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Fernando de Alva Ixtlilxóchitl

Historia de la nación chichimeca

Su población y establecimiento en el país de Anáhuac conocido hoy por el reino de Nueva España. Principio y progresos del poderoso Imperio tezcucano y sucesión de sus monarcas, hasta su destrucción por el ingreso de los españoles que le conquistaron

Créditos

ISBN rústica: 978-84-9816-685-9.

ISBN ebook: 978-84-9897-749-3.

Sumario

Créditos 4

Presentación 17

La vida 17

Historia chichimeca 17

Capítulo I. Que trata de la creación del mundo y sus cuatro edades, que los históricos de esta Nueva España dieron, y fin de cada una de ellas 19

Capítulo II. Que trata del origen y venida de la nación tolteca, reyes y caudillos que tuvieron y de sus poblaciones y cosas acaecidas en su tiempo 22

Capítulo III. Que trata de la vida y hechos de Iztaccaltzin y Topiltzin, últimos monarcas de los toltecas, en cuyo tiempo se acabó su imperio 24

Capítulo IV. Que trata de la venida y población que hizo el gran chichimeca Xólotl en las tierras de los toltecas 27

Capítulo V. Que trata de la venida de los aculhuas, tepanecas y otomíes, y de cómo Xólotl los recibió y les dio señoríos y tierras en que poblasen, casando a las dos cabezas con sus dos hijas, y de los hijos que tuvieron; y asimismo del casamiento del príncipe Nopaltzin y de los hijos que tuvo 30

Capítulo VI. De cómo el gran chichimeca dio a otros señores poblaciones y provincias 32

Capítulo VII. De lo más que sucedió en tiempo de aqueste gran monarca Xólotl hasta su fin y muerte 34

Capítulo VIII. De cómo el príncipe Nopaltzin entró en sucesión del imperio y de las cosas que sucedieron en su tiempo 37

Capítulo IX. Que trata de la vida y cosas que acaecieron en el discurso del tiempo que imperó Tlotzin 39

Capítulo X. De la entrada en el señorío e imperio de Quinatzin y venida de los mexicanos e hijos que tuvo Acolmiztli señor de Coatlichan 41

Capítulo XI. De las guerras civiles que hubo entre los chichimecas y otras que sucedieron en el discurso del imperio de Quinatzin 43

Capítulo XII. De como vinieron los tlailotlaques y chimalpanecas, que hizo poblar Quinatzin en la ciudad de Texcoco y otras por ser grandes artífices, y de algunas guerras que sucedieron hasta su fin y muerte 45

Capítulo XIII. Del gobierno de Techotlalatzin 47

Capítulo XIV. De algunas guerras que tuvieron Tezozómoc rey de Azcaputzalco y los señores mexicanos, ampliando su señorío; y de la sucesión de Acamapichtli en el reino de los culhuas por Illancueitl, su mujer y otras cosas que sucedieron hasta la muerte de Techotlalatzin 49

Capítulo XV. De cómo el emperador Ixtlixóchitl Ometochtli entró en la sucesión del imperio; y cómo Tezozómoc y los señores mexicanos no le quisieron dar la obediencia, y alteraron el imperio 52

Capítulo XVI. De la jura del príncipe Nezahualcoyotzin por heredero del imperio en las cortes que se hicieron en Huexotla, en donde se determinaron las guerras que hubo entre Ixtlilxóchitl y Tezozómoc sobre el imperio 54

Capítulo XVII. Cómo Tezozómoc, viendo que el emperador Ixtlilxóchitl le tenía cercada y situada su ciudad, procuró pedir treguas con socolor de que le quería dar la obediencia y tratar de paces 56

Capítulo XVIII. De cómo el emperador Ixtlilxóchitl retiró a la montaña, y desde allí envió a pedir socorro a los de la provincia de Otompan, en donde mataron a su capitán general, y lo demás que acaeció en esta ocasión hasta su fin y muerte 59

Capítulo XIX. De la desastrada e infeliz muerte del emperador Ixtlilxóchitl 62

Capítulo XX. De cómo el tirano Tezozómoc se hizo jurar emperador del imperio chichimeca, y cómo hizo matar a muchos niños naturales del reino de Texcoco, y el pregón que dio por su mandato en los llanos de Tozteca Teopan, donde juntaron todos los de el reino de Texcoco, y algunos de los otros pertenecientes al imperio 64

Capítulo XXI. Cómo el tirano Tezozómoc repartió las tierras pertenecientes al patrimonio del imperio de los chichimecas, y otras cosas que hizo y del sueño que soñó 67

Capítulo XXII. De la muerte del tirano Tezozómoc y de cómo se introdujo en la sucesión del imperio Maxtla segundo tirano y de cómo mató a Tayatzin su hermano y de otras cosas que sucedieron 69

Capítulo XXIII. De cómo el tirano Maxtla hizo prender a Chimalpopoca rey de México y después lo hizo soltar y de los trances peligrosos en que se vio Nezahualcoyotzin 71

Capítulo XXIV. De cómo se escapó Nezahualcoyotzin por dos veces de las manos del tirano y de la muerte del rey Chimalpopoca y de Tlacateotzin señor de Tlatelolco 75

Capítulo XXV. De cómo por otras dos veces escapó Nezahualcoyotzin de las manos de sus enemigos 78

Capítulo XXVI. De la vida y peregrinación de Nezahualcoyotzin por las montañas y desiertos hasta llegar a donde vivía Quácoz un caballero de nación otomí 82

Capítulo XXVII. Que trata cómo fue prosiguiendo Nezahualcoyotzin su viaje y peregrinación hasta Capolac y las cosas que le sucedieron en el camino 86

Capítulo XXVIII. De cómo marchó con un poderoso ejército el príncipe Nezahualcoyotzin por la vía de Texcoco y cómo recobró el reino de los aculhuas y algunos acontecimientos notables que hubo 89

Capítulo XXIX. Que trata de cómo hasta aquí dio fin la historia general del imperio de los señores chichimecas y en el estado que la dejaron los autores que la pintaron y lo más que el tirano Maxtla hizo en esta ocasión 93

Capítulo XXX. De cómo viendo los mexicanos que estaban oprimidos por el tirano Maxtla, acordaron entre ellos enviar sus embajadores al príncipe Nezahualcoyotzin para que los socorriese y las cosas que le acaecieron en este tiempo 95

