Portadilla

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Desafíos urbanos y metropolitanos en México y el mundo / coordinadores Isela Orihuela [y otros]. -- México : Instituto Mora, 2017.
Primera edición
325 páginas ; mapas, diagramas ; 23 cm. – (Contemporánea. Estudios regionales)
Incluye referencias bibliográficas

1. Ciudades y pueblos – Crecimiento – México – Estudio de casos. 2. Ciudades y pueblos – Crecimiento – Estudio de casos. 3. Áreas metropolitanas – México – Aspectos ambientales – Estudio de casos. 4. Áreas metropolitanas – Aspectos ambientales – Estudio de casos. 5. Política urbana – México – Aspectos económicos – Estudio de casos. 6. Política urbana – Aspectos económicos – Estudio de casos. 7. Movilidad humana – Derecho – Aspectos sociales – Estudio de casos. 8. Servicios públicos – México – Estudio de casos. 9. Servicios públicos – Estudio de casos. 10. Desarrollo sostenible – México – Estudio de casos. 11. Desarrollo sostenible – Estudio de casos. I. Orihuela, Isela, coordinador. II. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora (Ciudad de México).

Fotografía de portada: Haakon S. Krohn, Paseo de la Reforma y Castillo de Chapultepec vistos desde el Ángel de la Independencia, bajo licencia Creative Commons, Genérica de Atribución/Compartir-Igual 3.0 en https://creativecommons.org/licences/by-sa/3.0/deed.es

Primera edición, 2017
Primera edición electrónica, 2018

D. R. ©, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora
Calle Plaza Valentín Gómez Farías 12, San Juan Mixcoac,
03730, Ciudad de México.
Conozca nuestro catálogo en www.mora.edu.mx

ISBN: 978-607-9475-58-1
ISBN  ePub: 978-607-8611-13-3

Impreso en México/Printed in Mexico

ÍNDICE

Introducción

Isela Orihuela, Claudia Tello, Héctor Solano,

Luisa Rodríguez Cortés y Citlalli Becerril-Tinoco

PARTE I. ESPACIO, SOCIEDAD Y POLÍTICA PÚBLICA

Elementos para un diagnóstico de la inclusión social en las grandes ciudades y zonas metropolitanas de México

Luisa Rodríguez Cortés

Desarrollo económico local y su relación con la competitividad en las ciudades en México

Isela Orihuela Jurado

Movilidad urbana y transporte local en los municipios periféricos de la Ciudad de México

Georgina Isunza Vizuet

PARTE II. TECNOLOGÍA, EMPLEO Y COMPETENCIA

Cómo la innovación tecnológica ha aumentado la participación de las ciudades más pequeñas en la economía global

Peter Kresl

Crecimiento del empleo en las ciudades: diversidad, especialización y competencia localizada

Claudia Tello de la Torre

Revisar la competitividad de Hong Kong: análisis de la competitividad relativa de Hong Kong con respecto a Singapur con base en el grado de competición

Jianfa Shen y Saikuen Lo

Creatividad en el sector de la moda de Montreal: la opción de la metrópolis como una Ciudad Creativa

Amina Yagoubi y Diane-Gabrielle Tremblay

PARTE III. AMBIENTE Y RECURSOS NATURALES

La contaminación lumínica en el plan director de iluminación. Sinergias, retos y oportunidades en la gestión del alumbrado público de zonas metropolitanas

Manuel García Gil

Una metodología de detección remota para el estudio de la contaminación lumínica en México

Héctor Antonio Solano Lamphar

La adaptación al clima como fuente de competitividad sustentable: la experiencia de Venecia

Erwin van Tuijl y Leo van den Berg

Análisis sobre disponibilidad de agua en las zonas metropolitanas de México: desafíos para sus instituciones

Citlalli Aidee Becerril-Tinoco

Sobre los autores

Introducción

Isela Orihuela, Claudia Tello, Héctor Solano,
Luisa Rodríguez Cortés y Citlalli Becerril Tinoco

La concentración urbana es uno de los elementos más visibles de la globalización. Aunados a esta dinámica se encuentran los procesos metropolitanos, cuya existencia implica el crecimiento de las ciudades más allá de sus límites político-administrativos, la conjunción e intercambios entre actividades económicas, políticas y culturales en vastos territorios, así como nuevas presiones sobre el ambiente y los recursos naturales. De acuerdo con los datos de la Organización de las Naciones Unidas (onu), para el año 2014, 54% de la población mundial habitaba en zonas urbanas. Cabe destacar que, tanto en el ámbito urbano como en el metropolitano, se observan múltiples procesos que en conjunto con las características inherentes a ellos han generado interrelaciones que, a su vez, producen nuevas formas urbanas, dinámicas espaciales y diversifican las funciones en la estructura institucional.

Desde una perspectiva nacional e internacional, las ciudades han tenido crecimientos diferenciados y desarrollos heterogéneos. Estos procesos responden tanto a tendencias globales asociadas a la innovación, competitividad y economía del conocimiento, cambio climático, entre otros, como a contextos locales y regionales que afectan directamente el interior de las ciudades. Es en estas zonas donde se generan condiciones que influyen y se conjugan con la diversidad de actividades económicas, demográficas, territoriales, ambientales, culturales, sociales y políticas. De tales componentes se desprenden procesos complejos cuyo análisis y búsqueda de soluciones representan los principales retos de los gobiernos, las organizaciones internacionales, las instituciones y la academia. Por ello surge la necesidad de revisar temas, enfoques, patrones, alternativas y mecanismos que proporcionen una mirada novedosa a los lectores y permitan comprender algunos desafíos urbanos, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.

