AGRADECIMIENTOS

Son muchas las personas que me han ayudado en la realización de este libro. La más importante es mi padre. Gracias por haberme apoyado en todo. Dicen que cuando uno obtiene grandes logros en la vida es porque se tiene a alguien al lado que siempre te dice que vales muchísimo y te anima a ir hacia delante. Gracias, papi, porque tú has sido esa persona. Lo que hemos vivido nos ha alejado al uno del otro, durante mucho tiempo, pero cuando recordé que tú eras yo y que yo era tú, me di cuenta de que lo único que podía hacer para superar mis miedos era abrazarte. Estoy convencida de que uno de los para qué de este libro fue para que volviéramos a amarnos.

Agradezco el apoyo de mi madre y de mi hermana. Cada vez que, emocionada, les pedía que me escucharan porque les iba a leer un nuevo fragmento, no salían corriendo. Al contrario, siempre me decían que sí. Gracias por estar a mi lado y por haberme animado siempre.

Hay muchas otras personas que me han ayudado. Me siento emocionada cuando recuerdo las conversaciones tan profundas que mantuve con mi editor y, ahora, amigo, Antonio. Gracias por hacer que este libro fuera un sueño hecho realidad. Gracias a toda la editorial Sirio. Son almas bellísimas. Hacen un trabajo muy hermoso.

Gracias a Sergio Moreno, mi profesor y amigo, he podido sentir que tengo un mensaje importante que transmitir al mundo. Sergio, todas las conversaciones contigo me han inspirado tanto... Eres pura luz. Brilla siempre con fuerza.

También siento mucha gratitud hacia mi amiga Ana Belén. Siempre me ha animado a seguir adelante y me ha recordado que tuviera paciencia cuando las cosas no marchaban como yo quería. Gracias a ti, Ana Belén, encontré la constancia necesaria para sacar adelante mi sueño.

Alguien que me ha inspirado mucho ha sido Enric Corbera, mi maestro en Un Curso de Milagros. Muchas gracias, porque con tus lecciones este libro ha podido tomar la esencia de las enseñanzas del curso y convertirse en algo mucho más profundo.

Gracias a todas esas almas tan maravillosas que me he ido encontrando en mi camino, Isabelle, Tina y mis amadas alumnas del gimnasio. Me habéis inspirado mucho. Y a mis compañeros de universidad, porque, con vuestros abrazos y mensajes de apoyo, este camino ha sido más fácil. Gracias, Jordi, Marc J., Daniela, Daniel, Gina, Laura, Xavier, Joan, Paul, Pol, Lluís, Marc G. y Ana Belén.

Gracias, Universo, creo firmemente que tú eres la fuente de donde proviene todo lo que escribo. Gracias por darme la oportunidad de descubrir cuál es mi pasión: escribir.

Si este libro le ha interesado y desea que lo mantengamos informado de nuestras publicaciones, escríbanos indicándonos cuáles son los temas de su interés (Astrología, Autoayuda, Esoterismo, Qigong, Naturismo, Espiritualidad, Terapias Energéticas, Psicología práctica, Tradición, Fisognomía…) y gustosamente lo complaceremos.

Puede contactar con nosotros en

Diseño de portada: Editorial Sirio S.A.

Composición ePub por Editorial Sirio S.A.

A mis tres ángeles,

mi padre, mi madre y mi hermana:

os amo incondicionalmente.


También a ti, Universo, Madre Naturaleza,

gracias.

PRÓLOGO

Lo primero que me ha venido a la mente al leer este libro ha sido: ¡Qué magnífica sencillez mostrando contenidos tan profundos, y por una persona tan joven!

Esto mismo es lo que llevo años enseñando a mis alumnos. Vivencias que he ido acumulando a lo largo de mi vida. Me alegra muchísimo que una persona tan joven lo tenga tan claro y lo exponga con una claridad tan meridiana.

Celia ha sido alumna de Un Curso de Milagros, pero ya llevaba mucho tiempo practicando todo esto e integrándolo en su vida. Expone métodos que mucha gente ni siquiera se plantea. Muestra principios metafísicos de una tremenda actualidad y que yo explico en mis conferencias. Principios que cambian a las personas cuando éstas los ponen en práctica.

Recomendar leer este libro sería un acto innecesario. Está guiado por el Universo y tal como ella expone, hemos de dejar que el proceso lo lleve Él y nosotros ocuparnos solamente de las metas. El viaje es divertido en sí mismo, lo de menos es a dónde nos lleve.

Mi vida se rige por este principio, ya hace tiempo que me limito a vivir la vida y a dejar que el Universo me exponga mi función “especial”. Función que todos tenemos y que muchas veces no llegamos a realizar, porque creemos que somos nosotros quien debe saberlo. No es así, el viaje surge a partir de una llamada del alma. Un Curso de Milagros expone este principio y nos dice que debemos entregar al Espíritu Santo nuestra función especial para que Él nos guíe.