Capítulo XXXI. De cómo pasó Nezahualcoyotzin a México con su ejército en favor de los mexicanos 97

Capítulo XXXII. De cómo fue jurado Nezahualcoyotzin por rey de Texcoco Acolhuacan y por emperador del imperio de los chichimecas, juntamente con su tío Itzcoatzin rey de México y Totoquihuatzin de Tlacopan, en quien se traspasó el reino de Atepaneco y Azcaputzalco 100

Capítulo XXXIII. De cómo Nezahualcoyotzin dio orden de irse a la ciudad de Texcoco con toda su gente y las demandas y respuestas que sobre esto hubo 102

Capítulo XXXIV. Que trata cómo Nezahualcoyotzin tuvo sobre ciertas contiendas, guerra con su tío Itzcoatzin y habiendo entrado con su ejercito en la ciudad de México, se conformaron y de cómo restituyó a todos los señores en sus señoríos y lo más que pasó en este intervalo de tiempo 104

Capítulo XXXV. Que trata cómo Nezahualcoyotzin restituyó en sus señoríos a los señores pertenecientes al reino de los aculhuas y cómo repartió las tierras 108

Capítulo XXXVI. De cómo Nezahualcoyotzin edificó unos palacios para su morada, que fueron los mayores que hubo en la Nueva España y de su descripción 112

Capítulo XXXVII. Que prosigue en la descripción de las casas de Nezahualcoyotzin y templos que dentro de ellas tenía 117

Capítulo XXXVIII. Que trata de las ochenta leyes que estableció Nezahualcoyotzin y cómo las mandó guardar 120

Capítulo XXXIX. Cómo el rey Nezahualcoyotzin amplió las tierras de la señoría de Tlaxcala y las capitulaciones que con ellos tuvo 126

Capítulo XL. De la muerte del rey Itzcoatzin de México y cómo en su lugar entró Moctezumatzin Ilhuicaminatzin Primero de este nombre y de algunas guerras que hicieron las tres cabezas del imperio contra las provincias remotas 130

Capítulo XLI. Que trata de la hambre y mortandad que hubo en esta tierra y por qué causa se comenzaron las guerras de Tlaxcalan, Huexotzinco y Cholulan contra el imperio 132

Capítulo XLII. De cómo hizo Nezahualcoyotzin casas de recreación, bosques y jardines y la gente que mandó ocupar en su adorno Y en el de las casas reales y cerco de ellas 135

Capítulo XLIII. De cómo el rey Nezahualcoyotzin se casó con Azcalxochitzin, hija del infante Temictzin su tío y del extraño modo con que se consiguió este matrimonio 138

Capítulo XLIV. De los hijos que tuvo Nezahualcoyotzin, y otras cosas acaecidas en este discurso de tiempo hasta la muerte del príncipe Tetzauhptiltzintli 142

Capítulo XLV. Que trata de cómo se ganó la provincia de Chalco por medio del infante Axoquentzin, y nacimiento del príncipe Nezahualpilli 145

Capítulo XLVI. Que trata de la muerte del rey Moctezumatzin de México, y elección de Axayacatzin; y de algunos dichos, hechos y sentencias admirables del rey Nezahualcoyotzin 149

Capítulo XLVII. Que trata de algunas profecías y dichos que dijo el rey Nezahualcoyotzin 153

Capítulo XLVIII. De los hechos notables de Acatentehuatzin 155

Capítulo XLIX. Que trata de la muerte de Nezahualcoyotzin 156

Capítulo L. Que trata de la jura y coronación del prudentísimo y sabio Nezahualpiltzintli Acamapixtli 160

Capítulo LI. Que trata de la guerra que el rey Axayacatzin tuvo contra Moquihuitzin, señor de Tlatelolco y contra sus aliados 162

Capítulo LII. Que trata de algunas cosas que hizo en el principio de su gobierno Nezahualpiltzintli, en que mostró la prudencia y sabiduría natural que Dios le dio desde su niñez, que notaron mucho los autores 163

Capítulo LIII. Que trata de algunas guerras y conquistas que hicieron las tres cabezas del imperio, Axayacatzin rey de México, Nezahualpiltzintli de Texcoco y Chimalpopocatzin de Tlacopan, y muerte de Xihuitltémoc señor de Xochimilco 165

Capítulo LIV. Que trata de la muerte de Axayacatzin, sucesión de Tizotzicatzin, y los hijos que tuvieron 168

Capítulo LV. Que trata de la primera salida que hizo el rey Nezhualpiltzintli contra los de Ahuilizapan, Tototlan, Oztoticpac y otras provincias de la costa del Mar del Norte 170

Capítulo LVI. Que trata cómo el rey Nezahualpiltzintli edificó unas casas de su morada y engrandeció el templo mayor que edificó su padre; y del mucho gasto y aparato que en ellas tenía 172

Capítulo LVII. Que trata cuántas fueron las concubinas del rey Nezahualpiltzintli, y de la reina Tenancazihuatzin su legítima mujer, y los hijos que tuvo en ella y en las demás 174

Capítulo LVIII. Que trata de la muerte de Tizotzicatzin, rey de México, y sucesión de Ahuitzotzin, y de otras cosas que acaecieron antes de su muerte 175

Capítulo LIX. Que trata de la entrada que hizo Nezahualpiltzintli en la costa de Nauhtlan, y después él y los reyes Ahuizotzin y Chimalpopocatzin la conquista que hicieron de ciertas provincias que caen hacia el sur 176

Capítulo LX. Que trata cómo el rey Ahuitzotzin acabó el templo mayor de México y de los grandes sacrificios que se hicieron en su estreno; de la muerte del rey de Tlacopan Chimalpopocatzin y sucesión de Totoquihuatzin, segundo de este nombre, y de otros señores 178

Capítulo LXI. Que trata de la guerra que tuvo el rey Nezahualpiltzintli contra Huehuetzin de Huexotzinco, y cómo lo venció y cautivó 180

Capítulo LXII. Que trata de un extraño y singular hecho que hizo Teuhchimaltzin, caballero descendiente de la casa de Texcoco 183

Capítulo LXIII. Que trata de las guerras y conquistas que tuvo el imperio contra los rebeldes de las naciones remotas 186

