de nombre extranjero, en otro idioma creo que significa «cuervo», su corazón estaba tan negro como las plumas de dicha ave de mal augurio, el otro hombre que también llevaba una armadura ligera de cuero se acercó a mí, no había visto nunca a nadie como él, su cabello era corto y negro y sus ojos de igual color y ligeramente más pequeños.

 

Hombre: Lamento mucho los problemas que mi compañero ha causado.

Graham: No te preocupes hijo, sólo espero que su misión sea exitosa, si ese «vampiro» extiende su dominio hasta aquí sería terrible.

Lornoke: *Intrigado* ¿Vampiro?, padre Graham ¿qué sucede?

Saito: Deje que me presente, soy Saito Kurosaki procedo de un país en las tierras orientales del este del continente llamado «Harukaze».

Lornoke: Yo soy el padre Roswel, ayudo al padre Graham en esta iglesia.

Saito: Un placer, vine a esta iglesia a pedirle al padre Graham un poco de agua bendita.

Graham: Un vampiro se asentó en un viejo castillo en las cercanías de un pueblo al norte de aquí.

Lornoke: Eso esta..., pasando el «Bosque Revenant» ¿no?

 

Ya que iba a necesitar cierto conocimiento aprendí sobre los alrededores de ese pueblo y la llanura, sabía que al norte había un bosque llamado «Bosque Revenant», lo llamaban así por leyendas de un hombre que murió en dicho lugar y que su alma sigue vagando por el bosque como un «Revenant», que significaba «Renacido» alguien que regresó de la muerte para vengarse, pero solo eran leyendas y nadie pudo confirmar que algo así sucediera realmente.

 

Saito: Debo irme cuanto antes, padre Graham, padre Roswel quisiera pagar los daños causados por mi compañero.

Graham: No te preocupes hijo, ya has pagado mucho solo por el agua bendita.

Saito: Insisto padre..., no puedo dejar las cosas así.

 

Diciendo eso tomó varias monedas de oro de su bolsa y se las ofreció al padre Graham, en ese pueblo nadie había visto nunca una moneda de oro y lo más aproximado eran monedas de plata.

 

Graham: De verdad que no es necesario que...

Lornoke: Padre Graham, quizás deberíamos aceptar su generosidad.

Graham: Padre Roswel no está bien hacer eso.

Lornoke: Lo sé, pero sería grosero rechazar esa amabilidad, después de todo, podríamos donar ese dinero para los más necesitados en el poblado, los granjeros dijeron que las cosechas no van muy bien este año, ese dinero podría resolver el problema.

Graham: Tienes razón en eso pero...

Saito: Acéptelo padre, por favor.

 

Después de mucha insistencia el padre Graham aceptó el dinero de Saito y abandonó la iglesia tras despedirse, tanto el padre Graham como Saito poseían corazones completamente puros, a diferencia del otro hombre, ellos eran buenas personas lo cual había buscado desde que puse un pie en el mundo mortal.

 

Lornoke: Ojalá hubiera más personas como ese hombre o como usted padre Graham.

Graham: No todos podemos ser iguales padre Roswel.

Lornoke: Ah! padre Graham tenía que decirle que hoy me ausentaré durante todo el día.

Graham: ¿Hay algún motivo para ello?

Lornoke: Un pequeño asunto que no me llevará mucho tiempo, debo partir cuanto antes pero volveré por la mañana para continuar ayudándole en la iglesia.

Graham: Entiendo, no hay ningún problema padre Roswel, podre hacerme cargo de todo en su ausencia.

Lornoke: Gracias padre Graham, le veré mañana por la mañana.

 

Debía regresar a Celestia para redactar mi informe y entregárselo a los grandes arcángeles, pero además de eso quería ocuparme de otros asuntos del Ala Carmesí, abandoné el poblado y fui en dirección a las llanuras, hasta el mismo punto donde puse un pie en el mundo mortal por primera vez, allí extendí mis alas y volé hacia los cielos donde se abrió el portal que me llevo de vuelta a Celestia.

 

[Celestia, Santuario del Dios Padre, Salón de Reuniones]

 

Narración Manariel

 

Mi amo regresó el día anterior para redactar un informe sobre lo sucedido en el mundo mortal, tras entregárselo a los grandes arcángeles consiguiendo evitar que el arcángel Ezequiel se entrometiera, regresó nuevamente al mundo mortal, fui convocada allí en lugar de mi amo lo cual me sorprendió a la vez que me alegró, que una Serafín pueda estar allí es poco común y por ello todo un honor.

