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Título original: Mending the Past and Healing the Future with Soul Retrival

Traducido del inglés por Antonio Luis Gómez Molero

Diseño de portada: Editorial Sirio S.A.

Composición ePub por Editorial Sirio S.A.

Diseño y maquetación: Natalia Arnedo

A mi madre, Elena Villoldo,

que me enseñó a amar,

y a La Loba

PRÓLOGO
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Este libro es el resultado de más de veinticinco años de investigación y formación con chamanes de todo el continente americano. Los rituales de iniciación por los que pasé en las cumbres elevadas de los Andes y en la selva baja del Amazonas seguían las tradiciones ancestrales y requerían meses de preparación. En mi búsqueda para descubrir las prácticas curativas de este continente me guió un viejo inca, don Antonio –he narrado mis aventuras con este renombrado sanador en mis anteriores obras Chamán, sanador, sabio; Dance of the Four Winds, e Island of the Sun.

Las técnicas para recuperar el alma incluidas en este libro son mi reinterpretación contemporánea de prácticas curativas ancestrales que siguen empleándose en América del Norte y América del Sur, por ejemplo, entre las comunidades hispanas así como en la de los indios norteamericanos, cuando un niño sufre de la enfermedad llamada susto (o miedo), se le lleva a un lugar especial para restituirle la parte del alma que ha perdido o que le han robado. Pues bien, he adaptado y traducido estas prácticas a un contexto científico moderno.

Desgraciadamente, las prácticas de recuperación del alma se han perdido en la mayoría de las sociedades aborígenes. Sin embargo, tuve la inmensa suerte de pasar muchos años con los laika, maestros visionarios de la nación inca que me enseñaron estas habilidades. Ten en cuenta que las prácticas que voy a compartir contigo en este libro son extraordinariamente poderosas y eficaces, y solo deben usarse dentro de un código firme de ética e integridad. De hecho, gran parte del largo entrenamiento del chamán se dedica a desarrollar un elevado sentido de la ética basado en un respeto profundo por la vida en todas sus manifestaciones –del mismo modo que un médico occidental emplea como mínimo cinco años para aprender su profesión–. Solo entonces pueden dominarse adecuadamente las técnicas y procesos y emplearse para la curación.

«¿Es razonable dejar el cuidado de mi salud física o mental en manos de alguien que solo ha asistido a un taller de fin de semana sobre chamanismo o medicina energética?». Este es el dilema al que se enfrentan los occidentales que asisten a un breve curso sobre artes curativas. Si sientes la vocación de dedicarte a esta disciplina, dedícale todo el tiempo que necesites a formarte con profesores íntegros, sabios y con los suficientes conocimientos técnicos que te ayuden a desarrollar tus propios dones espirituales.

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Lo que me guió en mi travesía hacia el chamanismo fue el deseo de llegar a estar completo. Al sanar las heridas de mi alma aprendí a amarme a mí mismo y a los demás. Atravesé la senda del sanador herido y aprendí a transformar en fuentes de fuerza y compasión la tristeza, el dolor, la ira y la vergüenza de mi interior. En Healing the Light Body School (Escuela de Sanación del Cuerpo de Luz), la cual dirijo, los estudiantes se embarcan en una aventura de autocuración para transformar las heridas del alma en fuentes de poder y sabiduría. Aprenden que este es uno de los mayores regalos que más tarde ofrecerán a sus pacientes: la oportunidad de descubrir el poder y la sabiduría interiores en su propio viaje hacia la curación.

Por supuesto, no soy el primero en divulgar las prácticas curativas ancestrales del continente americano. La antropóloga Margaret Mead fue quien abrió la puerta para todos los que ahora seguimos sus pasos; y mi amiga y colega Sandra Ingerman, con su revolucionaria obra Soul Retrieval: Mending the Fragmented Self, fue la primera en darnos a conocer el poder y la belleza de esas antiguas prácticas curativas, además de proporcionarnos una guía práctica para sanarnos a nosotros mismos. Muchos otros, entre ellos Hank Wesselman y John Perkins, tendieron también puentes que han permitido a muchos adentrarse en el reino del espíritu indígena.