El propósito de este libro es presentar algunos estudios sobre ciudades y zonas metropolitanas en México y otros países a través de los cuales se examinan temas relacionados con el acontecer de estos espacios, en los que el escenario internacional marca pautas diferenciales en la producción, distribución y consumo de los bienes y servicios, en la dinámica sociodemográfica, así como en las disparidades regionales y las afectaciones ambientales que son más evidentes y de mayor alcance. De esta complejidad se desprenden las investigaciones que contiene este libro y que se relacionan con el desarrollo económico local, la movilidad urbana, la competitividad e innovación, la exclusión social, la contaminación lumínica y la disponibilidad de agua. Cabe aclarar que no se pretende hacer una comparación entre países; por el contrario, los trabajos que integran este libro presentan análisis independientes cuyo hilo conector es el entorno urbano y metropolitano.

Esta obra surge en el contexto del Seminario Internacional Tendencias de las Metrópolis en un Mundo Dinámico y del XIV Foro Internacional de Competitividad Urbana, llevado a cabo en la ciudad de Querétaro, México, en agosto de 2015. Durante el mismo se buscó establecer un diálogo entre académicos de México y otros países sobre las expresiones variadas que toman las ciudades y metrópolis en la actualidad, los principales desafíos y rutas de investigación. Los temas del seminario permitieron ahondar en la discusión académica con trabajos teóricos y empíricos que contribuyeron al debate desde diversos contextos y perspectivas de análisis.

desafíos de las metrópolis

Los desafíos que enfrentan las zonas urbanas y metropolitanas se enmarcan en la heterogeneidad y los procesos al interior y entre las ciudades, tales como las relaciones entre los lugares, habitantes y sus intercambios, a la par del papel diferenciado que tienen en la economía, en las dinámicas políticas y con respecto al ambiente y los recursos naturales en los ámbitos regional, nacional e internacional.

Uno de ellos es la generación de dinámicas de inclusión social que permitan a sus habitantes tener una participación activa e integración en la vida urbana. El crecimiento acelerado, la falta de servicios básicos adecuados, el precario acceso a vivienda, educación y salud, la distribución inequitativa del espacio y el acceso limitado a los lugares de desarrollo cultural, social y económico, son algunas de las barreras que enfrentan distintos grupos sociales para disfrutar de las ventajas asociadas a las ciudades y a la participación para “hacer ciudad”. La configuración de extensas áreas urbanas fragmentadas social y económicamente, así como las precariedades que viven grandes porciones de la población, han debilitado los espacios de encuentro entre diferentes grupos sociales y las posibilidades de construir sentidos de pertenencia a nivel socio-territorial.

Estos centros también muestran niveles dispares de competitividad, de concentración de actividades económicas, de tecnología e innovación, con altas tasas de desempleo y diferencias importantes en la formación de capital humano y atracción de inversión. En este sentido, el debate sobre la diversidad en los procesos de industrialización, la productividad y el crecimiento económico y poblacional todavía sigue vivo. Las limitaciones en la absorción de la mano de obra y en el aprovechamiento de las potencialidades del territorio se suman a las desigualdades derivadas del desarrollo tecnológico y la interacción económica, laboral y social existente entre las metrópolis.

Asimismo, se debe considerar que no todos los gobiernos locales están preparados para hacer frente a los crecientes y constantes retos del desarrollo urbano y metropolitano. Un aspecto relevante es la heterogeneidad en cuanto a sus capacidades institucionales. Existen marcadas diferencias entre las ciudades dependiendo de los recursos financieros, humanos y materiales que se tengan al alcance. Por consiguiente, las posibilidades de atraer y mantener la inversión privada, condición necesaria para elevar los niveles de competitividad, pueden ser muy disímiles. Esto impacta de manera significativa en la morfología urbana y la calidad de su ambiente. Por ello se considera importante estudiar las condiciones que tienen los gobiernos locales para promover su desarrollo económico.

Otro aspecto que requiere atención es el de la cobertura y calidad de la infraestructura para el transporte y la eficiencia de la movilidad en las metrópolis. La insuficiencia que se presenta al interior de las ciudades y municipios, así como entre ellas, genera limitantes para el desarrollo de las actividades económicas, sociales y culturales de la población, del mismo modo que la dificultad de la movilidad de las personas o mercancías dentro y fuera de las ciudades se relaciona con el deficiente transporte público, la falta de zonas de carga, descarga y estacionamientos.

Adicionalmente, el problema de la degradación ambiental, el cambio climático, la explotación excesiva y el deficiente uso de los recursos naturales, son preocupaciones recurrentes dentro de las grandes urbanizaciones. Las consecuencias del agotamiento de los recursos naturales, la invasión de zonas de reserva ecológica para el crecimiento urbano, la deforestación, la afectación de la flora y la fauna, la extracción excesiva de agua del subsuelo, superior al periodo de recarga, aunadas a la deficiente recarga de mantos acuíferos y el uso indiscriminado de recursos energéticos, implican una serie de efectos negativos que, de manera paralela, están ligados al hecho de tener menor disponibilidad de agua, mayores niveles de contaminación, entre ellas la lumínica, disminución continua de la biodiversidad, y mal aprovechamiento de los recursos ecosistémicos, entre otros.

Sin duda, en todas las metrópolis se presentan los retos mencionados anteriormente y otros que van emergiendo, pero también allí se ponen de manifiesto las ventajas que se van formando de acuerdo con sus etapas de transformación y que pueden aprovecharse para el beneficio de las personas, actividades, procesos y dinámicas urbanas. Para ello, se han desarrollado varias propuestas, proyectos, acercamientos teóricos y metodologías que permiten identificar y cuantificar estos beneficios. Todos ellos responden a las necesidades de enfrentar los problemas que requieren de soluciones inmediatas pero duraderas.