 

Gabriel: Serafín Manariel Sacrament.

Manariel: Presente gran arcángel.

 

Me esperaba a más de los grandes arcángeles allí pero no vi a nadie más que al gran arcángel Gabriel, ¿habría algún motivo para ello?

 

Manariel: Gran arcángel..., ¿Puedo saber el motivo por el que he sido convocada aquí?

Gabriel: Si, no se trata de algo oficial o importante y por ese motivo no hay nadie más aquí, quería saber tu opinión sincera como la subordinada directa del arcángel Lornoke.

Manariel: *Confusa* ¿Mi opinión?

Gabriel: Si, ¿qué opina sobre su idea de guiar a los mortales?

Manariel: Pienso lo mismo que él..., incluso aunque el Dios Padre nunca nos lo indicara, creo que deberíamos servir como sus guías hacia un futuro mejor.

Gabriel: Y ¿crees que ellos lo aceptarían?

Manariel: Eso dependerá de ellos, unos puede que lo acepten mientras otros no lo harán sin importar lo que hagamos por ellos.

 

¿Estaba intentando convencerme de que mi amo se equivocaba?, soy la leal sierva del arcángel Lornoke L. Rozwelli, nunca iba a traicionar sus expectativas sobre mí.

 

Gabriel: Eres muy leal a tu superior...

Manariel: Tengo muchos motivos para estarle agradecida, traicionar la confianza que depositó en mi sería lo mismo que una herejía en mi opinión.

Gabriel: Comprendo..., pocos ángeles son tan leales como lo eres tú, deberían aprender mucho de esa lealtad que tienes depositada en tu superior.

 

El amo tenía razón, nadie aceptaba sus ideas, pero no sería yo uno de esos ángeles, yo siempre estaría de su lado sin importar lo que sucediera.

 

Gabriel: Hay algo más que quiero preguntarte.

Manariel: ¿De qué se trata?

Gabriel: Supongamos que el arcángel Lornoke comete un error y causa algún incidente grave en el mundo mortal, ¿qué harías tu al respecto?

 

¿Era alguna clase de pregunta trampa?, ¿estaban suponiendo que algo así podría suceder?

 

Manariel: Primero trataría de averiguar que sucedió, solo entonces tomaría una decisión, pero sin importar el resultado, seguiría fiel a sus ideales.

Gabriel: ...

 

No dijo nada al oír mi respuesta, permaneció unos momentos en silencio antes de volver a dirigirme la palabra.

 

Gabriel: Bien..., puedes retirarte.

 

Esa reunión con el gran arcángel Gabriel no fue nada normal, ¿qué esperaba conseguir con esas preguntas?, ¿Querían saber si le traicionaría?, quizás debería mantener los ojos bien abiertos, ya no sólo la actitud del arcángel Ezequiel, también la del gran arcángel Gabriel me parecía muy sospechosa.

 

 

 

Capítulo 1: El Arcángel Caído

[Mundo Mortal, Poblado, Iglesia, Salón Principal]

 

Narración Normal

 

Lornoke continuó sus investigaciones en ese poblado durante varias semanas más, no hubo muchas diferencias en el día a día de sus habitantes, en los siguientes ni siquiera hubo algún otro viajero que pasara por allí, no supo nada de aquellos hombres extranjeros del país llamado «Harukaze», probablemente terminaran con su misión y regresaran a su país, o quizás no fueron capaces de llevarla a cabo y murieron, lo que hubiera sucedido no era algo que él debiera saber, pero unos rumores que escuchaba de los mercaderes lo preocupó.

 

Graham: Guerra...

Lornoke: Si, lo escuché de algunos mercaderes que pasaron por aquí esta mañana.

Graham: Esto podría ser un asunto grave...

Lornoke: Este pueblo no tiene a nadie que los guie, así que si sucediera algo estarían completamente perdidos.

Graham: *Confuso* ¿Qué estas sugiriendo padre Roswel?

Lornoke: Que si esa guerra llegara al poblado lo mejor sería que hubiera alguien que los guie a todos, alguien que pueda ponerlos a todos a salvo..., alguien como usted padre Graham.

 

Quizás no todos los pueblerinos fueran creyentes, pero si confiaban en el padre Graham, él podría guiarlos si algo grave sucedía.

 

Graham: Me sobreestimas demasiado, no creo tener lo necesario para ello, sólo soy un párroco, no podría desempeñar el papel de líder.

Lornoke: No se menosprecie, la gente confía en usted padre.

Graham: ...

Lornoke: Yo le seguiría...

