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Colección Educación universitaria

Los estudiantes de la universidad actual: quiénes son, cómo son y qué estudian


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Juan León (director de la Editorial Octaedro)


Consejo Editorial:

Teresa Pagès Costas (jefe Sección Universidad, ICE-UB, Facultad de Biología); Antoni Sans Martín (director del ICE-UB, Facultad de Educación); Mercè Gracenea Zugarramurdi (secretaria del ICE-UB, Facultad de Farmacia); Pilar Ciruelo Rando (Editorial Octaedro); Miquel Martínez Martín (Facultad de Educación, UB); Atilà Herms Berenguer (Facultad de Física, UB); Mar Cruz Piñol (Facultad de Filología, UB); Miguel A. Pereyra García-Castro (Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Granada); Miquel Oliver Trobat (Facultad de Educación, Universidad de las Islas Baleares); Carmen Saurina Canals (Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Girona); Pedro Allueva Torres (Facultad de Educación, Universidad de Zaragoza).


Secretaría Técnica del Consejo Editorial:

Lourdes Marzo Ruiz (ICE-UB), Ana Suárez Albo (Editorial Octaedro)




Primera edición en papel: diciembre de 2015

Primera edición: enero de 2016


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ISBN: 78-84-9921-784-0


Diseño, realización y digitalización: Editorial Octaedro

Resumen

Este libro constituye un ejercicio de análisis de la universidad actual, centrado fundamentalmente en sus estudiantes, desde una perspectiva sociológica. Por ello se trata de una visión parcial que aborda la dimensión social de la universidad,1 es decir, cómo son los estudiantes universitarios actuales, cuáles son sus características principales y cómo viven la experiencia universitaria en el contexto actual, desde la perspectiva de la equidad social. Los diferentes capítulos en los que se estructura el presente trabajo tienen un escenario común: el Proceso de Bolonia y la crisis económica, que han coincidido en tiempo y espacio, y cómo todo ello puede estar afectando a la institución, y a su vez al comportamiento de sus principales actores. En este sentido, el libro pretende contribuir a desarrollar la sociología de la educación superior en nuestro territorio, abordando todas las cuestiones que tienen que ver con la desigualdad en las oportunidades educativas.

El Proceso de Bolonia se planteó en un momento de expansión económica general y se ha acabado implantando en unas condiciones de crisis económica. Esta situación ha comportado que la idea inicial en torno a la incorporación del EEES se haya visto, en cierto sentido, frenada y tergiversada. De este modo, los impactos iniciales han ido cambiando de rumbo. Por ello es fundamental analizar cómo la reforma universitaria, la crisis económica y las medidas económicas derivadas, aplicadas a la educación superior (aumento de las tasas universitarias y cambio en la política de becas), se entrelazan entre sí.

Los resultados y argumentos que se desarrollan a lo largo del trabajo derivan de la experiencia investigadora del Grupo de Investigación en Educación y Trabajo de la Universidad Autónoma de Barcelona (GRET), que colabora estrechamente con investigadores de la Universidad de Barcelona. En concreto, los datos aportados son el producto del trabajo de algunos de sus investigadores y colaboradores que se han centrado en el análisis de la educación superior. También se presentarán resultados de otras investigaciones que han indagado sobre la influencia de estas condiciones del entorno en los efectos primarios (rendimiento y abandono de los estudios) y secundarios (elección de carrera) en el desigual acceso, presencia y vivencia de los estudiantes que acceden a la universidad. Los efectos primarios centran la explicación de la desigualdad en cómo las familias disponen de desiguales recursos que afectan a la adquisición de competencias académicas y, por lo tanto, al rendimiento educativo de sus hijos, y los secundarios explican cómo la diferente posición de clase afecta directamente a las decisiones educativas sobre si continuar los estudios en la etapa posterior.