Desde esta perspectiva, es importante generar cuestionamientos que se fundamenten en diferentes contextos, que permitan reconocer a las metrópolis como espacios complejos que requieren mayores oportunidades laborales, educativas, de salud, culturales y ambientales. En alusión a la complejidad de estas zonas, se requiere de nuevas ideas y desarrollos teóricos y metodológicos que contribuyan al estudio de los diversos procesos urbanos; que den sentido a las escalas de análisis y a las ventajas y desventajas que las grandes aglomeraciones urbanas presentan en México y el mundo.

sobre el contenido del libro

El libro está estructurado en tres partes. Cada una de ellas contiene capítulos referentes a temas relevantes de las ciudades y zonas metropolitanas en el ámbito nacional o internacional. La primera parte se titula “Espacio, sociedad y política pública”; en ella se desarrollan tres temas:la inclusión social, la política pública y la movilidad. En el capítulo de Luisa Rodríguez, se muestra un acercamiento teórico-metodológico para el diagnóstico de los elementos que intervienen en la generación de espacios de inclusión social en las ciudades y zonas metropolitanas del país; además, intenta definir el marco teórico desde el cual se entiende la inclusión social, desarrolla una metodología para su análisis y presenta los resultados más relevantes en el tema. En segundo lugar, se incluye el trabajo de Isela Orihuela, el cual presenta la situación de las ciudades de México en términos de desarrollo económico local como un elemento que caracteriza a estas áreas y que es producto del proceso de globalización, en el cual las ciudades tienen un papel preponderante en la promoción de su economía; para ello se propone la identificación de estos factores para las ciudades del país y se determina si los resultados tienen alguna relación con los niveles de competitividad. Para cerrar esta parte, el trabajo de Georgina Isunza revisa la relación entre la movilidad y el transporte público, de la cual se deriva una propuesta que se basa en el fomento a un sistema de transporte local con nodos de conexión metropolitana y sistema multimodal; incentivos al transporte sustentable, a los desplazamientos peatonales y en bicicleta; regulación del servicio informal de transporte; con la finalidad de mejorar la movilidad y el transporte de las personas que residen en municipios ubicados en la periferia de la Zona Metropolitana del Valle de México (zmvm).

En la segunda parte, “Tecnología, empleo y competencia”, se integran cuatro estudios que toman como referencia tanto a México como a otros países. Los trabajos aquí reunidos contribuyen al entendimiento sobre las dinámicas económicas, la competitividad y la innovación como tendencias centrales que marcan el desarrollo urbano en el mundo actual. En el primer capítulo,Peter Kresl presenta una discusión sobre cuáles son las funciones, actividades y el lugar que tienen hoy las pequeñas ciudades en Estados Unidos; en particular, explora las formas en las cuales las economías de estas ciudades han sido transformadas por las recientes innovaciones y avances tecnológicos en la producción, transporte y comunicaciones; elementos clave para el análisis de los nuevos papeles y funcionalidades. Por su parte, Claudia Tello examina un nuevo enfoque para medir el impacto de la estructura urbana sobre el crecimiento del empleo sectorial en áreas urbanas funcionales de México, según su tamaño; se destaca la importancia de las principales características de las estructuras económicas locales sobre los patrones de crecimiento en las ciudades, teniendo en cuenta algunos indicadores como son: la especialización sectorial, la diversidad económica, la competitividad y el tamaño de las ciudades. En otro ámbito territorial, el capítulo de Jianfa Shen y Saikven Lo plantea una propuesta comparativa del desarrollo de la competitividad en Hong Kong y en Singapur, intentando destacar la existencia de un patrón único en el primero y utilizando el segundo debido a la proximidad geográfica y las similitudes en sus objetivos de desarrollo; el estudio se realiza a través de un sistema de indicadores conformado por cuatro componentes: el índice de control de funciones globales, el índice del sector financiero, el índice del sector servicios y el índice de vínculos con el sector externo. En el estudio de Amina Yagoubi y Diane-Gabrielle Tremblay, se tratan los cambios en los modos de producción en la industria de la moda y los diferentes contextos que se desarrollan en las ciudades, estudiando principalmente cómo estos cambios han generado una transición de las ciudades manufactureras hacia las ciudades del conocimiento y que poco a poco se presentan como ciudades creativas.

La tercera parte, “Ambiente y recursos naturales”, tiene como preocupación central el análisis de la presión que las zonas urbanas y metropolitanas tienen sobre el ambiente, los recursos naturales y la sustentabilidad. El primer capítulo de esta sección es el trabajo de Manuel García, quien analiza el servicio del alumbrado público desde la perspectiva de la gobernanza metropolitana, ya que, en las grandes ciudades, la gestión de este servicio público es de una complejidad notable y los elementos de planificación son indispensables; en ese sentido, un plan director se constata como una herramienta importante para administrar, a largo plazo, el parque de instalaciones de alumbrado y su servicio al ciudadano, aprovechando las oportunidades existentes y adaptándose a cada espacio metropolitano. Por su parte, Héctor Solano propone una técnica de georreferenciación de imágenes obtenidas de la estación espacial internacional con el objetivo de realizar estudios que permitan determinar las principales correlaciones entre la contaminación lumínica y distintos factores urbanos; los resultados son importantes para detectar los efectos de la radiación artificial nocturna. Mientras tanto, el capítulo de Erwin van Tuijl y Leo van den Berg analiza la competitividad sustentable y su relación con la protección del medioambiente en el caso de Venecia, Italia; este trabajo revisa diferentes planes y acciones de política que han tenido que superar las críticas de su desarrollo e implementación, por lo que se plantea que el cambio de las políticas puede generar nuevas oportunidades para la innovación, el desarrollo económico y la conservación del ambiente. Finalmente, el trabajo de Citlalli Becerril destaca la importancia del agua en las urbanizaciones; la autora analiza la disponibilidad física en el territorio, volúmenes concesionados para uso agrícola, doméstico e industrial, y los contrastes generados por la continua demanda del incremento poblacional; además, señala la importancia de tomar en cuenta la expansión de las ciudades y las metrópolis para entender el sistema hídrico-social y los desafíos institucionales.

