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Miguel A. Santos Rego

Alexandre Sotelino Losada

Mar Lorenzo Moledo



Aprendizaje-servicio y misión cívica 

de la universidad

Una propuesta de desarrollo












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Título: Aprendizaje-servicio y misión cívica de la universidad. Una propuesta de desarrollo











Primera edición en papel: septiembre de 2015


Primera edición: octubre de 2015



© Miguel Ángel Santos Rego, Alexandre Sotelino Losada, Mar Lorenzo Moledo


© De esta edición:

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ISBN: 978-84-9921-734-5


Diseño, producción y digitalización: Editorial Octaedro


Diseño de portada: Juan Aguilar Madrazo


Introducción




Hace ya tres lustros, uno de los autores de este libro hizo una visita académica a la Georgetown University en Washington, D.C. Allí, en la magnífica biblioteca de este renombrado centro de educación superior, tuvo ocasión de consultar una obra de sugerente título, A passion for democracy, cuyo autor es Benjamin R. Barber (1998). Y leyó algo que siempre habría de recordar: no es que la universidad tenga una misión cívica, es civilidad en sí misma, que se define a través de las reglas y convenciones que facilita el diálogo en una comunidad y la clase de discurso del que todo conocimiento depende.

Es la reflexión que, sencillamente, nos ha inspirado y animado a ver el aprendizaje-servicio en tan evocadora perspectiva. Porque es en este tiempo de tanta zozobra, material y moral, cuando necesitamos que la universidad se entienda como verdadera misión cívica a nuestro alrededor. Entiéndase, pues, que intentemos no desaprovechar la ocasión de estrechar lazos cognitivos entre ese ideal y la meta de un espacio universitario europeo acorde con tal propósito. Razón suficiente para comenzar nuestra singladura de análisis educativo.

El Espacio Europeo de Educación Superior, y las recomendaciones que lo definen, están ya en nuestras universidades, sin que sepamos muy bien si los cambios con los que se está operando han hecho mella en la institución y en los procesos educativos que esta desarrolla a través de planes y programas, tanto científicos como didácticos. En el fondo de la mudanza, la cuestión de la calidad se ha convertido en una pieza clave de su justificación práctica. Así, los nuevos planes de estudios han de centrar alguno de sus objetivos en la adquisición de competencias por parte de los estudiantes, ampliando, sin excluir, el tradicional enfoque basado en contenidos. El énfasis se pone en los métodos de aprendizaje más convenientes para tales competencias, así como en los procedimientos para evaluar su adquisición. Tal dinámica ha propiciado numerosas publicaciones y producción pedagógica diversa, lo que está animando debates y nuevas perspectivas, por más que algunas sean recurrentes o basadas en tópicos académicos de amplio recorrido histórico. Faltan datos y sobran opiniones, si lo que queremos es avanzar enfoques que ayuden a hacer un aprendizaje más significativo en las aulas y laboratorios.

Parece evidente el reto que los profesores han comenzado a afrontar, y que tendrán que seguir afrontando en los próximos años, al objeto de intentar ahondar de la manera más sólida posible un nuevo horizonte académico, máxime dentro de los mismos centros y departamentos, abriendo vías de renovación para su mejor extensión curricular y social, sin olvidar que la formación del profesorado será imprescindible para el éxito de la tentativa. Al fin y al cabo, lo que se pretende es ayudar a construir la nueva ciudadanía de un país que aspira a una democracia de mayor calidad y con más equidad cuando el aprendizaje de la participación se ha convertido en pieza básica de su armazón axiológico.

La propuesta que presentamos en este trabajo es el aprendizaje-servicio como vía formativa en las aulas, y aún más allá de las salas de clase. No pretendemos, desde luego, sugerir ningún planteamiento que pudiera sonar a receta oportunista para una situación que es política y educativamente compleja. Lo más importante, ahora y aquí, es que el aprendizaje-servicio llegue a ser entendido como vector de innovación que, con el concurso de otras estrategias, puede suponer una mejor conexión entre las dimensiones académicas y sociales del aprendizaje. Son muchos los ámbitos curriculares que es posible vincular, en el despliegue de su sentido práctico, a necesidades presentes en un entorno social o comunitario. Por lo tanto, si logramos que los alumnos universitarios las representen adecuadamente en su elucidación cognitiva podrán apurar su disposición a diseñar planes y proyectos de acción conjunta para abordar problemas, entendiendo su arreglo como un servicio, que, además, puede tener de nuevo un retorno de más y mejor aprendizaje para las personas.

Este trabajo surge espoleado por el deseo de sumar una aportación más al ámbito central que lo define (el aprendizaje-servicio), junto con la idea de ir marcando las pautas teóricas y metodológicas del enfoque en la educación superior de nuestro país, y, concretamente, en el Sistema Universitario de Galicia (SUG). Por lo tanto, responde a varios criterios de pertinencia para una publicación de esta índole, como son:

  1. Actualidad. En tanto que el aprendizaje-servicio es una metodolo-gía en ciernes en nuestro contexto, y supone una oportunidad de cambio en las universidades cuando el Espacio Europeo de Educación Superior está caminando pero no está exento de incertidumbres. Además, considerando los sucesos y circunstancias socioeconómicas por las que atravesamos, dinámicas como el aprendizaje-servicio se hacen cada vez más necesarias si ansiamos una educación de calidad para los profesionales del siglo xxi.
  2. Interés para nuestro marco de referencia. Ahora mismo, España se está incorporando al desarrollo de la metodología del aprendizaje-servicio, por lo cual este estudio puede animar su desarrollo.
  3. Posibilidad de ofrecer propuestas de intervención. Consideramos que nuestro trabajo puede resultar útil por ofrecer una propuesta contextualizada y la elaboración de un programa efectivo para el desarrollo del aprendizaje-servicio en las universidades.
  4. Escasez de trabajos sobre aprendizaje-servicio en el contexto universitario español. Cabe, pues, que el volumen represente un aliciente desde el que propulsar más vías de indagación.