Capítulo LXIV. Que trata de la extraña severidad con que castigó el rey Nezahualpiltzintli a la reina mexicana por el adultero y traición que contra él se cometió 187

Capítulo LXV. Que trata de otras conquistas que en estos tiempos hicieron los del imperio 190

Capítulo LXVI. Que trata de una inundación grande que hubo en la ciudad de México, procedida de un ojo de agua llamado Acuecuéxatl 191

Capítulo LXVII. Que trata cómo el rey Nezahualpiltzintli apaciguó un litigio que entre sí los infantes Acapioltzin y Xochiquetzaltzin sus hermanos traían; y de algunos notables castigos que hizo en sus hijos 193

Capítulo LXVIII. Que trata de otras cosas notables que Nezahualpiltzintli hizo en materia de jueces y leyes 196

Capítulo LXIX. Que trata en qué año y tiempo nació el valerosísimo infante Ixtlilxóchitl, y las cosas que hizo en su niñez y puericia 199

Capítulo LXX. Que trata de la muerte del valeroso rey Ahuitzotzin, y elección del famoso Moctezuma, segundo de este nombre 202

Capítulo LXXI. Que trata de varios acaecimientos que hubo en estos tiempos según los anales 204

Capítulo LXXII. Que trata de las señales y prodigios que hubo antes de la destrucción y fin del imperio 206

Capítulo LXXIII. Que trata de algunos motines y alteraciones que hubo en algunas Provincias sujetas y ganadas por el imperio, y de otros acaecimientos 208

Capítulo LXXIV. Que trata cómo el rey Moctezuma cautelosamente con pacto secreto que tuvo con la señoría de Tlaxcala, hizo matar toda la flor de los capitanes y soldados del reino de Texcoco, con cuya ocasión se vino a señorear de todo el imperio 210

Capítulo LXXV. Que trata de la muerte y fin que tuvo el rey Nezahualpiltzintli 214

Capítulo LXXVI. Que trata de la contienda que hubo entre los hijos de Nezahualpiltzintli sobre la sucesión del reino 216

Capítulo LXXVII. Que trata quién fue el invencible Fernando Cortés, primer marqués del Valle, y da principio a sus heroicos hechos 220

Capítulo LXXVIII. Que trata cómo dio principio Cortés a la conquista de esta Nueva España hasta llegar a Potonchan 223

Capítulo LXXIX. Que trata de las cosas que le acaecieron a Cortés hasta llegar a la Veracruz 226

Capítulo LXXX. Que trata de las cosas que hizo el rey Moctezuma con la nueva de la venida de Cortés y sus compañeros; y de cómo Cortés se informó de los bandos que había en esta tierra 229

Capítulo LXXXI. Que trata de cómo se vio Cortés con el señor de Cempoalan y con el de Quiahuiztlan, y la liga y resolución que contra Moctezuma le ofrecieron 233

Capítulo LXXXII. Que trata de lo más que le sucedió a Cortés en la Villa Rica, y quema de los navíos 235

Capítulo LXXXIII. Que trata de la salida que hizo Cortés para ir sobre México y lo que por el camino le sucedió 238

Capítulo LXXXIV. Que trata de todo lo que a Cortés le sucedió todo el tiempo que estuvo en Tlaxcalan 245

Capítulo LXXXV. Que trata de la ida que hizo Cortés a la ciudad de México y lo que en ella le sucedió hasta prender a Moctezuma 249

Capítulo LXXXVI. Que trata de lo más que le sucedió a Cortés en la ciudad de México hasta poner prisiones al rey Moctezuma, de que Cacama rey de Texcoco se alteró y quiso libertar a su tío y echar de México a los españoles y de cómo su hermano Ixtlilxóchitl lo prendió cautelosamente y lo entregó a Cortés 254

Capítulo LXXXVII. Que trata de cómo el rey Moctezuma y los demás señores del imperio dieron la obediencia al rey de Castilla y lo más que sucedió a Cortés hasta prender a Pánfilo de Narváez que venía contra él 258

Capítulo LXXXVIII. Que trata de la muerte desastrada que el capitán Pedro de Alvarado y los suyos dieron a los señores y nobleza mexicana, por cuya causa se rebelaron los mexicanos, y pusieron en aprieto a los nuestros hasta hacerlos salir huyendo de la ciudad de México, y de la muerte del gran Moctezuma, de la de Cacama y otros señores 262

Capítulo LXXXIX. Que trata de la retirada que hizo Cortés con los suyos a Tlaxcalan en donde se retiró y lo que en este tiempo sucedió 266

Capítulo XC. Que trata del buen acogimiento que tuvo Cortés en Tlaxcalan y todo lo que en ella hizo durante el tiempo que allí se reformó; muerte del rey Cuitlahuazin y elección de Quauhtémoc, de Coanacochtzin y de TetIepanquetzaltzin 269

Capítulo XCI. Que trata del orden que dio Cortés para ir sobre la ciudad de México y el viaje que hizo hasta llegar a la ciudad de Texcoco 274

Capítulo XCII. Que trata del combate de Iztapalapan, vista que dio Cortés a México y la guerra de Acapuchtlan 281

Capítulo XCIII. Que trata de la segunda vista que dio Cortés a México en contorno de toda ella y de sus lagunas, combate de los españoles en Tlayacapa y guerra de Xochimilco 285

Capítulo XCIV. Que trata cómo Cortés se apercibió para ir sobre la ciudad de México por agua y por tierra a sitiarla 291

Capítulo XCV. Que trata de la victoria... los bergantines por la laguna... por agua y por tierra la primera... México 297

Libros a la carta 303

Presentación

La vida

Fernando de Alva Cortés Ixtlilxóchitl (Texcoco, ¿1568?-Ciudad de México, 1648). México.

Nacido mestizo entre los años 1568 y 1580, Fernando de Alva Ixtlilxóchitl tuvo ese nombre en memoria del conquistador de Tenochtitlan, Hernán Cortés (llamado también Fernando Cortés). Hijo de Juan de Navas Pérez de Peraleda y de Ana Cortés Ixtlilxóchitl, Ixtlilxóchitl fue descendiente directo de los reyes de Acolhuacan y de Tenochtitlan (su bisabuelo fue Hernando Ixtlilxóchitl, último tlatoani de Texcoco, también llamado Ixtlilxóchitl II), y de Beatriz Papatzin, hija ésta de Cuitláhuac, antiguo Señor de Iztapalapa y último tlatoani de los mexicas en la época de la invasión española, período en que expulsó a los conquistadores en el episodio conocido como la Noche Triste.