En conjunto, las investigaciones incluidas en este libro abarcan diferentes áreas del conocimiento tales como la geografía, la política pública, la economía, la sociología, el urbanismo y la ingeniería ambiental, las cuales utilizan metodologías que involucran análisis estadísticos, construcción de modelos espaciales, casos de estudio y métodos comparativos a escala nacional e internacional. Asimismo, los autores hacen uso de información proveniente de fuentes oficiales, entrevistas a profundidad y/o diversos documentos para dar cuenta de las problemáticas y ventajas que se encuentran inmersas en la realidad metropolitana.

De igual forma, el origen variado de los autores, su formación académica y profesional, así como de sus investigaciones muestra un amplio abanico de aproximaciones a los estudios urbanos y metropolitanos. Al respecto, las colaboraciones internacionales presentadas aquí provienen de la Universidad de Quebec, Canadá; la Universidad Politécnica de Cataluña, España; la Universidad China de Hong Kong, China; la Universidad Erasmo de Róterdam, Holanda; la Universidad Bucknell, Estados Unidos; mientras que las nacionales incluyen el Centro de Investigaciones Económicas y Administrativas y Sociales (Ciecas-ipn) y al Centro Interdisciplinario de Estudios Metropolitanos (Centromet-Instituto Mora), por lo que las investigaciones presentadas en este libro consideran casos de Centro y Norte América, Europa y Asia.

reflexiones sobre lo urbano y metropolitano

Los estudios sobre ciudades y zonas metropolitanas de México y el mundo que se presentan en esta obra muestran diversas situaciones, procesos y momentos que dan cuenta del entorno cambiante que sucede en su interior y que tiene repercusiones locales, nacionales, regionales e internacionales.

Las dinámicas en estas áreas son diversas pero compartidas. Entre ellas se mencionan de manera recurrente la innovación, la creatividad, la competitividad, la sustentabilidad, y la gobernabilidad; las cuales pueden verse como ventajas o retos. Las primeras tres podrían relacionarse con las ventajas que ofrecen las metrópolis para el desarrollo de las actividades económicas, con el aprovechamiento del capital humano que en ellas se encuentra y con las facilidades que la infraestructura puede brindar para la mejora y generación de tecnología y conocimiento. Las últimas se pueden entender como retos por enfrentar dentro del complejo entramado económico, social, cultural, territorial, ambiental, político e institucional que estas zonas presentan para la mejora de las condiciones generales de la población, su espacio y sus actividades.

Los casos que se reúnen aquí dan muestra de ello y las diversas formas de abordar los temas actuales de las metrópolis permiten su entendimiento desde diversas metodologías y perspectivas. Los trabajos que presentan diagnósticos sobre problemas específicos brindan información valiosa e innovadora que facilita el análisis de un panorama amplio sobre las ciudades en cuestión; tal es el caso de la inclusión social, los mercados de trabajo, el desarrollo económico local, la contaminación lumínica y la disponibilidad de agua. Los casos de estudio en Venecia, Montreal, Lewisburg, Hong Kong y Barcelona muestran problemáticas y desafíos en otras ciudades del mundo, los cuales proporcionan información sobre contextos diversos útiles para entender el entorno internacional. Por otro lado, el estudio sobre movilidad es relevante para el entendimiento de las características y dificultades actuales de las zonas urbanas y metropolitanas, así como de los intentos por encontrar alternativas de solución y mejorar sus condiciones actuales.

Sin duda, los temas de estudio que abarcan las ciudades y zonas metropolitanas son numerosos y la obra que aquí se presenta aborda sólo algunos de ellos. No obstante, son trabajos que pretenden abonar al mayor y mejor entendimiento de lo que sucede actualmente en estos ámbitos en México y el mundo. La tendencia hacia la concentración es cada vez más palpable; por lo tanto, algunas de las cuestiones para reflexionar y seguir analizando son: ¿cuáles serán las implicaciones de este crecimiento constante?, ¿qué nuevos problemas aparecerán?, ¿cómo se podrán cubrir las necesidades presentes y futuras?, ¿qué nivel o tipo de gobierno podrá hacerse cargo de las zonas metropolitanas?, ¿cuáles serán las posibilidades de disminuir las afectaciones al ambiente?, ¿cómo se enfrentarán los problemas de falta de empleo, cobertura y calidad de educación, salud, disponibilidad de agua?, ¿cómo lidiar con los problemas de movilidad, transporte y disposición de residuos sólidos?

Los cuestionamientos son diversos e innumerables. Los aspectos positivos y negativos que estas áreas presentan siguen su curso y queda mucho por hacer para poder darles respuesta. Ante la diversidad y complejidad, la academia, los organismos internacionales, las organizaciones públicas, sociales y privadas, los gobiernos, las empresas y la sociedad, están involucrados con los problemas urbanos y metropolitanos, y desde su campo de acción pueden estudiar, proponer, participar y/o actuar para la mejora de la calidad de vida en las ciudades.