Por último, quiero aclarar que los métodos curativos de este libro son mi propia síntesis e interpretación de antiguas prácticas. No hablo en nombre de mis maestros, de los incas o de los chamanes indígenas; tampoco afirmo que representen sus tradiciones. Las prácticas de la recuperación del alma que describiré a continuación son adaptaciones de lo que aprendí durante mi formación como chamán, por lo que asumo toda la responsabilidad tanto de sus aciertos como de sus errores.

DR. ALBERTO VILLOLDO

www.thefourwinds.com

INTRODUCCIÓN
2

Durante la década de los ochenta pasé innumerables horas en un laboratorio estudiando la mente humana, buscando una prueba tangible de la consciencia oculta en la materia gris del interior de nuestras cabezas. Me fascinaba el extraordinario poder de la mente para crear enfermedades psicosomáticas, y fue esta fascinación lo que me llevó a estudiar psicología y, más tarde, antropología médica.

Después de un tiempo empecé a pensar que en lugar de buscar respuestas científicas en millones de sinapsis cerebrales, podía explorar un enfoque diferente para investigar la consciencia humana. Comencé con la teoría de que de la misma manera que podemos crear una enfermedad psicosomática, la mente debe de ser también capaz de crear salud psicosomática. Me propuse encontrar expertos que me dieran ideas sobre cómo podemos los seres humanos entrenar la mente para que se cure a sí misma y transforme el cuerpo.

Gracias a mis estudios de antropología conocí las culturas indígenas de Sudamérica en las que se afirmaba que los ­chamanes realizaban curaciones milagrosas, tanto en persona como a distancia. Decidí viajar a su mundo con una mente científica, pero manteniéndome abierto a lo que pudiera descubrir. Compré un buen cuchillo de caza y unas botas fuertes de montaña y dejé los confines de mi laboratorio en la Universidad Estatal de San Francisco para emprender una búsqueda que me llevaría a las selvas del Amazonas y, finalmente, a los chamanes incas que vivían en aldeas remotas a miles de metros de altura, en la cordillera peruana de los Andes.

Fui uno de los primeros antropólogos en tener una comunicación extensa con estos guardianes de la sabiduría, algunos de los últimos incas conocidos como los laika, han tenido muy poco contacto con gente del mundo exterior y cuyas enseñanzas no se han diluido debido a los misioneros u otras influencias occidentales. Lo más importante para mis estudios es que los laika siguen practicando técnicas curativas de sus ancestros cultivadas durante milenios y transmitidas de maestro a alumno, entre curanderos.

Al principio, los chamanes de todas las aldeas que visitaba eran completamente reacios a compartir su herencia conmigo (un occidental y un completo desconocido) pero con el tiempo me gané su confianza. En mis viajes iniciales observé que muchos niños de las aldeas sufrían las enfermedades de la civilización, entre ellas trastornos intestinales que se ensañaban con los bebés. Como estas dolencias no respondían a las hierbas y a las curas locales, comencé a llevar medicación para tratar a los niños. Con el tiempo, los campesinos empezaron a verme como una especie de curandero y me presentaron a sus propios curanderos, y por medio de ellos conocí a muchos otros.

Por ejemplo, don Antonio Morales, uno de los profesores de la Universidad de Cusco, que era un inca de pura sangre, se convirtió en mi mentor principal. Caminé con él por las altas montañas de los Andes, meditando en espacios sagrados y en templos ancestrales. Además estudié con curanderas de los altiplanos que me instruyeron acerca de los animales de poder y me mostraron cómo fundir mi consciencia con la de un felino de la selva y un cóndor. A pesar de mi formación occidental científica, aprendí a abrir mi visión interna. Descubrí los mapas del Mundo Inferior de nuestro pasado y del Mundo Superior de nuestro futuro, así como las técnicas de recuperación del alma y el destino, las mismas técnicas y procesos que aprenderás en este libro.