Fray García Guerra, arzobispo de México, nombró noble a su familia, y recibieron un pequeño señorío hereditario.

Ixtlilxóchitl estudió en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco. Allí aprendió lengua náhuatl y castellano. Entre 1600 y 1604 vivió en San Juan Teotihuacan. En 1612 fue nombrado gobernador indígena de Texcoco y, al año siguiente, del pueblo de Tlalmanalco.

Ixtlilxóchitl recibió el encargo de los virreyes de Nueva España de escribir la historia de los pueblos indígenas de México. Hacia 1608 terminó de escribir su Relación histórica de la nación tolteca.

Historia chichimeca

La Historia de la nación chichimeca fue terminada hacia 1640. Y este título se debe a Carlos de Sigüenza y Góngora quien fue propietario del manuscrito. Lorenzo Boturini, otro propietario del original, lo llamó Historia general de la Nueva España. Hay evidencia de que la Historia de la nación chichimeca formó parte de un texto más amplio que se ha perdido, o acaso no fue terminado. El capítulo final relata el Sitio de Tenochtitlan, desde la versión texcocana de la Conquista promulgada por el autor; en contraste con Hernando de Alvarado Tezozómoc, autor de ascendencia tenochca también publicado por Linkgua, cuya obra muestra una visión más próxima a los mexicas.

En 1891 Alfredo Chavero publicó y comentó los libros de Ixtlilxóchitl con el título de Obras históricas.

Capítulo I. Que trata de la creación del mundo y sus cuatro edades, que los históricos de esta Nueva España dieron, y fin de cada una de ellas

Los más graves autores históricos que hubo en la infidelidad de los más antiguos, se halla haber sido Quetzalcóatl el primero; y de los modernos Nezahualcoyotzin, rey de Texcoco, y los dos infantes de México, Itzcoatzin y Xiuhcozcatzin, hijos del rey Huitzilihuitzin, sin otros muchos que hubo (que en donde fuere necesario los citaré), declaran por sus historias que el dios Teotloquenahuaque Tlachihualcípal Nemoani Ilhuicahua Tlalticpaque, que quiere decir conforme al verdadero sentido, el dios universal de todas las cosas, creador de ellas y a cuya voluntad viven todas las criaturas, señor del cielo y de la tierra, etc., el cual después de haber creado todas las cosas visibles e invisibles, creó a los primeros padres de los hombres, de donde procedieron todos los demás; y la morada y habitación que les dio fue el mundo, el cual dicen tener cuatro edades. La primera que fue desde su origen, llamada por ellos Atonatiuh, que significa Sol de agua; que con sentido alegórico significan con este vocablo, aquella primera edad del mundo haber sido acabada con el diluvio e inundación de las aguas, con que se ahogaron todos los hombres y perecieron todas las cosas creadas.

La segunda edad llamaron Tlalchitonatiuh, que significa Sol de tierra, por haberse acabado con terremotos, abriéndose la tierra por muchas partes, sumiéndose y derrocándose sierras y peñascos, de tal manera que perecieron casi todos los hombres, con cuya edad y tiempo fueron los gigantes que llamaron quinametintzocuilhicxime.

La tercera edad llamaron Ecatonatiuh, que quiere decir Sol de aire, porque feneció esta edad con aire, que fue tanto y tan recio el viento que hizo entonces, que derrocó todos los edificios y árboles y aun deshizo las peñas, y pereció la mayor parte de los hombres; y porque los que escaparon de esta calamidad hallaron cantidad de monas que el viento debió traer de otras partes, dijeron haberse convertido los hombres en esta especie de animales, de donde nació esta fábula tan mentada de las monas.

Los que poseían este nuevo mundo en esta tercera edad fueron los ulmecas y xicalancas y según por sus historias se halla, vinieron en navíos o barcas de la parte de oriente hasta la tierra de Potonchan, desde donde comenzaron a poblarle; y en las orillas del río Atoyac que es el que pasa entre la ciudad de los ángeles y Cholula, hallaron algunos de los gigantes de los que habían escapado de la calamidad y consumición de la segunda edad; los cuales siendo gente robusta y confiados en sus fuerzas y mayoría de cuerpo, se señorearon de los nuevos pobladores de tal manera, que los tenían tan oprimidos como si fueran sus esclavos; por cuya causa los caudillos y gente principal buscaron modos para poderse librar de esta servidumbre, y fue en un convite que les hicieron muy solemne: después de repletos y embriagados, con sus mismas armas los acabaron y consumieron, con cuya hazaña quedaron libres y exentos de esta sujeción y fue en aumento su señorío y mando.

Y estando en la mayor prosperidad de él, llegó a esta tierra un hombre a quien llamaron Quetzalcóatl y otros Huémac por sus grandes virtudes, teniéndolo por justo, santo y bueno; enseñándoles por obras y palabras el camino de la virtud y evitándoles los vicios y pecados, dando leyes y buena doctrina; y para refrenarles de sus deleites y deshonestidades les constituyó el ayuno, y el primero que adoró y colocó la cruz que llamaron Quiahutzteotlchicahualiztéotl y otros Tonacaquáhuitl, que quiere decir: dios de las lluvias y de la salud y árbol del sustento o de la vida. El cual habiendo predicado las cosas referidas en todas las más de las ciudades de los ulmecas y xicalancas, y en especial en la de Cholula, en donde asistió más, y viendo el poco fruto que hacía con su doctrina, se volvió por la misma parte de donde había venido, que fue por la de oriente, desapareciéndose por la costa de Coatzacoalco; y al tiempo que se iba despidiendo de estas gentes les dijo, que en los tiempos venideros, en un año que se llamaría ce ácatl, volvería, y entonces su doctrina sería recibida y sus hijos serían señores y poseerían la tierra, y que ellos y sus descendientes pasarían muchas calamidades y persecuciones; y otras muchas profecías que después muy a las claras se vieron.