1. Algo en lo que se incide a partir del año 2003 en el Comunicado de Berlín, que menciona expresamente la necesidad de «establecer sistemas de garantía de la calidad, teniendo en cuenta la dimensión social (ayudar a los estudiantes de sectores desfavorecidos) y la riqueza cultural y diversidad lingüística de Europa».

Prólogo

El libro que el lector tiene en las manos es el producto tanto de la investigación directa de sus autoras como de la síntesis de trabajos de otros autores publicados en diversas revistas científicas y libros relacionados con el tema de los cambios producidos en la universidad a partir de la denominada Reforma de Bolonia, impulsada por la Unión Europea, y sus consecuencias en la igualdad de oportunidades de los estudiantes universitarios.

Los trabajos de investigación directa de las autoras se han producido en el contexto del GRET (Grup de Recerca, Educació i Treball) de la Universidad Autónoma de Barcelona, fundado por tres profesores de Sociología de la Escola Universitària de Magisteri de la UAB (J. Planas, J. Casals y J. M. Masjuan) en el año 1987. En este contexto se incorporaron a la investigación otros profesores vinculados a la educación2 y se fueron estructurando las tres líneas de investigación que siguen vigentes en el momento actual, vinculadas a los intereses expresados en las tesis doctorales de los tres profesores fundadores del grupo de investigación.

Creo que puedo afirmar que la experiencia del GRET ha sido muy positiva para todos los participantes, combinando unas relaciones de trabajo muy exigentes, sin tensiones exageradas, hasta de amistad personal. En líneas generales siempre se han discutido con todo el grupo –profesores, doctorandos, ayudantes y colaboradores– los planteamientos de las investigaciones, sus resultados y los artículos científicos antes de publicarse, además de considerar las repercusiones de estos trabajos en la mejora de los programas de las diferentes materias docentes o en el funcionamiento de las instituciones docentes. Una vez hecha esta introducción sobre el contexto en el que se ha producido el libro, continuaré refiriéndome directamente al contenido de la publicación para terminar con una reflexión personal a partir de la temática abordada en esta publicación.

Las reformas universitarias a partir del Proceso de Bolonia

En el primer capítulo del libro se hace una amplia descripción de cómo se ha producido, en Cataluña y España, la implementación del denominado Plan Bolonia propuesto por la Comunidad Europea. Me ha parecido muy interesante el esfuerzo realizado por las autoras para recoger la literatura científica producida durante estos años, para fundamentar las afirmaciones sobre los aspectos positivos y negativos de la aplicación de reforma, sobre todo en lo que hace referencia a las consecuencias sobre la equidad del sistema universitario español y catalán. Se trata, pues, de un esfuerzo científico de descripción y análisis y no de un texto especulativo sobre la realidad. Cualquier trabajo de este tipo está limitado por la información disponible, pero la que existe está recogida y analizada. El texto distingue entre los aspectos pedagógicos y los aspectos sociales de las directivas procedentes del Proceso de Bolonia y los resultados de su aplicación.

Las autoras resaltan el concepto de «recontextualización» de las políticas educativas como un elemento teórico fundamental a la hora de investigar sobre un proceso de cambio institucional, sobre todo cuando está dirigido por una agencia internacional.

Analizar la recontextualización de una política determinada, es decir, analizar cómo se traducen a un contexto concreto las directrices que provienen de la agencia en cuestión por parte de los actores afectados es de suma importancia para entender las consecuencias reales del proceso. Quiérase o no, de manera explícita o implícita, cada nivel de una organización contextualiza las propuestas e intenta de alguna manera adecuarlas a su contexto, para bien o para mal.

En el segundo capítulo, dedicado a los cambios en el perfil de los estudiantes universitarios, las autoras siguen la misma metodología que en el capítulo anterior y recogen las aportaciones de los autores que han tratado el tema en España, y también en el extranjero cuando han sido autores relevantes por sus aportaciones teóricas o por las aportaciones de resultados comparables con los que se han obtenido en nuestro contexto. La elaboración de un libro de divulgación científica es una buena manera de hacer llegar a los agentes interesados, más allá de la comunidad científica, los resultados de las investigaciones y, en este caso, de facilitar que repercutan en la mejora del sistema en relación con los objetivos de la investigación: la igualdad de oportunidades frente a la educación universitaria.