LOS DIFERENTES MUNDOS

Los laika dividen el inconsciente colectivo de toda la humanidad en tres partes: Mundo Inferior, Mundo Medio y Mundo Superior. No se trata de lugares físicos sino más bien de ámbitos arquetípicos y energéticos. Como escribió June Singer, la reputada analista junguiana:

Lo maravilloso del inconsciente colectivo es que todo está ahí, todas las leyendas y la historia de la especie humana, con sus demonios sin exorcizar y sus delicados santos, sus misterios y su sabiduría, todo eso se encuentra en cada uno de nosotros, un microcosmos dentro del macrocosmos. La exploración de este mundo es más difícil que la del espacio exterior.

El mundo en el que vivimos, donde trabajamos y formamos nuestras familias, es el Mundo Medio; el Mundo ­Superior es la esfera invisible de nuestro destino y de ­nuestro espíritu; y el Mundo Inferior, donde se guardan los ­registros de toda la historia humana, es la esfera del alma. En el Mundo Medio, tenemos una percepción lineal del tiempo en la que el día de mañana siempre sigue al de hoy, de manera que es difícil imaginar cómo podríamos viajar al pasado o al futuro. Pero aprendiendo a viajar como explicaré más adelante podemos visitar el Mundo Superior y el Mundo Inferior, y en ellos existen agujeros de gusano que nos llevan al pasado y al futuro.

En este libro te enseñaré a viajar al Mundo Superior para encontrar tu mejor destino y manifestar en tu vida su significado y su propósito. Pero también viajarás al Mundo Inferior, donde se encuentran tu infancia y tus vidas anteriores, para recuperar las partes perdidas de tu alma. Estas partes del alma tomarán la forma de seres: un niño de siete años asustado, una madre angustiada o incluso un tirano cruel. Conocerás sus historias, sanarás sus heridas y adoptarás nuevos acuerdos que te liberarán de sus cargas; entonces recuperarás esas partes heridas de tu alma y las traerás al presente. Descubrirás tus dones ocultos, que puedes usar en la vida cotidiana en el Mundo Medio, y recuperarás un animal de poder que volverá a ponerte en contacto con tus instintos naturales.

Las cuatro salas del Mundo Inferior

El Mundo Inferior es el Edén primordial que, según la leyenda, perdimos. Es un paraíso terrenal en el que puedes regresar a cualquier momento de tu vida y en el que las partes perdidas de tu alma permanecen en gracia e inocencia. Este territorio está dividido en cuatro salas y cada una de ellas contiene un registro de la historia de tu alma:

  1. La primera es la SALA DE LAS HERIDAS, donde descubres la herida original que provocó que huyera una parte de tu alma y truncó el curso de tu destino. Aquí no vas a encontrar la manifestación más reciente de esta herida, que puede ser una relación perdida o una crisis personal, sino su fuente, tal vez algo que te sucedió cuando eras un niño pequeño, o un incidente que se produjo cuando todavía estabas en el útero. Con frecuencia es una experiencia traumática de una vida anterior.

    Todo el mundo tiene una herida original que vuelve a abrirse una y otra vez de diferentes formas. Se convierte en un tema recurrente en tu vida, repitiendo con frecuencia sus temas de escasez, pérdida, falta de amor, traición o abandono dentro de una familia y a través de diferentes generaciones.

  2. La segunda es la SALA DE LOS ACUERDOS, donde descubrirás las promesas que le hiciste a tu alma. Muchas de ellas serán obligaciones terribles a las que te comprometiste antes de nacer y de las que no eres consciente. La mayoría las suscribiste en medio del miedo y la angustia de tu herida original y ni siquiera conoces su existencia. En esta sala puedes renegociar los términos de un acuerdo mal redactado que te sentenció a una vida de sufrimiento continuo.
  3. La tercera es la SALA DE LA GRACIA. Aquí encontrarás la parte de tu alma que ha sido sanada y está lista para volver a ti con toda su fuerza vital. La gracia es la energía que te hace avanzar en la vida, que te brinda alegría y paz. No basta con viajar (peregrinar) para descubrir la patología creada por tus heridas; también debes ver la belleza, la armonía y los dones únicos de tu alma.