Quetzalcóatl por interpretación literal, significa sierpe de plumas preciosas; por sentido alegórico varón sapientísimo; y Huémac, dicen unos que le pusieron este nombre porque imprimió y estampó sobre una peña sus manos, como si fuera en cera muy blanda, en testimonio de que se cumpliría todo lo que les dejó dicho. Otros quieren decir que significa el de la mano grande o poderosa. El cual ido que fue, de allí a pocos días sucedió la destrucción y asolamiento referido de la tercera edad del mundo; y entonces, se destruyó aquel edificio y torre tan memorable y suntuosa de la ciudad de Cholula, que era como otra segunda torre de Babel, que estas gentes edificaban casi con los mismos designios, deshaciéndola el viento. Y después los que escaparon de la consumición de la tercera edad, en las ruinas de ella edificaron un templo a Quetzalcóatl a quien colocaron por dios del aire, por haber sido causa de su destrucción el aire, entendiendo ellos que fue enviada de su mano esta calamidad; y le llamaron asimismo ce ácatl que fue el nombre del año de su venida. Y según parece por las historias referidas y por los anales, sucedió lo suso referido algunos años después de la encarnación de Cristo señor nuestro; y desde este tiempo acá entró la cuarta edad que dijeron llamarse Tletonátiuc, que significa Sol de fuego, porque dijeron que esta cuarta y última edad del mundo se ha de acabar con fuego. Era Quetzalcóatl hombre bien dispuesto, de aspecto grave, blanco y barbado. Su vestuario era una túnica larga.

Capítulo II. Que trata del origen y venida de la nación tolteca, reyes y caudillos que tuvieron y de sus poblaciones y cosas acaecidas en su tiempo

En esta cuarta edad llegaron a esta tierra de Anáhuac, que se dice al presente Nueva España, la nación tolteca, los cuales según parece por sus historias, fueron desterrados de su patria, y después de haber navegado y costeado diversas tierras hasta donde es ahora la California por la Mar del Sur, llegaron a la que llamaron Huitlapalan, que es la que al presente llaman de Cortés, que por parecer bermeja le pusieron el nombre referido, en el año que llamaron ce técpatl, que fue en el de 387 de la encarnación de Cristo nuestro señor. Y habiendo costeado la tierra de Jalisco y toda la costa del sur, salieron por el puerto de Huatulco y andando por diversas tierras hasta la provincia de Tochtépec, que cae en la costa del Mar del Norte; y habiéndola andado y ojeado, vinieron a parar en la provincia de Tolantzinco, dejando en los mejores lugares y puestos alguna de la gente que traían para poblarlos. Esta nación tolteca fue la tercera que pobló esta Nueva España, contando por los primeros a los gigantes, y por los segundos a los ulmecas y xicalancas. Estando en el puesto de Tolantzinco contaron ciento y cuatro años que habían salido de su patria; los cuales traían siete caudillos, que por sus tiempos siempre entre estos siete elegían uno que los gobernaba. El primero de estos se llamaba Tlacomihua, aunque otros lo llaman Acatl; el segundo Chalchiúhmatz; el tercero Ahuécatl; el cuarto Coatzon; el quinto Tziuhcóatl; el sexto Tlapálhuitz; el séptimo y último Huitz. Los cuales después poblaron la ciudad de Tolan, que fue la cabeza de su monarquía e imperio, por parecerles lugar conveniente y pasar por el río.

Y a los siete años de su fundación eligieron rey y señor supremo, que fue el primero que tuvieron. Este se llamaba Chalchiuhtlanetzin o Chalchiuhtlatónac, que fue en el año que llamaban chicome ácatl, el cual fue en el de 510 de la encarnación. Este rey gobernó cincuenta y dos años, en cuyo tiempo fueron los de esta nación en grande aumento y trabaron parentesco y amistad con los naturales que a la sazón había en la tierra, teniéndolos debajo de su dominio y señorío. Al cual le sucedió Tlilquecháhuac Tlalchinoltzin, que entró en el año asimismo llamado chicome ácatl, que fue en el de 562, el cual reinó otros tantos y murió en el de 613 de la encarnación, que llaman chicuacen tochtli, y heredóle en el imperio Huetzin que reinó otros cincuenta y dos años, por ser costumbre entre ellos reinar de cincuenta a cincuenta y dos años, y si antes de cumplirlos morían, gobernaba la república. Este rey Huetzin murió en el de 664, y asimismo en el que llaman chicuacen tochtli. Sucedióle después Totepeuh, que reinó otros tantos años y murió en el año llamado macuili calli, que fue en el de 716 de la encarnación; y por su fin y muerte entró en la sucesión Nacázxoch, el cual reinó otros tantos reinó cincuenta y dos años y acabó en el de 768, que también se llamó macuili calli, a quien heredó el imperio Tlacomihua. Este engrandeció y amplió mucho su imperio, hizo muy grandes y suntuosos edificios, entre los cuales fue el templo de la rana, que colocó por diosa de la agua; el cual reinó cincuenta y nueve años, pasando y excediendo el orden de sus pasados; y murió en el año de 826, que llaman matactlioceácatl, y por fin y muerte le sucedió la reina Xiuhquentzin, que reinó cuatro años y falleció en el de ome ácatl, que fue en el de 830; a la cual sucedió en el imperio Iztaccaltzin, padre de Topiltzin, en cuyo tiempo se destruyó esta nación.

Capítulo III. Que trata de la vida y hechos de Iztaccaltzin y Topiltzin, últimos monarcas de los toltecas, en cuyo tiempo se acabó su imperio

Habiendo sucedido Iztaccaltzin en el imperio, reinó cincuenta y dos años, que fue el tiempo que constituyeron sus antepasados; en cuyo discurso trató amores con Quetzalxochitzin, esposa de un caballero llamado Papantzin descendiente de la casa real; y en esta señora tuvo este rey a Topiltzin, y aunque adulterino, le sucedió en el reino o imperio, que fue en el de 882 de la encarnación de Cristo nuestro señor, que asimismo se llama ome ácatl; por cuya causa algunos de los reyes y señores sus vasallos se levantaron contra él: unos pretendieron para sí el imperio, pareciéndoles ser más propincuos y dignos de él, y otros en venganza del adulterio, que fueron los más señalados Coanacotzin, Huetzin y Mixiotzin, reyes y señores que eran de las provincias que caían en las costas del Mar del Norte. Y es así que habiendo reinado los cincuenta y dos años referidos el rey Iztaccaltzin, hizo jurar a su hijo Topiltzin, hallándose en la jura algunos de los reyes y señores que le eran amigos, como fueron Iztacquauhtzin y Maxtlatzin.