En el texto se constata que los aspectos sociales han estado muy poco presentes en los estudios sobre la universidad y, en general, en las políticas universitarias tanto en Cataluña como en España y Europa. Las reformas organizativas y pedagógicas se contrastan con el cambio en los perfiles de los estudiantes ocurridos en las últimas décadas y se evidencia hasta qué punto estos cambios han generado efectos perversos para aquellos estudiantes que disponen de menos recursos, por ejemplo cuando tienen que combinar los estudios con el trabajo remunerado.

En los capítulos tercero y cuarto, las autoras sobrepasan el nivel puramente descriptivo para analizar los mecanismos causales que explican las desigualdades sociales en el funcionamiento del sistema educativo del nivel universitario. Siguiendo la propuesta de Raymond Boudon, analizan en el capítulo tercero los efectos primarios de la desigualdad, o sea, aquellos que constituyen propiamente la herencia social de las familias, como los recursos culturales diferentes según clase social y su influencia en el rendimiento académico.

El capítulo quinto y último se centra en el análisis de los efectos secundarios, es decir, aquellos que se refieren a las elecciones de los estudiantes en cada encrucijada del sistema educativo, por ejemplo a la hora de elegir un grado determinado. Según Boudon, los efectos secundarios son más importantes que los primarios a la hora de determinar los condicionantes sociales del éxito escolar y posteriormente profesional. Las autoras sintetizan en este capítulo los resultados publicados y amplían el análisis reutilizando con criterios específicos los datos recogidos en las diversas encuestas sobre estudiantes universitarios realizados en el contexto del GRET, orientando su análisis a las consecuencias de las reformas en la organización de los grados y en los cambios docentes en la disminución o el aumento de las oportunidades sociales de los estudiantes más desaventajados.

Algunas reflexiones personales sobre las desigualdades sociales

En el último apartado de este prólogo me permito expresar brevemente una reflexión personal sobre el tema de la igualdad social, anclándolo en las bases biológicas de la especie humana. Parto de la hipótesis de que las explicaciones en sociología deben realizarse teniendo en cuenta las interacciones sociales de individuos que no son totalmente iguales por el nacimiento, y que la socialización interacciona constantemente con los puntos de partida y con las experiencias individuales en contextos de desigualdad de recursos.

Robert Wright, en un libro a mi juicio indispensable para los estudiosos de la sociedad, resume en breves palabras la dinámica de la evolución cultural. La competencia es un juego de suma 0, puesto que lo que uno gana, el otro lo pierde. Pero gracias a ella se intensifica la cooperación de los que son más eficientes socialmente consiguiendo saltos en la complejidad social que benefician a todos. Los juegos de suma no nula son aquellos que, si se juegan bien, con información y confianza mutua, obtienen resultados mejores para todos los jugadores y, en definitiva, para toda la sociedad, puesto que la transmisión cultural de las innovaciones consigue que todos disfrutemos de sus ventajas sin pagar los costes. Un ejemplo fácil es un partido de futbol. Los jugadores mejores compiten entre sí para ser los mejores, pero cuando trabajan en grupo, el éxito es el resultado de la cooperación. En la competición uno gana y el otro pierde, pero en la colaboración se consigue un resultado positivo más allá de la suma.