Los coordinadores reiteran su agradecimiento al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) por el apoyo brindado para la impresión de este libro y la realización del seminario del cual se desprende; a la Dirección de Cátedras del mismo Consejo, y al Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, por la disposición y soporte durante todo el proceso que implicó la elaboración de esta obra. Agradecemos de manera especial a los autores que contribuyeron con sus trabajos y que hicieron posible la compilación de este libro, a Peter Kresl, Georgina Isunza, Manuel García, Jianfa Shen, Diane Tremblay y Amina Yagoubi. Así también, damos las gracias por el apoyo de los asistentes de investigación, Manuel Ramírez, José Luis González, César Anguiano, Roberto Márquez, Ana Palacios y Federico Contreras, quienes participaron en la realización del seminario, y algunos de ellos en labores de revisión editorial. Los comentarios recibidos por parte de los dictaminadores fueron un insumo importante para mejorar la calidad del libro en su conjunto. Finalmente, agradecemos a nuestras respectivas parejas, hijos y amigos, por su apoyo incondicional.

Parte i.
Espacio, sociedad y política pública

Elementos para un diagnóstico de la inclusión social en las grandes ciudades y zonas metropolitanas de México

Luisa Rodríguez Cortés

introducción

La forma, estructura y equipamientos de las ciudades impactan directamente en las relaciones sociales y culturales que allí tienen lugar. El entramado propio de las dinámicas sociales no sólo se desarrolla sobre el espacio urbano, sino que lo configura mediante el trazo en el territorio de jerarquías, relaciones de poder, mecanismos de diferenciación y sistemas clasificatorios, entre otros. De tal manera, en las ciudades y metrópolis se concretan, espacial y socialmente, las condiciones para que los sujetos puedan o no participar en lo social.

Si partimos de que el habitar en las ciudades se produce mediante prácticas y representaciones que permiten a los sujetos ubicarse en un orden espacio-temporal y, a la vez, definirlo y transformarlo (Duhau y Giglia, 2008), se deriva, entonces, que existen múltiples formas de habitar las ciudades y de apropiarse y participar en la vida urbana. Sin embargo, existe un conjunto amplio de factores que inciden en los modos como se produce dicho habitar y en las posibilidades que tienen los sujetos de acceder a los beneficios asociados a las ciudades, tales como educación, salud, empleo, vivienda, etc. Las capacidades y herramientas con las que cuentan los sujetos para decidir sobre sus espacios, construir sentidos de pertenencia, participar en las instituciones sociales e interactuar con otros e iguales en la ciudad, son diferenciadas y responden tanto a trayectorias individuales, como a dinámicas relacionales y territoriales. Ante este escenario, es preciso preguntarse sobre la manera en que en las ciudades y metrópolis de México se distribuyen las ventajas y desventajas sociales y cómo esto afecta los procesos de inclusión social para los diferentes habitantes urbanos.

Con el objetivo de abonar en el entendimiento de los procesos de inclusión social, este capítulo presenta una aproximación teórico-metodológica para el diagnóstico de los elementos que intervienen en la generación de espacios de inclusión social en las ciudades y zonas metropolitanas del país. Para esto, se arma un andamiaje teórico que sustenta una aproximación de tipo cuantitativo y agregado, mediante la cual se analizan tres dimensiones centrales de la inclusión social: la individual, la relacional y la socioterritorial, tomando como unidad de análisis las ciudades o zonas metropolitanas en su conjunto. Así, se busca construir una mirada general sobre los limitantes y/o ventajas que se presentan en las ciudades, resaltando las condiciones que pueden promover o bloquear procesos de inclusión.

El texto está divido en tres apartados; en el primero se define el marco teórico desde el cual se entiende la inclusión social; en el segundo se expone la metodología utilizada para el análisis, y en el tercero se presentan los resultados más relevantes. Para cerrar, se incluyen reflexiones finales sobre el estado de la inclusión social en las principales zonas urbanas de México y se identifican posibles rutas de investigación en el área.

el marco de la exclusión e inclusión social

Para entender los procesos de inclusión en las metrópolis de México, es necesario empezar por responder a la pregunta ¿qué es estar incluido? Para esto se debe definir el concepto de exclusión y las condiciones que afectan directamente a los procesos de inclusión social en las zonas urbanas.

La noción de exclusión social surge en la década de los setenta como herramienta para analizar los fenómenos sociales derivados de la creciente pobreza y la precariedad. Sin embargo, sólo adquiere importancia cuando se inserta en los debates sobre la “nueva pobreza” y la reestructuración económica y política, utilizando una perspectiva procesual y relacional (Gore, 1995). En este sentido, el carácter estructural en vez de cíclico de la pobreza de los últimos años, el incremento de la informalidad en los mercados de trabajo, la reducción de los sistemas de bienestar estatal y de los derechos asociados al trabajo, así como las crisis fiscales y la aplicación de políticas neoliberales, han requerido de renovados engranajes teóricos y metodológicos, para lo cual la noción de exclusión social ha sido útil (Subirats et al., 2004).