Graham: Padre Roswel..., no creo que sea momento de...

 

En ese momento se abrió la puerta de la iglesia, cuando ambos miraron vieron que se trataba de la mujer de la capa blanca.

 

Graham: *Sorprendido* Hija ¿qué haces hoy aquí?, no es habitual que...

Mujer: Padre..., Graham..., Padre..., Roswel..., *cae al suelo*.

Lornoke: ¡Hija!, ¿te encuentras bien?

 

Al verla desmayarse ambos fueron rápidamente hasta ella, el padre Graham removió su capucha revelando su rostro, su cabello era largo y de un tono rojo tan desteñido que parecía ligeramente rosa, Lornoke comprendió entonces la razón por la que se ocultaba siempre ya que no era una humana, pertenecía a una raza de humanoides llamados «elfos» lo cual puede identificarse por la forma puntiaguda de sus orejas y su larga esperanza de vida.

 

Graham: *Toca la frente de la mujer* Tiene mucha fiebre...

Lornoke: Padre Graham ¿deberíamos llevarla a una de las habitaciones vacías?

Graham: Yo me haré cargo de ella, trae al doctor cuanto antes.

Lornoke: Si padre.

 

Fue a buscar al doctor del poblado y lo llevó a la iglesia, comenzó a revisar a la paciente mientras el padre Graham y Lornoke esperaban fuera.

 

Lornoke: Nunca hubiera imaginado que fuera una elfa...

Graham: Ella lo mantiene en secreto debido a que no se escuchan cosas buenas de ellos.

Lornoke: *Interesado* ¿Qué cosas?

Graham: No tienen buena relación con los humanos..., nos ven inferiores por nuestras vidas efímeras y falta de capacidad con la magia, se mantienen dentro de sus poblados y expulsan a los humanos que se acercan a sus dominios o en el peor de los casos...

Lornoke: *Comprendiéndolo impactado* Los..., matan..., santo dios...

Graham: Si..., ella..., «Natasha» es la excepción, vive entre nosotros pero se oculta para que no la vean con malos ojos.

Lornoke: Y ¿el doctor...?

Graham: Él no discriminaría a nadie por su raza, fue él mismo quien descubrió su enfermedad.

Lornoke: Otro buen hombre..., es admirable su tarea de sanar a los enfermos, y más aún que no discrimine por su raza, pocos podrían hacer lo mismo que él.

 

El doctor fue con ambos dándoles la mala noticia, el tiempo de la elfa conocida como «Natasha» está terminando y no había una cura.

 

Lornoke: ¿Está seguro de que no se puede hacer nada?

Doctor: No es una enfermedad si no su propio cuerpo..., nació con un cuerpo débil y está alcanzando su límite.

Lornoke: Qué desgracia...

Graham: ¿Ni siquiera puede..., hacer algo para que pueda vivir un poco más?

Doctor: El tratamiento que seguía ya no es efectivo..., ni siquiera he averiguado la causa, puede que la medicina élfica pueda hacer algo pero...

Graham: *Intrigado* ¿Pero...?

Lornoke: *Comprendiéndolo* Los elfos no se molestarían en salvar la vida de uno de los suyos que se ha mezclado con los humanos.

Doctor: Si..., es lo más probable.

Graham: Abandonada por los suyos..., aborrecida por nuestra raza..., pobrecita...

Lornoke: ...

 

 

Narración Lornoke

 

Una vida que nace con un cuerpo débil y que éste se debilita cada día más, probablemente el color de su cabello era una muestra de que su tiempo se estaba acabando, esto no podía acabar de ese modo, debería haber algo que pueda salvar su vida, lo único que se me ocurría era que un milagro salvara a Natasha, un milagro hecho por..., Ángeles..., o el propio Dios Padre.

 

Lornoke: Doctor, ¿cuánto tiempo le queda?

Doctor: ... Probablemente no pase de esta noche.

 

No había mucho tiempo, pero no podía ir a Celestia para pedir una audiencia a los grandes arcángeles y que comuniquen mi petición al Dios Padre, no había forma de que me escucharan y más aún si eso suponía intervenir en la vida de un mortal y salvarla de una muerte a la que debería estar destinada.

 

Graham: ¿Está bien si voy a verla?

Doctor: Si padre..., imagino que al menos..., querrá reconfortarla.

Graham: Es una buena chica, y como párroco tengo el deber de ayudarla a pasar al otro lado.

Doctor: Espero que logre ayudarla a que por lo menos pueda irse sin arrepentimientos.