En este sentido, la universidad debería combinar la competencia entre los estudiantes vinculada al rigor y a la calidad de sus aprendizajes con la igualdad de oportunidades para todos los estudiantes que consiguen entrar en la institución. Puesto que las desigualdades sociales y culturales funcionan desde la primera infancia, no es fácil que la universidad pueda resolver totalmente este problema. Así se expresa Raymon Boudon cuando concluye sus análisis sobre estos asuntos:

En fin, solo un sistema institucional muy constrictivo, poco compatible con las exigencias de autonomía consideradas como normales en las sociedades liberales, sería susceptible de atenuar las desigualdades escolares de una manera drástica. (R. Boudon)3

Esta sentencia es el resultado de contrastar con datos empíricos, su modelo sistémico sobre las desigualdades educativas y sus consecuencias en la movilidad social. A través de ella nos advierte implícitamente de las posibles consecuencias negativas de las políticas educativas muy igualitarias, históricamente vinculadas a las formaciones de izquierda, que en lugar de la igualdad de oportunidades toman como objetivo la igualdad de resultados.

La igualdad de oportunidades se entiende como los esfuerzos que hace una sociedad para que los individuos puedan satisfacer sus aspiraciones sociales sobre la única base de sus esfuerzos y sus méritos, e independientemente de sus características adscriptivas, como el género, la raza o su clase social de origen.4

A partir de esta definición podemos considerar que la justicia en la educación es el resultado de la combinación entre la igualdad de derechos fundamentales con la proporcionalidad según las capacidades y el esfuerzo.

El problema político, a mi juicio, reside en delimitar hasta qué nivel de enseñanza deben dedicarse recursos públicos para asegurar la igualdad de oportunidades a que tienen derecho todos los individuos de una sociedad, o visto desde la sociedad, cuántos recursos debe utilizar un gobierno para conseguir este bien para todos, habida cuenta que, siendo los recursos escasos, puede que haya aplicaciones alternativas mejores para el conjunto social. Seguramente una política de becas según la renta familiar sería lo más adecuado para el nivel universitario, aun manteniendo el nivel actual de tasas.

Los resultados de los estudiantes siempre serán diferentes, puesto que las capacidades, la motivación, el esfuerzo o la elección de una profesión serán diferentes. En este sentido, en el texto de las autoras está muy claro que la información que ofrecen siempre es muy útil para conocer los mecanismos de funcionamiento del sistema universitario pero en algunos casos las consecuencias políticas que parecen darse por descontadas no son evidentes. Sigue siendo interesante la reflexión de Raymon Boudon.

Por último quiero resaltar una omisión. Las categorías utilizadas en el texto como las clases sociales son categorías estadísticas necesarias y útiles para informar sobre las desigualdades sociales, pero, a mi juicio, se echa de menos en el texto un análisis que utilice una clase natural que tenemos en sociología: el sexo. De hecho, los resultados que se han obtenido teniendo en cuenta el sexo y la clase social con los mismos datos utilizados por las autoras son muy interesantes, sobre todo cuando se trata de la elección de los grados y el sentimiento de deuda con los padres o la sociedad.5

Los puntos de equilibrio entre la igualdad de oportunidades como derecho de ciudadanía y la meritocracia a través de las recompensas según la contribución aportada por cada uno, son difíciles de encontrar pero los prejuicios ideológicos de determinados grupos de la izquierda o de la derecha, también pueden neutralizarse, reflexionando imparcialmente sobre la información objetiva que han aportado las autoras de este libro, a quienes felicito sinceramente.

Josep M. Masjuan i Codina

Profesor emérito de universidad, Universitat Autònoma de Barcelona




2. La segunda generación de investigadores está formada por Isabel García, Rafael Merino, Helena Troiano, Marina Elias y Lidia Daza.

3. Boudon, R.; Bourricaud, F. (1986), Dictionaire critique de la sociologíe (pp. 309 y ss.), París: PUF.

4. Garvía, R. (1998), Conceptos fundamentales de sociología (p. 54), Madrid: Alianza Editorial.

5. Masjuan, J. M. (2012), «Diferències entre universitaris i universitàries pel que fa a l’elecció de l’àrea d’estudis, al respecte a les normes socials i al progres acadèmic». En: Josep M. Masjuan (coord.), Societat Catalana 2012 (pp. 187-207), Associació Catalana de Sociologia (filial del Institut d’Estudis Catalans).