Cabe señalar que las investigaciones sobre la exclusión no sólo constituyen una nueva mirada sobre una vieja problemática (la pobreza). Mientras la pobreza se relaciona con una perspectiva económica vinculada a las carencias en ingresos y/o capacidades, la exclusión implica la pérdida de derechos sociales y el ejercicio de una ciudadanía incompleta (De Venanzi, 2005). Por lo tanto, la exclusión se refiere al proceso de desintegración social que se produce como parte de la ruptura de los lazos entre los sujetos y la sociedad, que tiene lugar en situaciones de desempleo, inestabilidad familiar, aislamiento, precario acceso a instituciones sociales, incremento de la población en condición de indigencia, viviendas precarias en las periferias urbanas y violencia, entre otros (Gore, 1995). En otras palabras, la exclusión social es resultado del resquebrajamiento de los lazos que “mantienen y definen en una sociedad la condición de pertenencia” (Saraví, 2006, p. 22), por lo que no se trata de una condición meramente individual, sino que responde a los múltiples factores que sustentan las relaciones entre individuo y sociedad.

Asimismo, la exclusión no constituye una condición estática y permanente, por el contrario tiene un carácter multidimensional y procesual, es decir, que involucra diferentes ámbitos de la vida de los sujetos y se desarrolla, en el largo plazo, a partir de procesos más o menos intensos de acumulación de desventajas sociales (Saraví, 2006). De acuerdo con Castel (1991), la exclusión social se refiere a un espacio social de inestabilidad y turbulencias, “poblado de individuos precarios en cuanto a su relación con el trabajo y frágiles en su inserción relacional” (p. 21). Por consiguiente, no se trata de señalar si los sujetos se encuentran o no excluidos, sino de entender las condiciones de vulnerabilidad que debilitan los lazos sociales y que los pueden llevar a situaciones de exclusión.

Por consiguiente, los procesos de exclusión social no dependen de un único factor (insuficiencia del mercado laboral, carencia de derechos, límites de la ciudadanía), sino que tienen un carácter multidimensional que se profundiza a partir del cambio en el papel del Estado, de la transformación económica, de la creciente incapacidad de las instituciones y/o del agotamiento de los mecanismos de provisión de bienestar. Así entendido, el concepto de exclusión se enfoca en los límites de la inclusión social resultado de las condiciones contemporáneas de transformación acelerada (Silver, 1995).

Con base en lo anterior, se entiende que la exclusión social es un proceso de vulnerabilidad que se produce por la acumulación, superposición y combinación de desventajas sociales que afectan a individuos y a grupos, limitando la generación de sentidos de pertenencia, la participación en las instituciones sociales, el acceso a mecanismos de desarrollo de la persona y a sistemas de protección social (formales e informales) (Saraví, 2006; Subirats et al., 2004). Se reúnen allí dimensiones tanto materiales asociadas a los recursos, como simbólicas que debilitan los lazos sociales y bloquean la participación.

Desde este enfoque se entiende que los derechos básicos fungen como garantías para que los sujetos mantengan y ejerzan su estatus como miembros plenos de la sociedad, en igualdad de condiciones para acceder a “un conjunto común de instituciones y servicios diseñados para todos los ciudadanos” (Bayón, Roberts y Saraví, 1998, p. 77). Al respecto, Room (1995) argumenta que al no estar asegurados los derechos sociales, se desarrollan desventajas generales que minan la participación de los sujetos en su comunidad, por lo que el ejercicio de derechos, tales como la seguridad social, la educación, la salud, entre otros, hace posible la construcción de experiencias comunes y facilita la integración social.

En consecuencia, la profundización de la pobreza y precariedad afectan directamente las posibilidades de inclusión al reducir los espacios de reconocimiento y diálogo con el “otro”, base necesaria para dar forma a sentidos de pertenencia tanto con la comunidad inmediata, como con la sociedad en general. Una efímera experiencia social compartida no sólo implica el debilitamiento de los lazos sociales, sino que también condiciona la participación de los sujetos en los asuntos públicos.

Un elemento adicional a considerar es que los cambios en los mecanismos de integración social y, de manera paralela, la ampliación y profundización de las zonas de vulnerabilidad, han estado enmarcados por las transformaciones en el territorio y por la importancia que han adquirido las ciudades como ejes del ordenamiento de la vida moderna. En esta dirección, Subirats (2006) argumenta que los fenómenos asociados a la exclusión no pueden analizarse sin tener en consideración la dimensión territorial.

Para el caso de las ciudades mexicanas, Duhau y Giglia (2008) argumentan que la forma como los sujetos acceden a bienes básicos se estructura sobre la división social del espacio residencial, por lo cual la localización de los sujetos y sus viviendas en el espacio urbano tiene un papel central en las posibilidades de acceso a servicios, equipamientos e, incluso, instituciones sociales. De este modo, los procesos de inclusión social en las áreas urbanas están influidos por los procesos que se llevan a cabo en las trayectorias de vida de los sujetos y por las posibilidades de acceder al flujo de recursos públicos, a encuentros e interacciones con el otro, a la construcción de sentidos de pertenencia y redes de apoyo, y también a las posibilidades de apropiación y producción de su espacio.

En síntesis, los procesos de inclusión social en las ciudades involucran tres dimensiones centrales: la individual, asociada a las posibilidades de incorporación a la reproducción económica, al acceso a los sistemas de seguridad y bienes colectivos (salud, seguridad social, etc.), y el ejercicio de derechos (educación, vivienda); la relacional, en donde se establecen redes de apoyo y solidaridad, y se entra en contacto con el otro, y la socioterritorial, que reúne aspectos como la localización, la disponibilidad de equipamientos y bienes colectivos, espacios públicos y la construcción de identidades y/o sentidos de pertenencia a nivel territorial (véase figura 1).

Cap1_F1

Los ámbitos individual, relacional y socioterritorial de los procesos de inclusión están intrínsecamente vinculados y no es posible entenderlos por separado. De tal manera, la participación e integración de los sujetos en las ciudades se verá afectada por las situaciones individuales, resultado de trayectorias de vida específicas, por los lazos sociales y redes de apoyo con los que se cuente, y por el espacio que se ocupe en la ciudad, las capacidades para apropiárselo y transformarlo.