Celia expone todo esto con una sencillez que enamora y con una sintaxis sencilla, llegando así a todos los corazones.

Me veo reflejado en sus líneas. Quizás haya sido fuente de inspiración para ella; si es así, le estoy agradecido por confiar en mis palabras. De todas maneras esto no importa, porque la información pertenece a todo el mundo y está a disposición de todo aquel que desee cambiar de pensamiento.

Me encanta la manera en que expone cómo se puede ayudar. Cuántas personas lo entienden al revés, cuántas personas pierden su coherencia por no ser ellas mismas. En estas páginas te habla de vivir con coherencia, de ser fiel a ti mismo, de decir aquello que sientes, de no sucumbir a la tentación de querer gustar a los demás, cayendo en una dependencia emocional que al final nos lleva a la frustración, al desaliento y a la enfermedad.

Expone el método del espejo para encontrar en nosotros mismos aquello que juzgamos en los demás, mostrando con tremenda sencillez lo que nos hace auténticamente libres.

Querida Celia, déjame felicitarte por este libro, tremendo por su sencillez, tremendo por la claridad en que lo expones y tremendo porque sus páginas ayudarán a que el lector desarrolle un vida llena de gozo y de felicidad.


ENRIC CORBERA

LA VIDA TIENE UN PORQUÉ

Antes de que te adentres en la lectura de este libro, me gustaría darte a conocer el motivo de su redacción.

Esta obra que tienes delante surgió de la necesidad de plasmar en un papel lo que llevaba tiempo reflexionando. Soy una joven estudiante que está a punto de finalizar su carrera universitaria. En mí no hay más que miedos e incertidumbres. De forma constante me pregunto si seré lo suficientemente válida para desenvolverme con relativo éxito en el mundo.

Dentro del ámbito universitario, por el cierre de un ciclo –terminar la carrera e iniciar una nueva etapa en tu vida–, se respira un aire cortante. Apenas nos comunicamos los unos con los otros, pues habitualmente se recurre a preguntas del tipo «y cuando termines, ¿qué vas a hacer?». Nadie lo sabe. Algunos se atreven a responder, pero si vas un poco más allá de las palabras que expresan, se puede percibir miedo, mucho miedo. Y esto no solo ocurre en la universidad, ya que a lo largo de la vida cada fin de ciclo conlleva incertidumbres y dudas.

Muchas veces creemos que la mejor manera de superar nuestros miedos es imaginando que el futuro será mejor que el presente, que más adelante encontraremos las respuestas a nuestras preguntas. No obstante, el futuro no deja de ser una proyección dilatada de nuestro presente, y si queremos que algo mejore en nuestra vida debemos emprender el cambio ahora. Pero ¿cómo? No necesitas irte lejos para descubrirlo. Aquí tienes las respuestas.

Me encanta el surf porque, de un modo metafórico, nos enseña a enfrentarnos a nuestros miedos. Aunque aún soy bastante novata, me divierte aprender sobre la vida con una tabla de surf y un traje de neopreno. Cuando uno está en el mar, aguardando a alcanzar la ola perfecta, no se precipita con la primera gran ola que le viene. Se suele decir que es mejor esperar a la segunda ola, que siempre es mejor que la primera. Pero muchas veces no confiamos en ello y nos lanzamos de cualquier manera para agarrar esa primera gran ola. Las oportunidades, en la vida, jamás se nos escapan. No tengas miedo, no te angusties por nada. Tras una oportunidad perdida, siempre llega otra nueva, y seguramente mejor. El Universo es abundancia. El mar, donde siempre se generan olas, es abundancia.

Cuando te pregunten qué vas a hacer cuando finalices los estudios o termines de hacer aquello que solías hacer, no te aferres a lo primero que pase. Si nos aferramos a una única posibilidad y lo que pretendemos que ocurra no tiene lugar, nos sentimos muy decepcionados. Uno siente que ha fracasado cuando no ve cumplidas sus expectativas. Pero jamás se fracasa. Nuestro trabajo no consiste en intentar hacer perfectamente bien las cosas, sino en sanar nuestra mente, en dejar de sentirnos culpables por lo que hicimos o dejamos de hacer. Relájate, y comprende que no estás solo y que no siempre tienes que tener la respuesta a todo. Todo lo que haces en la vida, grande o pequeño, es justamente lo que tienes que estar haciendo. Porque ya estás desempeñando tu papel más importante: estás viviendo, aquí y ahora. No te angusties por lo que vendrá después.