    A veces, cuando trabajo con un paciente, descubro que su fuerza vital, que en su día fue un fuego impresionante lleno de fuerza, se ha convertido en una llama minúscula a punto de extinguirse. Este rescoldo que ha quedado apenas puede calentar el alma (esto lo veo con frecuencia en pacientes que sufren fatiga, ansiedad y depresión crónicas). Al devolverle la parte perdida de su alma, puede regresar a su estado natural de gracia y vitalidad, y reavivar su pasión por la vida.

  4. La cuarta es la SALA DE LOS TESOROS. Tendemos a conformarnos con recoger los frutos que se encuentran más cerca de la superficie, que nos bastan para llevar una vida corriente. Pero debemos excavar más para conseguir las piedras preciosas, que están enterradas a mayor profundidad. Como sucede con los diamantes, los mayores tesoros solo pueden conseguirse con mucho esfuerzo. Cuando hago una recuperación de alma para alguien que tiene dificultades para manifestar lo que quiere llegar a ser, voy a esta sala para ayudarle a recobrar un don creativo o artístico que no ha expresado. Es ahí, en la profundidad del inconsciente, donde puede descubrir los recursos que le ayudarán a vivir más plenamente (también recuperaré un animal de poder que le ayudará a recobrar su instinto natural).

En cada una de estas salas, leerás algunos libros de la «biblioteca de tu vida» y descubrirás tus heridas, acuerdos, talentos y dones profundamente enterrados.

VIAJAR AL PASADO Y AL FUTURO

Voy a enseñarte a recuperar las partes perdidas de tu alma y también su claridad y su brillo originales. Explorarás la ubicua matriz de luz que organiza el tiempo en pasado, presente y futuro a través del peregrinaje, un estado único de conciencia al que se accede por medio de meditaciones guiadas y ejercicios de respiración. Peregrinar te permitirá regresar al pasado para sanar incidentes que ocurrieron hace mucho tiempo y encontrar un destino más deseable para ti y para tus seres queridos.

La física cuántica ha demostrado que el pasado y el futuro están conectados de una manera significativa aunque no causal. En el Amazonas aprendí a utilizar en mi propia vida estos descubrimientos de la física. Por ejemplo, mi editor da por hecho que este libro que ahora tienes en tus manos fue el resultado de escribir sus doce capítulos. Sin embargo, yo entiendo el proceso de una manera totalmente distinta: antes de empezar a escribir, rastreé las líneas de mi destino y encontré la que contenía el libro completo. Como pude adentrarme en el futuro, sabía que el libro acabado «tiraba» de mi escritura y la guiaba. En otras palabras, en realidad se escribió solo ya que el manuscrito recibía la orientación del libro ya publicado. Peregrinar me liberó de vivir exclusivamente en el tiempo lineal, me permitió buscar un destino superior al que tenía programado y al que me marcaba mi historia personal.

Rastrear el destino es una práctica común en las culturas indígenas de todo el mundo que perciben la naturaleza como un campo vibrante y pulsante de energía. Por ejemplo, para los aborígenes de Australia el mundo fue creado por «líneas de canto» o sendas invisibles que representan los caminos por los que anduvieron sus ancestros mientras creaban el mundo con su canto. En el continente americano, en la década de 1870, los osage, una nación indígena norteamericana trazó unas líneas del destino parecidas para saber dónde reubicar su tribu: su jefe eligió un área del este de Oklahoma para el reasentamiento, tras rastrear el destino más deseable para su pueblo. La leyenda dice que la tierra habló a las gentes y les dijo que se encargaría siempre de cuidarlas. Ciertamente los osage se convirtieron en la población más rica del mundo durante la fiebre del oro negro en los años veinte del pasado siglo, gracias a una enorme fuente de petróleo descubierta en sus tierras. A día de hoy, tienen acuerdos con algunos de los mayores productores de petróleo del país.