Con base en este esquema teórico es posible profundizar en las condiciones que presentan las ciudades y zonas metropolitanas de México y cómo estas afectan los procesos de inclusión social urbana. Para esto, en el siguiente apartado se exponen los elementos metodológicos que fundamentaron el diagnóstico general en la materia.

esquema metodológico

Para avanzar en el diagnóstico general se llevó a cabo un estudio sobre 76 zonas metropolitanas y grandes ciudades a escala nacional a fin de identificar los factores que afectan los procesos de inclusión a nivel individual, relacional y socioterritorial. Un primer paso fue el establecimiento de las ciudades y zonas metropolitanas por estudiar. Para esto, se tomó como punto de partida las 59 zonas metropolitanas identificadas por el grupo interinstitucional de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), el Consejo Nacional de Población (Conapo) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi), en la publicación de 2012,1 y se adicionaron 17 grandes ciudades, las cuales, de acuerdo con su población y producción bruta total, son centros urbanos destacados en términos locales y regionales. En conjunto, el universo de estudio fue de 76 zonas metropolitanas y grandes ciudades y se dividió en cuatro grupos según el tamaño (gráfica 1).

Cap1_g1

Posteriormente se llevó a cabo la operacionalización del concepto de inclusión, identificando, de manera teórica y después empírica, las variables con las cuales se podría dar cuenta de los procesos que afectan la participación e integración de los sujetos en la vida de las ciudades. Al respecto, fue necesario revisar los actuales índices de inclusión social, principalmente el elaborado por la revista Americas Quarterly, así como otros indicadores desarrollados en México y en otros países de la región sobre aspectos como calidad de vida, desarrollo humano, competitividad, potencial de desarrollo, con el objetivo de conocer ejercicios similares, metodologías y puntos en común para construir e identificar las variables que más se acercaran a las dinámicas asociadas con la inclusión social urbana. En este sentido, se desagregaron las dimensiones individual, relacional y socioterritorial, y se reunió un conjunto de variables con información disponible a escala municipal (cuadro 1).

Cap1_c1

Si bien las zonas metropolitanas se componen por los municipios sobre los que se expande el área urbana, aquí el objetivo es conocer las ciudades y zonas metropolitanas en su conjunto, razón por la cual, aunque la información se recabó a nivel municipal, los datos fueron agregados, estandarizados y/o en su caso ponderados a escala de ciudad o zona metropolitana, de manera que son comparables entre sí y corresponden a la misma unidad de análisis: zona metropolitana y ciudades.

Todos los datos se obtuvieron de fuentes oficiales y se recuperó la información del Índice de Pobreza Multidimensional elaborado por del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en 2010; del Censo de Población y Vivienda 2010 y del Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Delegacionales del Instituto Nacional de Estadística y Geográfica (inegi) de 2013. A continuación se presentan los resultados más relevantes referentes a las tres dimensiones de la inclusión social urbana.2

una aproximación a los procesos de inclusión social urbana

Dimensión individual

Uno de los aspectos que afectan directamente las condiciones de inclusión o exclusión social a nivel individual es la pobreza. Para dar cuenta de esta dimensión se utilizó el Índice de Pobreza Multidimensional que elabora el Coneval, en el que se incorporan tanto los recursos económicos como las carencias que tiene la población en el ejercicio de los derechos sociales.3

En esta dirección, lo primero que se evidencia es que las zonas metropolitanas y ciudades de tamaño muy grande y grande se caracterizan por tener los menores porcentajes de población pobre, encontrándose en su mayoría por debajo del promedio nacional (gráfica 2). En este grupo existen dos casos atípicos que son las zonas metropolitanas de Acapulco, Guerrero, y Poza Rica, Veracruz, ambas con porcentajes de población pobre por encima de 50%. Entre los factores que pueden explicar la alta incidencia de pobreza en estas ciudades están, en el caso de Acapulco, los altos niveles de desigualdad y polarización social (Coneval, 2014c) y, en el caso de Poza Rica, la falta de inversión en el sector petrolero que ha impactado en la calidad de vida de sus habitantes (Coneval, 2014a). Por otra parte, las ciudades pequeñas presentan los porcentajes más altos de población en condición de pobreza, con la excepción de la Zona Metropolitana de Piedras Negras, Coahuila, que cuenta con 25.06% de población en esta situación.

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No obstante, la relación entre el tamaño de la ciudad y la incidencia de pobreza debe tomarse con cuidado, ya que la pobreza en las ciudades depende de factores específicos como el mercado de trabajo, la estructura familiar, social y territorial, y, en el caso de las zonas metropolitanas y ciudades de gran tamaño, de sus capacidades para generar y aprovechar las economías de aglomeración y la explotación de economías de escala en la prestación de servicios públicos (Coneval, 2014a). Si bien las ciudades de mayor tamaño pueden presentar una menor incidencia de población pobre, esto se debe a los avances en aspectos materiales asociados a la calidad y espacios de las viviendas y/o el acceso a servicios básicos (Coneval, 2014a), estas pueden tener carencias en otros ámbitos como espacios públicos, infraestructura, tamaño del área urbana, que deriven en limitantes para los procesos de inclusión social de ciertos habitantes.