Luego que entró Topiltzin en la sucesión del imperio, hubo grandes presagios de su destrucción, y se cumplieron ciertos pronósticos y profecías que habían pronosticado sus mayores; que fueron entre otras muchas, que cuando imperase un rey que tuviese el cabello levantado desde la frente hasta la nuca, como a manera de penacho, en su tiempo había de acabarse esta monarquía tolteca. Y que asimismo los conejos en este tiempo habían de criar cuernos como venados, y el pájaro huitzitzilin criar espolón como gallipavo; todo lo cual sucedió así, porque el rey Topiltzin tuvo el cabello como está dicho, y se vio en el tiempo de su reinado acaecer lo referido en los conejos y huitzitzilies; y acaecieron otros prodigios de que causó grande espanto y alteración al rey, y mandó juntar a los sacerdotes y adivinos para que le declarasen lo que significaba; y habiéndole dicho ser de su destrucción, según por las historias parece, mandó llamar a sus mayordomos y entregarles sus tesoros, que eran los mayores que hubo en aquel tiempo, para que los retirasen en la provincia de Quiahuiztlan, temiéndose de los reyes sus contrarios; y tras de los prodigios y señales comenzó la hambre y esterilidad de la tierra, pereciendo la mayor parte de las gentes y comiéndose el gorgojo y gusanos los bastimentos que tenían en sus trojes, y otras muchas calamidades y persecuciones del cielo, que parecía llover fuego; y fue tan grande la seca que duró veintiséis años, de tal manera que se secaron los ríos y fuentes.

Y viendo los reyes sus contrarios cuán falto estaba de fuerzas y sustento, vinieron contra él con un poderoso ejército, y a pocos lances le fueron ganando muchas ciudades hasta venir a apoderarse de la de Tula, cabecera del imperio; y aunque salieron huyendo de ella el rey Topiltzin con toda su gente, a pocas jornadas les fueron dando alcance y matando, y el primero que murió fue el rey viejo Iztacquauhtzin su padre, y con él la dama Quetzalxóchitl, que tenían ambos casi una edad, que, según está en las historias, eran de casi de a ciento cincuenta años. Y en la provincia de Totolapan alcanzaron a los dos reyes Iztaccalihtzin y Mantla (conferados de Topiltzin) en donde les dieron desastrada muerte, por más que se defendieron; y el rey Topiltzin se perdió que nunca más se supo de él; y de dos hijos que tenía solo el uno, que fue el príncipe Póchotl, lo escapó Tochcueie, que así se decía la ama que lo criaba en los desiertos de Nonoalco; y los pocos de los toltecas que escaparon en las montanas y sierras fragosas y entre los carrizales de la laguna de Colhuacan. Este fin tuvo el imperio de los toltecas que duró quinientos setenta y dos años, y viéndole tan arruinado los reyes que vinieron a sojuzgarle, se volvieron a sus provincias, y aunque victoriosos, muy derrotados y con pérdida de la mayor parte de sus ejércitos, que perecieron de hambre; y la misma calamidad corrió en sus tierras, porque fue generalmente la seca y esterilidad de la tierra, pareciendo ser permisión de Dios que por todas vías fuese castigada esta nación, pues de la una y otra parte apenas quedaron algunos.

Estos toltecas eran grandes artífices de todas las artes mecánicas: edificaron muy grandes e insignes ciudades, como fueron Tolan, Teotihuacan, Chololan, Tolantzinco y otras muchas, como parece por las grandes ruinas de ellas. Su vestuario era unas túnicas largas a manera de los ropones que usan los japones, y por calzado traían unas sandalias, y usaban unos a manera de sombreros hechos de pala o de palma. Eran poco guerreros, aunque muy republicanos; y eran grandes idólatras. Tenían por particulares dioses al Sol y a la Luna; y según parece por las historias referidas, vinieron por la parte de poniente costeando por la Mar del Sur. La última y total destrucción fue en el año de 959 de la encarnación de Cristo nuestro señor, que llaman ce técpatl, siendo pontífice de la Iglesia de Dios Joannes XII, y emperador de Alemania Othón I de este nombre y rey de Castilla don García.

Capítulo IV. Que trata de la venida y población que hizo el gran chichimeca Xólotl en las tierras de los toltecas

Habían pasado cinco años que los toltecas se habían destruido y estaba la tierra despoblada, cuando vino a ella el gran chichimeca Xólotl a poblarla, teniendo noticia por sus exploradores de su destrucción, que fue en el año de 963 de la encarnación de Cristo nuestro señor que llaman macuili técpatl; el cual salió de hacia la parte septentrional y de la región y provincia que llaman Chicomóztoc, y habiendo entrado por los términos y tierra de los toltecas hasta llegar a la ciudad de Tolan, cabecera de su imperio, en donde halló muy grandes ruinas despobladas y sin gente, por lo que no quiso hacer asiento en Tula, sino que prosiguió con sus gentes enviando siempre exploradores por delante, para que viesen si hallaban alguna de la gente que hubiese escapado de la destrucción y calamidad de esta nación. El cual llegó a un lugar que se llama Tenayocan Oztopolco, lugar de muchas cuevas y cavernas, que era la principal habitación que esta nación tenía; de buen temple, aires y de buenas aguas, opuesta al nacimiento del Sol, cerca de la laguna que ahora se llama mexicana; que con su acuerdo y con el de los más principales de su ejercito, se fundó allí su corte y principal morada, y habiendo tomado la posesión quieta y pacífica sobre toda la tierra que contenía dentro de todos los términos del imperio de los toltecas, por su persona y por la de sus caudillos y capitanes (que los más principales de ellos eran seis señores que se llamaban Acatómatl, Quahuatlápal, Cozcaquauh, Mitlíztac, Tecpan, Iztacquauhtlila), pobló con las gentes de su ejército, que fue el mayor número que se halla en las historias haber tenido ningún príncipe de los más poderosos que hubo antes ni después en este nuevo mundo porque, según parece sin las mujeres y niños, era más de un millón, y las tierras que pobló este gran ejército en su primer asiento fueron todas las que caen de la parte de adentro de las sierras de Xocotitlan, Chiuhnauhtécatl, Malinalocan, Itzocan, Atlixcahuacan, Temalacatitlan, Poyauhtlan, Xiuhtecuhtitlan, Zacatlan, Tenamítec, Quauhchinanco, Tototépec, Meztitlan, Quachquetzaloyan, Atotonilco y Quahuacan, hasta tornar a dar con la sierra referida de Xocotitlan, que todo ello contiene más de doscientas leguas de circunferencia; y los pocos toltecas que habían escapado de su destrucción, les dejó vivir en los puertos y lugares en donde estaban reformados y poblados cada uno con su familia, que fue en Chapultepec, Colhuacan, Tlatzalantepexoxoma, Totolapan, Quauhquecholan, y hasta la costa del Mar del Norte en Tozapan, Tochpan, Tziuhcóac y Xicotépec, y lo mismo en Chololan, aunque algunos de ellos no pararon hasta la tierra de Nicaragua a donde fueron a poblar, y a otras tierras remotas, en donde no llegó con tanta fuerza la seca y calamidad referida.