La estructura del libro responde a cuatro capítulos, en los que se hace un recorrido lógico por la historia y la contextualización del aprendizaje-servicio, para acabar justificando su incorporación al ámbito de la educación superior. El primero de ellos pretende ser una muestra de las muchas posibilidades que ofrece el aprendizaje-servicio en las diferentes instancias educativas, desde el papel de las entidades sociales y la administración local, hasta la educación reglada o formal. Las concebimos como potenciales promotoras, pero también receptoras de experiencias. Lo que se pretende, en todo caso, es la interrelación entre todos los organismos sociocomunitarios para crear redes de aprendizaje por medio del partenariado, lo que debería generar vínculos de provecho para las partes y, en última instancia, producir beneficios para el conjunto de la ciudadanía.

En el segundo capítulo abordamos los principales referentes históricos del aprendizaje-servicio. Nos interesan sus orígenes, su desarrollo y, desde luego, su presencia actual en el escenario de la educación, a diversos niveles. Como no puede ser de otro modo, destacamos la figura y obra de John Dewey, gran referente del tema y el que sienta las bases epistemológicas del tópico a partir de su lema learning by doing, preámbulo de lo que llegará a ser, precisamente, el service-learning. Al referir la historia de tal metodología, sería ingenuo prescindir de su recorrido en los Estados Unidos de América, pues allí aparece y crece para extenderse a otros muchos países. Por último, dedicamos un apartado a resaltar su modesta andadura entre nosotros, haciendo especial hincapié en los grupos e instituciones que se ocupan, y preocupan, de su estudio, y aun aplicación, en los distintos niveles del sistema educativo, pero sin descuidar el que más nos interesa, esto es, la universidad.

En el tercer capítulo de este libro tratamos la relación entre aprendizaje-servicio y educación superior, viendo sus potencialidades, y también sus posibles fisuras. Como ya hemos dicho, parece que existe un consenso académico sobre el tránsito que debe realizarse en la educación superior, a fin de adaptarse a coyunturas en las que los procesos innovadores exitosos marcan la diferencia. Así, el concepto de responsabilidad social universitaria tendrá que adquirir nuevos matices si queremos que cumpla con el objetivo de extender el conocimiento a la sociedad. Se trata de un reto para cuyo cumplimiento se necesita más complicidad con las comunidades que conforman el tejido social próximo a la institución universitaria.

Dentro del mismo capítulo, recogemos los datos de una reciente incursión investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela, en la que el profesorado se expresaba en torno a la idea del aprendizaje-servicio, así como acerca de la responsabilidad social universitaria o su modo de ejercer la docencia. Asimismo, analizamos diferentes elementos normativos asociados al auge del aprendizaje-servicio en España. Se trata de documentos como el estatuto del estudiante universitario y otros sobre el Espacio Europeo de Educación Superior. A modo de cierre de esta parte nos ha parecido oportuno informar acerca de algunas experiencias de cercanía universitaria, que ya responden a este esquema de pensamiento y acción educativa.

En el último de los capítulos comunicamos una propuesta de acción/intervención pedagógica, adaptada a la realidad de las universidades en nuestro entorno. No lo hacemos desde una perspectiva formal o incluso ritual, sino, más bien, a modo de punto de partida para un trabajo sistemático en los próximos años. Tratamos de afanarnos en el desarrollo del apartado, a partir de premisas consistentes con lo formulado en la literatura científica del tema. Lo que nos mueve en esta obra es la posibilidad de trazar vínculos entre aprendizaje-servicio y calidad educativa, revisitando temas que, antes o después, se ligan al rigor académico que es menester infundir en los estudiantes universitarios.

No hemos de olvidar el hecho de que, detrás de un enfoque como el que aquí mostramos, hay más que aprendizaje y más que servicio. Hay también una filosofía de la educación que alcanza a concebir la universidad como una misión cívica, a la vanguardia del saber y de la innovación –también de la educativa– y donde lo que importa es la manera de sustanciar el aprendizaje como gran proceso de construcción humana ante los enormes retos de las sociedades actuales. La intención última que perseguimos con este trabajo es contribuir, en la medida de lo posible, al desarrollo del aprendizaje-servicio en España, aportando nuestro grano de arena desde la investigación. Haciendo votos para que la pedagogía disponga de más activos para continuar marcando retos asumibles en el espacio público de una democracia fuerte.

Queremos, finalmente, dejar constancia de nuestro agradecimiento a los responsables de las experiencias de ApS citadas en el texto, así como a Juan Aguilar Madrazo, colaborador de nuestro Grupo de Investigación y autor de la portada de este volumen.