En este libro aprenderás que una vez que enmiendes el pasado podrás, al rastrear tu destino superior, sanar también el futuro. Como los osage, descubrirás en qué lugar te conviene vivir, qué trabajo es más significativo para ti y qué relaciones te llenan más.

EL ARTE DE SANAR

Tras practicar la recuperación del alma con cientos de pacientes en los últimos veinte años, comprendí que una curación profunda se podía efectuar en cuestión de días o semanas en lugar de meses o años. Esta era la sabiduría que había estado buscando: una comprensión de la mente que va más allá de nuestros cuerpos físicos y en la que esta es el vehículo para la consciencia y la creadora de nuestra salud y nuestro destino. Después de dos décadas de investigación en el ­Amazonas y en los Andes he adaptado técnicas ancestrales transformándolas en procesos que podemos usar para corregir nuestro pasado y sanar nuestro destino. En estas técnicas se entretejen descubrimientos de anatomía, fisiología, biología y física que aportan un aire eminentemente contemporáneo y científico a estas prácticas curativas ancestrales. Cada año cientos de estudiantes de mi centro de enseñanza, The Four Winds Society, 1 aprenden a emplearlas para curarse a sí mismos y ayudar a los demás.

Pero, ¿qué significa sanar el futuro? Sanar, como verás, no es lo mismo que curar. Aunque sanar suele ir acompañado de una cura, una cura por sí sola rara vez logra una sanación. Por ejemplo, muchos conocemos a alguien que ha sido sometido a un bypass coronario o a quien le han extraído un tumor, pero que no ha sanado sus relaciones tóxicas ni cambiado su alimentación; por consiguiente, pasados unos meses o unos años sufre una recaída. También es probable que conozcamos a alguien que haya estado en psicoterapia durante años y que sin embargo es incapaz de establecer una relación saludable ni superar la ira que siente hacia sus padres. Pero también puede que conozcamos a una de esas personas que dicen: «El cáncer me salvó la vida», porque les dio la oportunidad de reinventarse en todos los aspectos de su ser, desde su alimentación hasta sus relaciones y carreras.

En otras palabras, la medicina se encarga de curar, y esto implica eliminar los síntomas, mientras que sanar consiste en adoptar una forma saludable de vivir para de esta manera eliminar la causa del sufrimiento y la enfermedad, y luego crear un destino significativo. Por tanto, a lo que nos dedicamos es a la práctica de la sanación.

La medicina occidental cura el cuerpo, mientras que la psicología trata la mente, pero la sanación se encarga del alma y el espíritu. Los laika creen que el mundo físico se encuentra dentro de la esfera de la mente, que reside en el ámbito del alma, que a su vez se ubica entre los pliegues del espíritu. El espíritu es el manantial del que emerge todo lo demás: es luz pura.

Los laika, al ser videntes que perciben el mundo invisible de la energía y el espíritu, saben que todo en el universo está hecho de luz, y que es la luz la que forma y crea la materia. En algunas creaciones, como los árboles y las piedras, la luz está muy compacta mientras que en otras, como los ríos o la luz del sol, tiene una naturaleza más fluida. Hoy en día los descubrimientos científicos confirman que al examinar en profundidad el corazón de la materia y llegar a su nivel esencial, todo lo que encontramos es vibración y luz.

Por eso, trabajando directamente con el alma y el espíritu podemos ocasionar cambios en los demás niveles, como el cuerpo y la mente. El cambio al nivel del espíritu transforma el mundo.

CÓMO USAR ESTE LIBRO

Ten en cuenta que la recuperación del alma es un asunto que no debe tomarse a la ligera (de hecho, a mis estudiantes les pido que no traten de guiar a nadie a una recuperación del alma hasta que hayan dominado este proceso durante su formación). Las técnicas de este libro te ayudarán en este proceso, pero al principio puede ser muy ­desconcertante porque quizá hayas olvidado o reprimido las heridas profundas que causaron la pérdida de tu alma. Sin embargo, mediante la recuperación del alma llegarás a reintegrar todos los aspectos de esta.