Este gran chichimécatl traía por mujer a la reina Tomyauh en quien tuvo al príncipe Nopaltzin, que ya era mancebo cuando vino a estas partes, y era uno de los más principales caudillos de su ejército; y asimismo tuvo otras dos hijas en ella que nacieron en Tenayocan en donde tenía corte, que fueron las infantas Cuetlaxxochitzin y Tzihuacxochitzin. El cual procedía del antiquísimo linaje de los reyes teochichimecas, cuyo imperio y señorío estaba debajo del septentrión, cuales fueron Nequámetl Namácuix y otros muchos, según parece por la historia de los reyes chichimecas, y lo declara el canto que compusieron los infantes de México, Xiuhcozcatzin y Izcoatzin, que se intitula canto de la historia de los reyes chichimecas. Y este apellido y nombre de chichimeca lo tuvieron desde su origen, que es vocablo propio de esta nación, que quiere decir los águilas, y no lo que suena en la lengua mexicana, ni la interpretación bárbara que le quieren dar por las pinturas y caracteres, porque allí no significa los mamones, sino los hijos de los chichimecas habidos en las mujeres toltecas; aprovechándose los históricos de los labios que concluyen la partícula te para poder pronunciar tepilhuan.

Había poco más de veinte años que este gran poblador estaba poblando, cuando comenzaron a venir otros seis caudillos de su misma nación, también con cantidad de gente, que venían en su seguimiento, entrando cada caudillo un año tras otro; el primero de los cuales se llamaba Xiyotecua; el segundo Xiyotzoncua; el tercero Zacatitechcochi; el cuarto Huihuaxtzin; el quinto Tepotzoteaca; el sexto y último Itzcuintecua: a los cuales recibió y mandó poblar en las tierras y términos de Tepetlaóztoc. Y habiéndose reformado los toltecas que habían escapado de su destrucción y calamidad, y teniendo por su cabeza principal a Nauhyotzin, que residía en Culhuacan, suegro que vino a ser del príncipe Póchotl, acordó el gran chichimeca Xólotl de pedirles le diesen un cierto tributo y reconocimiento como a supremo y universal señor que era de esta tierra de Anáhuac. Nauhyotzin en nombre de todos los demás de su nación respondió: «que la tierra la habían poseído sus mayores a quienes pertenecía; y que jamás ellos reconocieron ni pagaron tributo a ningún señor extraño, y que así ellos, aunque eran pocos y estaban acabados, pretendían guardar su libertad y no reconocer a nadie, sino tan solamente al Sol y a los demás sus dioses». Y vista por Xólotl su determinación y que por medios de paz no habían querido allanarse, lo remitió a las armas; y así despachó al príncipe Nopaltzin su hijo con razonable ejército, que fue menester poca gente, porque sus contrarios, aunque juntaron toda la más que pudieron, no eran tan aventajados en la milicia como los chichimecas. Diose la batalla en la laguna y carrizales de Colhuacan; y aunque los culhuas tenían el campo aventajado para pelear en canoas, en pocos lances fueron vencidos y desbaratados por el príncipe Nopaltzin; y habiéndolos sojuzgado restituyó en el señorío de los culhuas a Achichómetl (que a esta sazón se llamaban así los del linaje de los toltecas), con cierto reconocimiento que diesen en cada año al gran chichimécatl Xólotl su padre. Esto acaeció en el año de 984 de la encarnación de Cristo nuestro señor y en el que llaman 13 calli.

Capítulo V. Que trata de la venida de los aculhuas, tepanecas y otomíes, y de cómo Xólotl los recibió y les dio señoríos y tierras en que poblasen, casando a las dos cabezas con sus dos hijas, y de los hijos que tuvieron; y asimismo del casamiento del príncipe Nopaltzin y de los hijos que tuvo

