portada

IGNACIO DEL RÍO. Doctor en historia por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador y profesor en esa misma universidad. Es especialista en historia del norte de México en la época colonial y el siglo XIX. Entre sus últimos libros figuran El régimen jesuítico de la Antigua California (2003), El noroeste del México colonial (2007) y Estudios históricos sobre la formación del norte de México (2009).

MARÍA EUGENIA ALTABLE FERNÁNDEZ. Maestra en historia regional por la Universidad Autónoma de Baja California Sur; autora de diversas publicaciones relativas a la historia política de este estado de nuestra República, en especial de la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX.

SECCIÓN DE OBRAS DE HISTORIA

Fideicomiso Historia de las Américas

Serie
HISTORIAS BREVES

Dirección académica editorial: ALICIA HERNÁNDEZ CHÁVEZ

Coordinación editorial: YOVANA CELAYA NÁNDEZ

BAJA CALIFORNIA SUR

IGNACIO DEL RÍO CHÁVEZ
MARÍA EUGENIA ALTABLE FERNÁNDEZ
 

Baja California Sur

HISTORIA BREVE

Fondo de Cultura Económica

EL COLEGIO DE MÉXICO
FIDEICOMISO HISTORIA DE LAS AMÉRICAS
FONDO  DE  CULTURA  ECONÓMICA

Primera edición, 2000
Segunda edición, 2010
Tercera edición, 2011
   Primera reimpresión, 2015
Primera edición electrónica, 2016

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contraportada

PREÁMBULO

LAS HISTORIAS BREVES de la República Mexicana representan un esfuerzo colectivo de colegas y amigos. Hace unos años nos propusimos exponer, por orden temático y cronológico, los grandes momentos de la historia de cada entidad; explicar su geografía y su historia: el mundo prehispánico, el colonial, los siglos XIX y XX y aun el primer decenio del siglo XXI. Se realizó una investigación iconográfica amplia —que acompaña cada libro— y se hizo hincapié en destacar los rasgos que identifican a los distintos territorios que componen la actual República. Pero ¿cómo explicar el hecho de que a través del tiempo se mantuviera unido lo que fue Mesoamérica, el reino de la Nueva España y el actual México como república soberana?

El elemento esencial que caracteriza a las 31 entidades federativas es el cimiento mesoamericano, una trama en la que destacan ciertos elementos, por ejemplo, una particular capacidad para ordenar los territorios y las sociedades, o el papel de las ciudades como goznes del mundo mesoamericano. Teotihuacan fue sin duda el centro gravitacional, sin que esto signifique que restemos importancia al papel y a la autonomía de ciudades tan extremas como Paquimé, al norte; Tikal y Calakmul, al sureste; Cacaxtla y Tajín, en el oriente, y el reino purépecha michoacano en el occidente: ciudades extremas que se interconectan con otras intermedias igualmente importantes. Ciencia, religión, conocimientos, bienes de intercambio fluyeron a lo largo y ancho de Mesoamérica mediante redes de ciudades.

Cuando los conquistadores españoles llegaron, la trama social y política india era vigorosa; sólo así se explica el establecimiento de alianzas entre algunos señores indios y los invasores. Estas alianzas y los derechos que esos señoríos indios obtuvieron de la Corona española dieron vida a una de las experiencias históricas más complejas: un Nuevo Mundo, ni español ni indio, sino propiamente mexicano. El matrimonio entre indios, españoles, criollos y africanos generó un México con modulaciones interétnicas regionales, que perduran hasta hoy y que se fortalecen y expanden de México a Estados Unidos y aun hasta Alaska.

Usos y costumbres indios se entreveran con tres siglos de Colonia, diferenciados según los territorios; todo ello le da características específicas a cada región mexicana. Hasta el día de hoy pervive una cultura mestiza compuesta por ritos, cultura, alimentos, santoral, música, instrumentos, vestimenta, habitación, concepciones y modos de ser que son el resultado de la mezcla de dos culturas totalmente diferentes. Las modalidades de lo mexicano, sus variantes, ocurren en buena medida por las distancias y formas sociales que se adecuan y adaptan a las condiciones y necesidades de cada región.

Las ciudades, tanto en el periodo prehispánico y colonial como en el presente mexicano, son los nodos organizadores de la vida social, y entre ellas destaca de manera primordial, por haber desempeñado siempre una centralidad particular nunca cedida, la primigenia Tenochtitlan, la noble y soberana Ciudad de México, cabeza de ciudades. Esta centralidad explica en gran parte el que fuera reconocida por todas las cabeceras regionales como la capital del naciente Estado soberano en 1821. Conocer cómo se desenvolvieron las provincias es fundamental para comprender cómo se superaron retos y desafíos y convergieron 31 entidades para conformar el Estado federal de 1824.

El éxito de mantener unidas las antiguas provincias de la Nueva España fue un logro mayor, y se obtuvo gracias a que la representación política de cada territorio aceptó y respetó la diversidad regional al unirse bajo una forma nueva de organización: la federal, que exigió ajustes y reformas hasta su triunfo durante la República Restaurada, en 1867.

La segunda mitad del siglo XIX marca la nueva relación entre la federación y los estados, que se afirma mediante la Constitución de 1857 y políticas manifiestas en una gran obra pública y social, con una especial atención a la educación y a la extensión de la justicia federal a lo largo del territorio nacional. Durante los siglos XIX y XX se da una gran interacción entre los estados y la federación; se interiorizan las experiencias vividas, la idea de nación mexicana, de defensa de su soberanía, de la universalidad de los derechos políticos y, con la Constitución de 1917, la extensión de los derechos sociales a todos los habitantes de la República.