Cuando estás en el mar, apoyado en tu tabla, esperando a alcanzar una ola, aguardas pacientemente, porque sabes que tarde o temprano vendrá. Cuando uno empieza a hacer surf, tiene muchas ganas de ponerse de pie encima de la tabla. A la mínima que viene una ola, sea grande o pequeña, te intentas poner de pie, y ¿qué ocurre casi siempre? Que te caes. Relájate, no hay competidores. Tu ola está aquí, tus oportunidades están aquí. No te apresures en subirte encima de la tabla, ni tampoco creas que las olas de otro lugar serán mejores que las que puedas encontrar aquí. Dicen que las hay muy buenas en Santa Mónica... Probablemente sí. Pero te aseguro que aquí también las hay. Cada lugar, cada momento que vivimos, es el correcto. No tengas miedo de lo que ocurre a tu alrededor, no hay nadie ni nada que te pueda condicionar. Toma tu vida y siente que ahora, así como es, es muy bella. No pienses que algún día, en el futuro, harás cosas extraordinarias, porque ya las estás haciendo, aquí y ahora. Tu futuro es tu presente. Si hay algo que no te gusta de este presente en el que vives, cambia tu interior, y tu entorno también cambiará. No subestimes la fuerza que tienes. Vive esta vida, tal cual es, sin más. Todo es más sencillo de lo que te pueda parecer.

Hace un tiempo vi Los descendientes, que protagoniza George Clooney. Es una película extraordinaria, y no porque te anime a soñar sobre lo maravilloso que sería vivir en un lugar como Hawai, sino porque te muestra la vida de un hombre sencillo, la existencia de un hombre normal viviendo en un lugar corriente, ni mejor ni peor que el tuyo. Es simplemente eso: mostrar cómo cualquier vida puede ser tan bella o detestable, según lo que tú decidas pensar de ella. No hay gente que viva experiencias más extraordinarias que las tuyas. Siempre nos comparamos con los demás o con algo que algún día nos gustaría alcanzar, sin darnos cuenta de que todo lo que necesitamos está aquí, y no a nuestro alrededor, sino dentro de nosotros. Pero, si no nos conocemos lo suficientemente bien y no nos arriesgamos a descubrir lo maravillosos que somos, ¿cómo vamos a llegar a comprender que la vida, pese a sus subidas y bajadas, está siempre en perfecto equilibrio? ¿De qué te asustas? Lo que vives es un reflejo de lo que siente tu corazón. ¿Qué sientes? No tengas miedo, porque todos estamos aquí contigo.

Me gustaría que todos los jóvenes del mundo supieran que no están solos y que lo mejor es adentrarte en ti mismo y, aunque parezca arriesgado, descubrir tu interior. Basta de buscar huidas, porque fuera difícilmente encontraremos una respuesta que nos ayude a combatir nuestros miedos. Me encantaría poder abrazar a todos ellos y decirles que su vida tiene sentido, que son válidos y que se los necesita en este mundo. Todos nosotros somos necesarios en este mundo. Hemos de sentir que nuestra existencia tiene un para qué. Como dijo Ralph Waldo Emerson: «Desde el momento en que cualquier persona existe, es que para algo se la necesita». De vez en cuando todos precisamos oír palabras como estas. Nos dan fuerzas para seguir adelante.

Al escribir este libro, mi intención ha sido abordar distintos aspectos de nuestra vida, plasmándolos como notas e ideas prácticas, que tal vez puedan ayudarnos a vivir mejor nuestro presente. Parto de los sueños y de los deseos. Todos sabemos qué es desear: es un instinto que no puede separarse de nuestro modo de actuar en la vida. Del deseo, que siempre implica futuro, me adentro en el presente. Nuestro presente es clave para comprender qué será de nosotros en un futuro. Y de la comprensión de este presente, de su valoración y agradecimiento, paso a ahondar temas recurrentes como el trabajo, los estudios o las relaciones con los demás. Son pequeños escritos que, aunque independientes entre sí, siguen un proceso evolutivo. ¿Hacia dónde? Hacia el conocimiento de uno mismo, de nuestro interior, que es nuestro más preciado tesoro. Cuando sientes que todo encaja, sabiendo que tu existencia tiene un para qué, empiezas a relajarte y por fin comprendes que para que ocurran las cosas debes permitir que sucedan por sí solas. Y esto, ¿a qué te lleva? A querer vivir dichosamente tu realidad. De esa manera, además, tu dicha se extenderá hacia los demás.

Cada vez que hablo sobre la importancia de sentirse dichoso, me viene a la mente aquella lista que escribí hace tiempo, en la que anoté todos mis propósitos de vida. De vez en cuando me gusta releerla y es curioso, porque siempre me detengo en el mismo punto: «propósito: practicar actos de bondad». Siempre he creído que el secreto de nuestra felicidad se encuentra en este propósito. Practicar actos de bondad, o lo que los Boy Scouts llaman «hacer una B.O. (buena obra)», no es más que darte al mundo, y si entiendes que tú eres ese mundo, descubres que en verdad es darte a ti mismo.