Los procesos de este libro son eminentemente prácticos. En cada capítulo encontrarás meditaciones guiadas que te permitirán utilizar inmediatamente el peregrinaje en tu vida. Cuanto más practiques estas técnicas, más diestro te volverás y mayor será tu eficiencia para sanarte y rastrear tu destino. 2

El primer paso que debes dar es entender que la mente y el alma experimentan el tiempo de manera distinta y cómo las heridas que hemos sufrido afectan a nuestros chakras (centros de energía). Esto es lo que explicaré en el siguiente capítulo. Comencemos.

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1 N. del T.: Sociedad de los Cuatro Vientos.

2 Nota del editor: creemos que es difícil leer los ejercicios de peregrinaje –algunos son bastante extensos– y luego cerrar los ojos y recordar los pasos. Te sugerimos que leas y grabes cada ejercicio para volver a escucharlo cuando estés preparado para peregrinar.

PRIMERA PARTE

PREPÁRATE PARA
RECUPERAR EL ALMA
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CAPÍTULO UNO

LA FÍSICA DEL DESTINO
2

Dejé mi laboratorio de la universidad para perderme en el Amazonas. Durante trescientos millones de años, la vegetación se ha polinizado a sí misma en este lugar, produciendo una infinita variedad de enredaderas, helechos y árboles enormes. Ayer tropecé con una rama caída y ya hay un limo verde creciendo del corte. Me estoy convirtiendo en un experimento andante de biología. Mañana llegaré a la aldea donde vive don Ignacio. Es un sanador famoso, un hatun laika, un maestro del viaje más allá de la muerte, un hombre que es tan temido como amado en esta región. Dicen que puede rastrear tu destino del mismo modo en que otros hombres pueden rastrear a un ciervo por el bosque.

Solo hay una forma de vida en el planeta. Y tiene sentido del humor. El ADN se explora a sí mismo adoptando la forma de rana, tapir, jaguar, humano, orquídea, ave, e incluso la de esos delfines de vientre rosado que han viajado seis mil millas río arriba por el Amazonas para convertirse en peces de agua ­dulce. Si los chamanes hubieran conocido la doble hélice de la vida, seguramente la habrían convertido en un dios.

DEL DIARIO DE ALBERTO 1

Muchas culturas aborígenes comparten la creencia de que nuestro cuerpo y el del resto de los seres vivos tienen centros de energía conocidos como chakras, vórtices giratorios de luz donde la energía se recibe, se expande y se intercambia con la naturaleza.

La columna vertebral está atravesada por siete chakras. Tienen forma de embudos; sus bocas se extienden de dos y medio a cinco centímetros por encima de la piel y las puntas estrechas se conectan con la médula espinal. A través de estos centros de energía recibes impresiones del mundo: por ejemplo, sientes amor en el corazón; excitación sexual, miedo y peligro en el vientre; e ideas en la frente. A través de tus chakras puedes pasar del mundo de la materia del cuerpo al de la luz y el espíritu.

Tus centros de energía están rodeados por un campo de energía luminosa o aura (del que aprenderás más en el capítulo 12). Cuando está sano, cada centro de energía vibra con uno de los siete colores del arcoíris, dando brillo y luminosidad a tu aura.

La pérdida del alma también está registrada en tus chakras: cada uno de ellos contiene todos los recuerdos de los incidentes dolorosos que te mantienen ligado al karma o al destino. Cada herida afecta a un chakra distinto, y cuando uno está herido, pierde recursos vitales. Su fuerza esencial se escapa y se vuelve apagado y grisáceo, de manera que las emociones asociadas con este centro de energía también se vuelven confusas, y se atenúa el fulgor de tu campo luminoso de energía.

En los siguientes capítulos aprenderás a recobrar y reinstalar estos recursos vitales en los chakras apropiados durante una sesión de recuperación del alma. Tras peregrinar para descubrir la herida original que causó la pérdida de tu alma, podrás devolverle al chakra herido la esencia y la energía de esa parte del alma.