Hacía cuarenta y siete años cumplidos que Xólotl estaba en esta tierra de Anáhuac poblándola, y cincuenta y dos años de la última destrucción de los toltecas, que ya era el año de 1011 de la encarnación de Cristo nuestro señor, cuando llegaron la nación de los aculhuas, los cuales salieron de las últimas tierras de la provincia de Michoacan, que eran de la misma nación de los chichimecas michchuaque, aunque venían divididos en tres parcialidades, que cada una de ellas tenían diferente lenguaje, trayendo cada una de ellas su caudillo y señor. Los que se llamaban tepanecas traían por caudillo y señor a Acolhua, que era el más principal de los tres; el segundo se decía Chiconquauh, caudillo y señor de los otomíes, que era de las tres la más remota y de lenguaje muy extraño y diferente; y según sus historias parece vinieron de la otra parte de aquel mar mediterráneo que llaman Bermejo, que es hacia donde caen las Californias. El tercero se llamaba Tzontecómatl, caudillo y señor de los verdaderos aculhuas: los cuales se fueron a la presencia de Xólotl para que los admitiese en su señorío y diese tierras en que poblasen, el cual teniendo muy entera relación de ser estos caudillos de muy alto linaje se holgó infinito; y no tan solamente los admitió, sino que también les dio tierras en que poblasen los vasallos que traían, y los dos de ellos los casó con sus dos hijas, dándoles con ellas pueblos y señoríos; casando a la infanta Cuetlaxxochitzin con Aculhua y le dio con ella la ciudad de Azcaputzalco por cabeza de su señorío; y a la otra infanta Tzihuacxóchitl la casó con Chiconquauhtli, y le dio a Xaltocan por cabeza de su señorío, que lo fue muchos años de la nación otomíe. A Tzontecómatl caudillo de los aculhuas, le dio a Cohuatlichan por cabeza de su señorío, y les casó con Quatetzin, hija de Chalchiutlatónac señor de la nación tolteca y uno de los primeros señores de la provincia de Chalco. Acolhua primer señor de Azcaputzalco y de los tepanecas, tuvo en la infanta Cuetlaxxochitzin tres hijos varones, que el primero se llamó Tezocómoc, el cual después de sus días le heredó en el señorío; el segundo se llamó Hepcoatzin, que después vino a ser primer señor de los tlatelolcos; y el menor Acamapichtli, de los tenochcas que es la nación mexicana, que después vinieron a poblar, y fueron los últimos. Chiconquauh, señor de Xaltocan y de la nación otomíe, tuvo en la infanta Tzihuacxochitzin otros tres hijos. La primera se llamó Tzipacxochitzin, que casó con Chalchiuhtotemotzin, primer señor de Chalco Atenco; el segundo Macuilcoatlochopantecuhtli, que vinieron a ser primeros señores y pobladores de la provincia de Metztitlan Tzontecomatltecuhtli tuvo solo un hijo que se llamó Tlacotzin que casó con una hija de Cozcaquauh, uno de los primeros señores y pobladores de la provincia de Chalco. El príncipe Nopaltzin que también casi a estos tiempos se casó con Azcaxochitzin, hija legítima del príncipe Póchotl, y nieta de Topiltzin último rey de los toltecas (con esta unión y matrimonio quedaron en perpetua paz y conformidad, y comenzaron a emparentar los unos con los otros); tuvo en esta señora tres hijos: el primero fue el príncipe Tlotzinpóchotl; el segundo Huixaquentochintecuhtli; el tercero y último Coxanatzin Aténcatl. También tuvo antes de estos un hijo natural, que se llamó Tenancacaltzin.

Capítulo VI. De cómo el gran chichimeca dio a otros señores poblaciones y provincias

Hasta la venida de los aculhuas, ninguno de los caudillos y señores que trajo consigo el gran chichimeca, tenía señorío particular, porque los traía ocupados en las poblaciones, unas veces en unas provincias y otras en otras; y porque ya era tiempo que fuesen premiados, pues el gran chichimeca había hecho tan grandes y espléndidas mercedes a los extraños, como lo eran los señores acolhuas, acordó en el mismo año atrás referido de dar y repartir a todos señoríos y estados, conforme a la calidad y méritos de sus personas. A los tres señores de los seis que trajo consigo, que fueron Acatómatl, Cuauhatlápatl y Cozcaquauh para que juntamente con Chalchiuhtlatónac, caballero de nación tolteca, fuesen señores de la provincia de Chalco, tierra fertilísima y abundante de todas las cosas necesarias a la vida humana; y a Metlíztac que era el cuarto, le dio y repartió la provincia de Tepeyácac; y a los otros dos, Técpatl y Quauhtlíztac, los hizo señores de la provincia de Macahuacan. A sus dos nietos hijos del príncipe Nopaltzin, fuera del sucesor, que eran Huixaquen y Cozanatzin, los envió a Zacatlan y Tenamítec para que fuesen señores de todas aquellas tierras, que caen fuera de la circunferencia de las sierras atrás referidas, corriendo desde los términos de las sierras y tierras de la Cuexteca hasta las de la Mixteca, suficiente señorío para la calidad de sus personas, porque incluye en sí muchas y muy grandes provincias, sin ningún vasallaje ni tributo al imperio, mas de tan solamente el homenaje y asistencia de la corte, cuando fuesen llamados, y ayuda y socorro de gente si se ofreciesen guerras, en favor del imperio. A todos los demás señores atrás referidos, fue con ciertas obligaciones y reconocimientos de tributo y vasallaje. La misma gracia y merced gozaron las hijas y yernos del gran chichimeca. En este mismo año cercó un gran bosque en la sierra de Texcoco, en donde entró cantidad de venados, conejos y liebres; y en medio de él edificó un cu que era como templo, en donde de la primera caza que cogían por las mañanas él y el príncipe Nopaltzin, o su nieto el príncipe Póchotl, la ofrecían por víctima y sacrificio al Sol, a quien llamaban padre y a la tierra madre, que era su modo de idolatría, y no reconocían ningún otro ídolo por dios; y asimismo de aquí sacaban para su sustento y de las pieles su vestuario; y estaba a su cargo esta cerca y cuatro provincias, que eran Tepepolco, Zempoalan, Tolantzinco y Tolquachiocan. Y al príncipe Tlotzin, su nieto, le dio las rentas que pertenecían al imperio, que tenían obligación a dar los de las provincias de Chalco, Tlanahuacaztlálhuic, y todo lo que contenía desde el volcán, sierra-nevada hasta donde acaba aquella cordillera, y sierras de Texcoco, que es corriendo desde los valles de la campiña, por la parte del norte, hasta las tierras de la Mixteca, corriendo hacia el sur corriendo todas aquellas llanadas y lagunas: el cual puso su asiento y corte en un lugar que se dice Tlatzalantlalanóztoc; el cual se casó con Pachxochitzin, hija de Quauhatlápal, uno de los señores referidos de la provincia de Chalco, en quien tuvo seis hijos que fueron las dos primeras hembras; el tercero, y primero de los varones, fue el príncipe Quinatzintlaltecatzin; el segundo fue Nopaltzin Cuetlacchihui; el tercero y último Tochintecuhtli, que vino a ser el primer señor de la ciudad y provincia de Huexotzinco; y el cuarto y último fue Xiuhquetzalitecuhtli, primer señor de la ciudad y provincia de Tlaxcalan.

Capítulo VII. De lo más que sucedió en tiempo de aqueste gran monarca Xólotl hasta su fin y muerte