Graham: Gracias por todo lo que hizo por ella hasta ahora Doctor.

 

El doctor se despidió y abandonó la iglesia, el padre Graham me preguntó si quería acompañarle en los últimos momentos de Natasha, pero le dije que yo no era más que un extraño para ella y que él tenía más derecho a estar a su lado, comprendió y se fue a verla mientras yo me quede allí y comencé a rezar al Dios Padre.

 

Lornoke: *Rezando*...

 

Era una vida que no se merecía ese final, una de muy pocas en ese lugar, no podía quedarme mirando viendo como se extinguía, pero a pesar de mis rezos el Dios Padre siguió en silencio.

 

Lornoke: Se lo ruego Dios Padre, no abandone a una vida tan pura como la de Natasha, ella no se merece este final...

 

El silencio continuaba, ¿cómo podía ser tan cruel?, ya tuve bastante de ese silencio en Celestia, iba a hacer que me escuchara.

 

Lornoke: *Serio* ¡Deja de quedarte en silencio!, ¿tanto resentimiento tienes hacia los mortales?, ¿todo porque te desobedecieron una vez?, eres igual de infantil e inmaduro que un niño mortal. ¡HÁBLAME!

 

Eso podría considerarse una clara blasfemia, pero en ese momento sólo me importaba tratar de salvar una vida, Él siguió en silencio negándose a escucharme, seguro que ni se molestó en dirigir su mirada hacia mí.

 

Lornoke: No pienso consentirlo..., yo no tengo por qué despreciar a los mortales por los mismos motivos que tú o que otros ángeles, yo he elegido perdonar y aunque sea motivo de castigo me niego a abandonar una vida.

 

No sólo los grandes arcángeles y Ezequiel, también el Dios Padre me dio la espalda y se negaba a escucharme, si ninguno de ellos iba a hacer algo entonces yo lo haría, aún con el riesgo de ser castigado y de que mi trabajo haya sido en vano.

 

[Habitación de Natasha]

 

Narración Natasha

 

Me sentía muy débil y me costaba respirar, pero no tenía tanto miedo como pensé, me sentía en paz gracias al padre Graham, el médico se disculpó conmigo por no poder hacer nada pero no le culpé, desde el principio sabía que morirá algún día, decidí rezar a Dios esperando encontrar alguna clase de paz que me ayudara a olvidar mi salud, alguien como yo..., una elfa no sería vista con buenos ojos, así que ocultaba mi rostro siempre bajo esa capa, el padre Graham descubrió mi secreto pero prometió guardar silencio y siempre fui bien recibida allí, a pesar de mi salud asistía a su misa una vez cada mes, tiempo después conocí al padre Roswel quien también fue muy amable conmigo, ahora ambos estaban muy preocupados por mí, me dolía mucho hacerles sufrir por mi salud.

 

Natasha: *Ve una luz* ¿Eh?

 

Una luz cegadora apareció de la nada, pensé que sería de alguna vela ya que el padre Graham me dejó sola un momento, pero esa luz era mucho más brillante, en ella vi una figura aproximarse a mí.

 

¿?¿?: Eres un ser de puro corazón, no consentiré que mueras injustamente ni que haya personas que sufran por ello, aprovecha bien esta oportunidad que te otorgaré.

Natasha: Ah.... ¿quién...?

¿?¿?: Descansa..., ya no tendrás que sufrir más, en el nombre del Padre..., del Hijo..., y del Espíritu Santo..., Amén...

 

Fue lo último que escuché de aquella persona, ¿quién era esa persona misteriosa?, ¿vino para salvarme?, pero ¿cómo iba a hacer algo así?, comencé a sentir sueño mientras me hacia esas preguntas y me quedé dormida, antes de caer dormida sentía como si mi sufrimiento desapareciera.

 

Narración Normal

 

El padre Graham había dejado un momento la habitación donde descansaba Natasha, pero cuando quiso darse cuenta se había quedado dormido y despertó al amanecer, fue corriendo a la habitación de Natasha sorprendiéndose de verla viva, la chica estaba sentada en la cama y se miraba a si misma confundida y sorprendida de seguir viva, y no solo eso..., se sentía sana, como si la enfermedad hubiera abandonado su cuerpo.

 

Natasha: *Sorprendida* Padre Graham..., ¿que ha...?

Graham: *Sorprendido* Esto..., es un milagro pero..., ¿cómo?

 

El padre Graham fue por la iglesia buscando al padre Roswel, pero sólo encontró una nota de despedida.