Otros aspectos que afectan directamente los procesos de inclusión social urbana son el acceso a educación y a servicios de salud. En relación con el primero, las ciudades y zonas metropolitanas de mayor tamaño constituyen el conjunto con menores porcentajes de población en condición de rezago educativo. Mientras, las ciudades pequeñas, en su mayor parte, se encuentran por encima del promedio nacional, que es igual a 18.09%. Esto es coherente con los resultados obtenidos por el grupo de investigadores del Coneval (2014c), quienes señalan la relación entre población pobre y el nivel educativo que existe en las ciudades de México. De tal manera, no sorprende que las ciudades en donde se concentra la mayor población pobre sea también donde existe el mayor rezago en el acceso a educación.

El bajo rezago educativo que se vive en las ciudades grandes da cuenta de las ventajas asociadas a la concentración de centros educativos y a las mayores oportunidades de estudio, al menos en educación básica obligatoria (aspecto que se refleja en este indicador), que tiene la población entre tres y quince años habitante de estas zonas. No obstante, el acceso a educación no necesariamente garantiza su calidad, lo cual puede tener un impacto directo en las posibilidades de inclusión social, en particular para los sujetos con otras desventajas sociales. Como lo argumenta Roberts (2004), la mayoría de la población pobre no está excluida del sistema de educación básica; sin embargo, el tipo y calidad de educación que recibe marca las posibilidades ocupacionales en el futuro. En otras palabras, la exclusión social se fundamenta en las formas diferenciadas de inclusión al sistema a las que tienen acceso los grupos sociales y no necesariamente resulta de la falta de participación en dichas instituciones. De tal manera, si bien los esfuerzos por ampliar el acceso a la educación deben continuar, no es posible hacer a un lado la preocupación por la calidad de la misma.

En cuanto al acceso a servicios de salud, el tamaño de las ciudades parece no representar una ventaja para sus habitantes (gráfica 3). El precario acceso a estos servicios en las zonas urbanas es una condición que vive gran parte de sus habitantes, quienes, de acuerdo con Coneval (2014), no están adscritos o no tienen derecho a recibir servicios médicos de ninguna institución pública o privada, incluyendo el Seguro Popular. Esta situación de precariedad en el acceso a servicios de salud es un aspecto directamente relacionado con las condiciones laborales, lo que se deriva de los altos niveles de informalidad laboral y de la falta de condiciones de seguridad social existentes en las ciudades.

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En este aspecto, las zonas metropolitanas muy grandes presentan el panorama más negativo, ya que en su mayoría cuentan con porcentajes de población sin acceso a servicios médicos que superan el promedio nacional de 28.41%, mientras la mitad de las ciudades grandes, medianas y pequeñas tienen porcentajes por debajo de dicho promedio. Entre las ciudades grandes destaca de manera positiva la Zona Metropolitana de Chihuahua, Chihuahua, donde sólo 13.29% de su población sufre esta carencia.

La gran cantidad de población sin acceso a servicios de salud que habita en ciudades muy grandes es preocupante, pues estas se caracterizan por contar con los servicios médicos más especializados y el mayor número de hospitales de tercer nivel, lo que al parecer no ha garantizado un acceso más equitativo para el conjunto de sus habitantes. A esto se suma que la concentración de recursos y equipamientos en estas zonas genera una relación de dependencia con los centros urbanos de menor tamaño, donde su población tampoco cuenta con el acceso a sistemas de salud y se ve forzada a trasladarse para poder acceder a equipamientos y servicios especializados.

El acceso a sistemas de salud es una de las dimensiones que, a nivel individual, significa una limitante importante para la integración social, puesto que afecta de manera directa actividades paralelas como el estudio y/o el trabajo. Además, en condiciones de alta precariedad la atención en salud constituye un gasto económico adicional, que se produce a la vez que las familias dejan de percibir el ingreso de la persona incapacitada.

Ante esta carencia, en muchos casos la atención se realiza en consultorios y clínicas privadas que no están regulados y cuentan con bajos estándares de calidad. Si bien las redes de apoyo son fundamentales para hacer frente a las situaciones de enfermedad, varios autores argumentan que durante las últimas décadas los mecanismos informales de provisión de bienestar se han erosionado, perdiendo su capacidad para superar o mitigar las condiciones de desventaja que viven los sectores con menores recursos en las ciudades (Bayón, 2012; González de la Rocha, 2006).

Las pocas herramientas con las que cuentan los sectores menos favorecidos para el cuidado y la prevención en salud son muestra del débil ejercicio de sus derechos y de su escasa participación en las instituciones sociales. Este es un proceso de largo plazo que se profundiza en las personas adultas mayores quienes en la mayoría de los casos tampoco cuentan con acceso a pensiones u otras formas de seguridad social. El promedio nacional de personas que carecen de seguridad social en las ciudades y zonas metropolitanas es de 54.21%, lo que quiere decir que la mitad de los habitantes urbanos no tiene las prestaciones establecidas en la Ley del Seguro Social, no cuenta con una inscripción voluntaria (en el caso de población no asalariada), no goza de ninguna jubilación ni pensión, no es familiar de una persona dentro o fuera del hogar con acceso a la seguridad social y no es beneficiario de ningún programa social de pensiones para adultos mayores (Coneval, 2014b).

En este rubro destacan como casos positivos las zonas metropolitanas de Monclova- Frontera, Coahuila, donde 72.73% de la población cuenta con seguridad social, Piedras Negras, Coahuila, con 71.63% y Saltillo, Coahuila, con 69.68%. En contraparte, las ciudades pequeñas (a excepción de Piedras Negras, ya mencionado) concentran la mayor población sin acceso a estos servicios, pues casi en su totalidad tienen porcentajes de población en condición de carencia que superan el promedio y, en casos críticos como Moroleón-Uriangato, Guanajuato, este porcentaje alcanza 83.53 por ciento.