LOS CHAKRAS

Ahora vamos a conocer mejor cada centro de energía, comenzando por los chakras inferiores (he descrito el sistema de chakras en profundidad en mi libro Chamán, sanador, sabio, de manera que aquí me limitaré a ofrecer un breve resumen de cada uno):

Los chakras inferiores

Los chakras superiores

Dos chakras adicionales

Mientras que en muchas tradiciones orientales se supone que todos los chakras existen dentro del confín de nuestros cuerpos, los laika creen que hay dos chakras adicionales que van más allá de nuestra naturaleza física:

Ten presente que no podemos acceder a los chakras del alma y del espíritu hasta que sanemos las heridas y las pérdidas de alma en el resto de los chakras. Cuando así lo hacemos, dejamos de identificarnos con nuestra historia y nos identificamos únicamente con el espíritu.

EL ETERNO AHORA

Nosotros, los físicos convencidos, sabemos que la diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es solo una ilusión, aunque eso sí, muy persistente.

ALBERT EINSTEIN

Para la mayoría de nosotros el tiempo lo definen las manecillas del reloj, los calendarios, nuestras experiencias pasadas y nuestros planes futuros. Probablemente has crecido oyendo que «el tiempo vuela», es decir, que fluye irreversiblemente del pasado al presente, como una hoja que cae en el río y luego flota corriente abajo. Los psicólogos examinan la infancia para encontrar la causa del sufrimiento presente y los médicos miran el historial clínico familiar y personal buscando el origen de una enfermedad o un achaque..., todo lo cual parece de sentido común si crees que lo que rige tu vida es sencillamente el principio de causa y efecto. La ciencia llama a este principio causalidad, una «ley» según la cual el pasado siempre desemboca en el presente y le da forma.

Para los laika el tiempo transcurre en modo avance y retroceso entre el mañana y el ayer: es como un río que sigue perezosamente su curso hacia el mar y en lo más hondo de este hay una corriente que va hacia atrás, a su fuente, y hacia delante, rumbo al infinito.

Mientras la mayoría de la gente se contenta con dejarse llevar por la corriente, los individuos dotados aprenden a viajar por estas «hebras de tiempo» para corregir incidentes que ocurrieron en el pasado e influir en el futuro. Es decir, realmente puedes mirar al futuro para encontrar la respuesta a una pregunta del presente, y al hacerlo se pondrán en marcha la sincronicidad y el azar para guiarte a una solución. El futuro siempre desemboca en el presente y puede transformarlo, si lo invitamos a hacerlo.

Aprenderás a usar el peregrinaje para liberarte del tiempo lineal y de la causa y el efecto e invitar al futuro a guiarte. Mientras peregrinamos, el tiempo cesa, solo existe el Eterno Ahora, la matriz de la creación, y el hoy deja de brotar del ayer. Gracias a ello, te liberas de las garras del tiempo, transportándote a un estado en el que todo transcurre al unísono.

Bajo la tutela de los laika aprendí a usar el peregrinaje para entrar en el Eterno Ahora y sanar la manera en que los hechos de mi pasado vivían en mí. Con entrenamiento y práctica, construir tu vida desde el futuro llegará a ser tan fácil para ti como lo es construirla de la manera en que ­estás ­acostumbrado a hacerlo, es decir, ensamblando los fragmentos rotos del pasado traídos al presente. Puedes explorar posibles destinos e instalar un futuro más deseable en el presente.

Peregrinar te permitirá liberarte de la causa y el efecto del karma. Puedes vivir la vida con un pie en la esfera del ­espíritu eterno y otro en el mundo físico. Al hacerlo, descubrirás que ambos territorios comparten una base común y que verdaderamente la diferencia entre el pasado y el futuro no es más que un ilusión.