Recuerdo la historia del cantante y compositor Toni Meléndez. Me la explicaron el primer año de universidad y me conmovió. Es un hombre que no tiene brazos y, pese a ello, jamás dejó que nada le impidiera ser lo que quería ser, guitarrista y cantante. Aprendió a tocar con los pies. Cuando le oyes tocar, te emocionas. Para mí, es la bondad personificada. Con su ejemplo nos enseña que en esta vida siempre hay algo que hacer. Mediante la bondad, que es una de las caras del amor, hemos de participar activamente en este mundo. Muchas veces nos olvidamos de la repercusión de nuestros actos. Vamos por la vida quejándonos de lo que nos rodea. Pero un pequeño cambio en nuestro pensamiento puede hacer que todo tome un nuevo sentido. La vida es maravillosa y vale la pena vivirla con gozo y alegría. Aquello que estás haciendo en este preciso momento tiene un sentido, esconde un para qué y, por ello, deberías intentar mirarlo con nuevos ojos. ¿Quién sabe?, tal vez te lleves una sorpresa.

En definitiva, ahí está el sentido de lo que escribo. Y no es que haya tenido una vida llena de dulzura. Como bien explico al final del libro, en el capítulo «Una historia que contar», he vivido ciertas situaciones bastante duras, bien, como todos, supongo... Aún recuerdo lo que sentí cuando a los diecinueve años tuve que presentarme ante el juez porque un amigo, que colaboró en la productora de música que yo había creado, me demandó. Durante algún tiempo me sentí muy dolida, y ya no solo con él, sino especialmente con la vida. Tras un duro golpe cuesta mucho volver a confiar en la vida. Muchas veces te recreas en tus propios males, hurgando en tu desesperación hasta agotar tus fuerzas. Pero todo pasa, ya que la vida es dinamismo. ¿Cuándo comprendí que lo que había vivido no era tan grave? Cuando dejé de recrearme en mis males, tomé conciencia y pasé a la acción. Estaba sentada en el jardín de mi casa, llorando desconsoladamente mientras fumaba mi décimo cigarrillo, cuando unos vecinos pasaron por delante y comentaron entre ellos que a ver si dejaba de fumar y me ponía a limpiar el sucio y descuidado jardín. ¿Qué hice? Apagué el cigarrillo, me levanté y tomé una escoba. Tras barrer y limpiar el jardín, algo en mí cambió. Fue el principio de una nueva etapa en mi vida. Por primera vez desde hacía mucho tiempo, me sentí útil, sentí que había hecho algo bien. Decidí empezar de nuevo a estudiar y me puse a trabajar. Poco a poco me he ido trazando un nuevo camino, una nueva vida.

Cuando escribo me siento vibrante. Escribir forma parte de mi presente y sé que será una pieza clave de mi futuro. ¿Mi propósito? Darme a mí misma. Darme al mundo. Cuando escribo me siento como un artista, imagino ser un pianista componiendo, sintiendo el ritmo y la lírica en su cabeza. Permito que las palabras se plasmen en el papel a través de mi mano, siempre conectada a mi corazón. ¡En él albergo tantas emociones! ¡Es tan bello! Cuando escribo me siento dichosa. Me encanta sentarme en mi habitación ante una hoja en blanco, sujetando un bolígrafo, y empezar a escribir. Tengo algunas ideas en la mente a las que poco a poco voy dando forma mediante palabras. Mientras escribo me van surgiendo nuevas ideas y, sobre todo, muchas preguntas y cuestiones sin resolver sobre «el sentido de la vida». Me gusta cuando, aun sin saber muy bien si podré responder a esas preguntas que me cuestiono, las escribo en el papel y, ahondando en mi ser, descubro lo maravillosa que puede ser la mente de un individuo. Quiero profundizar en todo aquello en lo que pienso, tenga respuesta o no. Lo importante es adentrarte en tu mente y en tu corazón. Puede que al pedir respuestas ante nuestras incertidumbres no las encontremos, al menos inmediatamente. Pero tarde o temprano llegan, y, de repente, lo ves todo mucho más claro. Quisiera que todos nosotros pudiéramos experimentar lo mismo.

Y termino este escrito de presentación dando las gracias. Sentirse agradecido es imprescindible. Ocurra lo que ocurra, debemos esforzarnos por esbozar un «gracias». Así que, gracias. Gracias por leer estas palabras.


CELIA QUÍLEZ

BARCELONA, 2012