 

Lamento no haberme despedido en persona padre Graham, pero sentía que no podía permanecer allí y presenciar como Dios abandonaba a una fiel sierva como Natasha. He decidido emprender un largo viaje, habría esperado por la mañana pero pensé que debería comenzar cuanto antes. Padre Graham, si sucediera un milagro y Natasha milagrosamente se recuperase, quiero pedirle que cuide bien de ella, después de oír su historia creo que ella necesita de alguien que se ocupe de ella.

 

Graham: Padre Roswel...

 

Él siempre había confiado en el padre Graham, pero no podía quedarse después de lo sucedido, ya que la persona misteriosa que salvó la vida de Natasha, fue el propio Lornoke..., y al hacerlo rompió la norma de no intervenir en la vida de los mortales, no se marchó de viaje por el mundo mortal, regresó a Celestia para afrontar el juicio de los grandes arcángeles y el correspondiente castigo.

 

[Celestia, Santuario del Dios Padre, Salón de Reuniones]

 

Narración Lornoke

 

Sabía que hice mal y aun así no sentía arrepentimientos, hice algo que debía hacer aún si eso implicaba romper las normas, pero no podía dejar que una vida inocente se perdiera solo porque el destino lo decidió así, los arcángeles teníamos el poder de cambiar el destino de las cosas, así que cambie el destino de Natasha curando su enfermedad y salvando su vida, como consecuencia sería juzgado por alterar el destino y recibiría castigo por ello.

 

Gabriel: No sólo has intervenido con los mortales, si no que manipulaste el destino de uno de ellos.

Lornoke: No tengo remordimientos, salvé una vida muy valiosa que no se merecía morir.

Gabriel: ¿Y tus palabras blasfemas al Dios Padre?

Lornoke: No voy a retractarme de lo que dije, si el Dios Padre tiene algo que decir quiero que sea él mismo quien me lo diga.

Gabriel: No estás autorizado a oír la voz del Dios Padre, solo..., ¿Dios Padre?

 

El gran arcángel Gabriel se dio la vuelta hacia una estatua que representaba al Dios Padre, estaba escuchando su voz..., yo no podía oírla ya que solo los grandes arcángeles podían escuchar la voz del Dios Padre, y por ello eran quienes transmitían sus palabras al resto de ángeles.

 

Gabriel: Comprendo..., si...

 

Después de esas palabras volvió a mirarme, al parecer el Dios Padre le dio un mensaje para mí.

 

Gabriel: Se te prohíbe volver al mundo mortal, pero aún puedes observarlo desde Celestia, eso dijo el Dios Padre quien además ha decidido perdonar tu blasfemia.

Lornoke: De acuerdo...

 

Tendría que conformarme con eso, pero ¿por qué no iba a recibir castigo?, ¿acaso el Dios Padre estuvo pensando en lo que dije de él?, ¿realmente se dio cuenta de que mis acciones eran adecuadas?, sin importar el motivo solo podría hacer suposiciones ya que no podía oír su voz, abandoné el santuario y regresé a mi territorio en Celestia.

 

 

[Territorio del Ala Carmesí, Residencia Rozwelli, Hall de Entrada]

 

Narración Manariel

 

Supe que el amo regresaría, así que estaba allí esperándole, viendo su cara comprendí que algo malo había pasado.

 

Manariel: Bienvenido de vuelta.

Lornoke: He vuelto...

Manariel: No fue nada bien ¿no?

Lornoke: Me han prohibido volver al mundo mortal, tanto esfuerzo para nada.

Manariel: *Intrigada* ¿Que sucedió exactamente?

Lornoke: Salvé una vida destinada a morir..., una con un corazón completamente puro, manipule el destino para ello.

Manariel: *Sorprendida* Amo, ¿por qué...?

Lornoke: No podía consentir que alguien que creía tanto en el Dios Padre muriese, y menos aún alguien que no hizo nada para merecer ese destino.

Manariel: Amo...

Lornoke: El Dios padre se niega a permitir que yo escuche su voz, yo no estoy interesado en ser como los grandes arcángeles que sólo transmiten sus palabras, yo sólo quiero el bien común, algo que parece que no comprenden.

Manariel: ¿Que hará ahora?

Lornoke: Deberé continuar mi trabajo de otra forma, por hoy iré a mi habitación y descansaré.

Manariel: Entendido amo, que descanse.

 

El amo no se rendiría sin importar que dificultad enfrentara, encontraría un modo de continuar su investigación y conseguir que sus palabras sean escuchadas.

 

[Portal del Mundo Mortal]

 

Narración Normal