La leche «desderramada»

Tu capacidad innata para experimentar el tiempo transcurriendo a la vez hacia atrás y hacia delante se ve ensombrecida por el hecho de que, por ejemplo, no has tenido nunca la experiencia de ver un vaso de leche «desderramarse» desde el suelo. Esto se debe al principio de entropía, que deriva de la segunda ley de la termodinámica. Este principio afirma que el desorden o caos siempre aumentará con el tiempo (no hace falta estudiar en Harvard para entender esto; basta con que tengas hijos). Este movimiento hacia el caos es evidente en todo lo que nos rodea (nuestras casas necesitan reparación, los relojes se quedan sin cuerda), de manera que es fácil ir del estado ordenado de la leche en el vaso al estado desordenado de la leche derramada en el suelo, del pasado al futuro, pero no en sentido inverso. El movimiento hacia el desorden parece inevitable y da la impresión de que el universo está agonizando hacia una muerte lenta y fría.

Sin embargo, los sistemas vivos desafían la segunda ley: la vida busca el orden, la belleza y la complejidad y aborrece el caos. Los orgánulos se unen para formar células, que se agrupan para formar tejidos, que luego se unen para convertirse en órganos que a su vez constituyen seres humanos, águilas y todo tipo de seres vivos. Mientras que los entes inertes del universo se rompen, la vida sigue creando bellas flores, enormes robles y ballenas.

En los años que pasé estudiando con los laika experimenté cómo peregrinar nos permite acceder a regiones del cerebro que pueden ayudarnos a liberarnos de la segunda ley. La física llama a este proceso no localidad.

NO LOCALIDAD

La física cuántica ha demostrado que cuando envías dos fotones de luz en sentido contrario y atrapas uno con un polarizador, esta acción afecta al otro instantáneamente, lo que sugiere que entre ellos no intervienen ni el tiempo ni la distancia. Esto es lo que llamamos no localidad, o la capacidad de influir en los incidentes sin tener en cuenta la distancia o el tiempo.

La no localidad presenta dos características: la primera es que no es necesario que intervenga energía o fuerza alguna para que se produzca –solo se requiere intencionalidad, es decir, el deseo de que eso ocurra–, y la segunda es que no hay tiempo ni distancia, es decir, no existe un mensaje que viaje del presente al pasado, o al futuro. La capacidad de influir en los incidentes no disminuye con el tiempo ni con la distancia. En otras palabras, no hay ahora en contraposición a entonces; por el contrario, todo sucede simultáneamente.

La prueba de la no localidad en el nivel cuántico supone un reciente avance científico, aunque los laika han entendido desde hace mucho la vinculación que existe entre los ­acontecimientos lejanos. Para la mayoría de la gente la experiencia más cercana que han tenido con este fenómeno les ha venido a través de la oración, algo con lo que todos estamos familiarizados (tanto si la practicamos como si no). El poder de la oración para curar a un individuo a distancia ha sido ­documentado por al menos veintitrés estudios científicos rigurosos. Aunque esto también se puede aplicar a los estudios llevados a cabo con plantas: uno de ellos descubrió que la soja verde germinan antes cuando se les reza, lo que no puede explicarse por medio de la psicología ni por el «efecto placebo»; al fin y al cabo, no puedes sugestionar a una legumbre para hacer que crezca más rápido o resista las enfermedades.

Sabemos que la oración puede ejercer influencia sobre acontecimientos lejanos y sanar a distancia, pero ¿qué sucede con nuestro poder para influir en lo que ya ha sucedido? Un estudio aparecido en la publicación British Journal of Medicine expone los resultados de un experimento de oración retroactiva. Los investigadores hicieron que un ordenador dividiera al azar los historiales clínicos de cinco mil pacientes con infecciones en el torrente sanguíneo en dos grupos. Se rezó solo a un grupo. A continuación se comprobaron los historiales y se descubrió que los pacientes por los que se había rezado tuvieron periodos de fiebre y estancias en el hospital más breves a pesar de que esas oraciones se rezaron diez años después de que se les hubiera dado de alta. Los pacientes recibieron los beneficios de las oraciones debido a la naturaleza no local del tiempo. El momento en el que se rezó en realidad coincidió con el de la enfermedad porque en el Eterno Ahora todo sucede a la vez.

La no localidad explica también cómo muchos incidentes que consideramos «paranormales» son sencillamente fenómenos naturales. Por ejemplo, en la novela de 1898 Futility (El hundimiento del Titán)TitanicTitanTitanic