En el curso de estos dos últimos siglos nos hemos sentido mexicanos, y hemos preservado igualmente nuestra identidad estatal; ésta nos ha permitido defendernos y moderar las arbitrariedades del excesivo poder que eventualmente pudiera ejercer el gobierno federal.

Mi agradecimiento a la Secretaría de Educación Pública, por el apoyo recibido para la realización de esta obra. A Joaquín Díez-Canedo, Consuelo Sáizar, Miguel de la Madrid y a todo el equipo de esa gran editorial que es el Fondo de Cultura Económica. Quiero agradecer y reconocer también la valiosa ayuda en materia iconográfica de Rosa Casanova y, en particular, el incesante y entusiasta apoyo de Yovana Celaya, Laura Villanueva, Miriam Teodoro González y Alejandra García. Mi institución, El Colegio de México, y su presidente, Javier Garciadiego, han sido soportes fundamentales.

Sólo falta la aceptación del público lector, en quien espero infundir una mayor comprensión del México que hoy vivimos, para que pueda apreciar los logros alcanzados en más de cinco siglos de historia.

ALICIA HERNÁNDEZ CHÁVEZ
Presidenta y fundadora del
Fideicomiso Historia de las Américas

 

INTRODUCCIÓN

ESTE LIBRO TIENE COMO ANTECEDENTE el que, con el nombre de Breve historia de Baja California Sur, fue publicado en el 2000 bajo el amparo editorial del Fideicomiso Historia de las Américas, El Colegio de México y el Fondo de Cultura Económica. Formó parte de una colección de volúmenes dedicados al estudio de la historia particular de cada uno de los estados de la República, entendidos éstos no sólo como entidades político-administrativas sino primordialmente como espacios regionales de desarrollo histórico.

Esa colección tuvo la virtud de mostrar la diversidad de los procesos que, originados en espacios histórico-geográficos distintos, confluyeron y se influyeron mutuamente en lo que podríamos llamar “la formación histórica” de nuestro país. De manera consecuente con lo que, con mayor o menor suficiencia, se logró de manera colectiva en aquella ocasión, los autores del presente volumen aceptamos de buen grado que se hiciera una reedición de nuestro libro, haciendo para el caso las adecuaciones y actualizaciones necesarias a fin de que un público lector amplio —esperamos que sea aun más amplio que en la ocasión anterior— pueda hacerse de una visión a la vez general y detallada de lo que ha sido a lo largo del tiempo la historia de los pueblos que habitaron y habitan hoy la mitad meridional de la península de California, sin perder de vista que esa historia particular ha sido siempre parte de una historia mayor, la del abigarrado mundo indígena prehispánico, la de la tricentenaria colonia española llamada Nueva España y la que en los tiempos modernos ha venido a ser la historia nacional.

Hemos dicho que ésta es una edición revisada y ligeramente modificada del texto publicado previamente. El estudio se actualizó de manera tal que las referencias históricas incluyeran hechos importantes ocurridos en los últimos años, se complementó con nuevos y pertinentes cuadros y mapas que facilitarán la comprensión de lo tratado en el texto, y se ilustró con materiales fotográficos que, además de agregar al escrito un conjunto de testimonios visuales, han de facilitar el conocimiento de las realidades geográficas y humanas de la entidad, sobre todo para quienes no han tenido la oportunidad de visitarla.

Sin embargo, el texto de base y el tratamiento de los diversos asuntos, así como la estructura e integración del discurso, todo desplegado en el libro, se han mantenido prácticamente inalterados. Esto ha sido así porque los autores consideramos que la visión histórica que ofrecemos mantiene hoy su plena vigencia y porque podemos asegurar que el libro fue hecho con base en una muy amplia información recogida tanto en archivos como en bibliotecas, y en un largo empeño por comprender y explicar la historia de esta región de México con todo el rigor que exige el trabajo académico de alto nivel, pero también con esa buena dosis de afecto que es ingrediente necesario de las mejores historias.

Al disponernos a preparar el volumen, los autores tuvimos que distribuirnos los periodos y temas que deberían ser tratados, a fin de que cada uno por su parte procediera a elaborar los planes de contenido, a hacer las lecturas o relecturas necesarias, a recopilar y ordenar la información alusiva y, en fin, a redactar en sus primeras versiones los textos de los capítulos. La asignación se hizo de una manera muy simple y atendiendo a los campos de especialidad de los autores: a Ignacio del Río le correspondió preparar los capítulos I a V, que cubren desde los orígenes hasta mediados del siglo XIX, y a María Eugenia Altable Fernández le tocó preparar los capítulos VI a XII, que se refieren a los últimos 160 años. Para que se distinguiera bien la autoría individual de esos capítulos, los hemos agrupado en dos conjuntos claramente separados por partes; la primera la preparó Ignacio del Río, y la segunda se debe a María Eugenia Altable Fernández. Las secciones complementarias del libro —introducción, cronología, bibliografía— las hicimos al alimón. A José Miguel Suárez Altamirano hemos de agradecerle la elaboración de los mapas, y a Francisco Altable Fernández, la preparación de los cuadros adicionales y del material fotográfico.

Diremos, para finalizar, que cuantas veces fue necesario los autores intercambiamos nuestros respectivos textos para su lectura y crítica, por lo que ambos somos responsables de todo lo que contiene este volumen.

IGNACIO DEL RÍO CHÁVEZ
Universidad Nacional Autónoma de México

MARÍA EUGENIA ALTABLE FERNÁNDEZ
Universidad Autónoma de Baja California Sur

Octubre de 2009

PRIMERA PARTE

por Ignacio del Río Chávez